TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Se acomodan los tablones y se ordenan los productos encima: quesos, panificación, harina integral, verduras de una huerta, conservas, miel agroecológica, vinos entrerrianos, juguetes, artesanías, tejidos, libros y revistas. Nace una nueva feria en Paraná, impulsada desde la Biblioteca Popular Caminantes, ocupando la calle Gobernador José F. Antelo y un lateral de la Plaza Alemania del barrio Los Gobernadores. Esto ocurre lejos del centro, del puerto y su carpa grande, desde el mediodía hasta la caída de la tarde del sábado 14 de julio.
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«Está desarrollándose lo que esperemos sea la primera feria de economía social y popular, que hemos denominado “Desde el pie”. Surge como propuesta y pedido de emprendedores de la zona, que nos solicitaron que seamos el canal para esto: exponer cosas que la gente hace y vende, y que les sirva para ganarse la vida», le cuenta a 170 Escalones Ricardo Lole Rodríguez, integrante de ese espacio político y cultural fruto de la crisis y las luchas del 2001. Entre la solidaridad y la necesidad, los organizadores se entusiasman con sostener la feria mensualmente hasta fin de año, en el marco de los festejos por los quince años de la Caminantes. «Vemos que es un reclamo cada vez mayor: la gente se queda sin laburo y tiene que resolver el día a día», subraya Lole. En esa misma plaza funcionó, hace muchos años, un club de trueque que la comisión vecinal piensa reinstalar los días domingos. Esta feria de sábado, en cambio, plantea en su espíritu que los participantes sean emprendedores: «lo más genuino posible en relación a que pase de la mano del productor al consumidor», define Lole.
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«Hicimos bien en suspender por mal clima la semana anterior», comenta Silvina, desplegando su sillón y sumándose a una ronda de mates bajo la caricia del sol invernal. Entre los vecinos que producen e integrantes de la biblioteca se formó el núcleo inicial; luego, la convocatoria se amplió a un conjunto de gente que habitualmente expone en la feria de Salta y Nogoyá o en las carpas de emprendedores que suelen montarse en el centro y en la costanera. «Pedimos que traigan tablón, nosotros no cobramos nada, aunque está la idea de rifar productos que han ofrecido algunos feriantes para un mínimo fondo de logística», señala Lole.
«Me gusta el crochet», confiesa Rosana, que participa por primera vez de una movida semejante. Sin mesita ni tablón, tiró la manta bajo un árbol donde desplegó sus tejidos. La mujer de 37 años vive a pocos metros de la plaza. Guillermo, en cambio, llega desde Colonia Celina, donde tiene media hectárea en la que cultiva su huerta. «Toda esta producción es mía: calabaza, zapallo, rúcula, acelga, lechuga, ajo», dice el hombre de 64 años que suele vender por Villa Urquiza casa por casa, transportando un par de cajones en su moto. «Pienso seguir viniendo, hasta ahora va bien, de lo que he traído ya queda poco», anuncia.
A Juan Oriz, integrante de la cooperativa apícola El Espinal, le toca atender su puesto y el de otros productores que no pudieron estar pero enviaron mercadería, como la Escuela Normal Rural Almafuerte. «En nuestro caso la miel es agroecológica, del monte nativo y con un manejo sanitario en el que no usamos remedios químicos. Ofrecemos miel y derivados», explica sobre el trabajo que se produce con un comodato con La Porota, en La Picada. «Tenemos precios de consumidor final para todas las ferias a las que vamos. Un compañero está hoy en el puerto y vale lo mismo que acá: 140 pesos el kilo», detalla Juan, de 34 años. «Este también es mi barrio, yo crecí acá y participé cuando se gestó la biblio», agrega.
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Al sonido de las conversaciones de cada puesto se le suma la música de fondo que provee la biblioteca con un parlante en la calle y, cada tanto, los chirridos del eje de los juegos de la plaza ocupados por los gurises. Por la tarde, Federico Romero -integrante de la radio comunitaria Barriletes- pasea micrófono inalámbrico en mano entrevistando en vivo a los feriantes. Luego, la cuerda Las Dragonas logra mover los cuerpos de todos y todas con su toque artístico, dejando un antecedente cultural para ser replicado en el próximo mes.
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