Pintada con plantilla y aerosol estampada en las baldosas de la Plaza 1° de Mayo de la capital entrerriana. La consigna también se percibe en paredes de calle Corrientes, siguiendo el rumbo que suelen tener las movilizaciones del movimiento de mujeres en Paraná. El objeto de crítica de la consigna es, evidentemente, la institución familiar, de donde surgen gran parte de las violencias contemporáneas.