FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
La costa oeste de Paraná, más allá de Bajada Grande, no representa un paisaje demasiado explorado de la ciudad. A pesar de esto, las construcciones -de ladrillos, maderas o chapas- se extienden allende la última playa pública hasta la entrada a la Laguna Escondida, orillando el humedal con el gran río. En esa traza conviven los ranchos de pescadores con casitas de fin de semana que se han ido edificando, no siempre acorde a la legalidad vigente.
Pablo Russo recorrió el camino de sirga para compartir estas imágenes de la cotidianeidad en el borde occidental paranaense, un lugar que en el imaginario urbano puede ser equiparable al «lejano oeste» de las películas de género; pero que en realidad está geográficamente mucho más próximo que otros vínculos que se generan con el Paraná.
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Una maravilla de registro!