21 de noviembre de 2024

Gualeguay a libro abierto

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO

ENTREVISTAS PABLO RUSSO Y FRANCO GIORDA

 

 

El empedrado de la calle 25 de Mayo, entre Urquiza y Maipú, se transformó en el escenario central de la Feria del Libro Gualeguay 2022. Allí, frente a la Biblioteca Popular Carlos Mastronardi, tuvo lugar el programa central, entre el miércoles 13 y el sábado 16 de abril, aunque las actividades también se extendieron hacia los Altos de Gualeguay, a la vuelta de la biblioteca frente a la plaza Constitución, y hasta la orilla misma del río Gualeguay sobre el viejo muelle de Puerto Ruiz.

 

 

«La más entrerriana de todas las ferias», fue el eslogan elegido por quienes organizaron este evento, a 90 años del primer Salón del Libro de Gualeguay. El 13 de abril fue el acto de apertura con autoridades e instituciones, dentro de la biblioteca, donde también hubo interpretación musical a cargo de Músicos Populares Gualeyos (MPG). Esta feria se presentó como continuidad y puente de lo que desde 1932 se denominó Salón del Libro, una iniciativa de un librero histórico de esa ciudad, Ernesto Hartkopf, quien incentivó y acompañó estos encuentros de abril en su local que existió en calle Chacabuco 24. Destacados escritores participaron de algunas ediciones, como por ejemplo Jorge Luis Borges en dos oportunidades. A pesar de unas breves interrupciones a mediados de los setenta, Hartkopf y su grupo mantuvieron la convocatoria hasta su fallecimiento en 1982. El núcleo joven reunido en la Biblioteca Popular Mastronardi y en la Sociedad de Escritores de Gualeguay (SEGuay, fundada en 1977), le dieron continuidad hasta 1998. Resurgió esporádicamente, en 2002 y 2007, para renacer en el presente 2022. «La feria siempre fue amplia, con participación de autores de otros lados, como Juan José Saer. Este año le sumamos la feria editorial que antes no había, para hacerla un poco más federal y abrir el juego: que a la vez que participen puedan conocer Gualeguay», le indicó a 170 Escalones Gastón Fleita Moreyra, presidente de SEGuay,.

«Los que estamos en cultura tenemos una necesidad de hacer, de difundir, de trabajar por una cultura libre y gratuita. Las editoriales y los libros son el principal motor de una feria, esto tiene un balance positivo desde el momento en que invitamos a participar y todos dijeron que sí», explicó Fleita. La idea de reflotar la feria surgió de una charla con Carlos Zárate, secretario de la Biblioteca Mastronardi. La comisión de la institución tomó la propuesta como un desafío y para que todo salga bien sumaron voluntades: «abrimos el panorama a mucha gente, convocó la biblioteca y otras instituciones participaron de la organización»; aclaró el escritor gualeyo. «Hay una persona que fue fundamental en este armado, que fue Roberto Romani, sin quien no podríamos haberle dado la impronta que le dimos. Él marcó la decisión de que el libro sea el protagonista y no el espectáculo. Romani ha sido una guía espiritual (de esta feria)», compartió Fleita.

Desde el jueves, los puestos armados frente a la biblioteca, con editoriales y libreros llegados desde diversos puntos de la provincia al viejo refugio literario de Juan L. Ortiz, Emma Barrandeguy y Carlos Mastronardi, desplegaron sus materiales impresos en mesas debajo de gazebos de los que colgaban guirnalda de luces. Desde el edificio de enfrente, la música contribuía al clima de fiesta en esa arteria cortada al tránsito vehicular durante las tardes. Mientras al aire libre la gente hurgaba en las ediciones expuestas y conversaba con los puesteros, dentro de la biblioteca ocurrieron una serie charlas, recitales y presentaciones de libros que, a medida que sucedían, profundizaban el sentido del encuentro cultural. Dentro del shopping Altos de Gualeguay quedó inaugurada la muestra de fotografías de esténciles de Paraná «Huellas en la piel de la ciudad», de 170 Escalones. Ese día también hubo conferencias, un taller de poesía, presentaciones de libros y un cierre de jornada con un concierto poético.

 

 

El viernes por la mañana y durante la primera parte de la tarde, el epicentro de las actividades se trasladó hasta Puerto Ruiz, donde a las propuestas literarias se le sumó la oferta de la feria de emprendedores locales -fue un éxito la oferta de sábalo y boga a la parrilla-, en el marco de un otoñal día soleado. Por la mañana, la voz de Juan L. Ortiz, reproducida desde la digitalización de unas viejas cintas, resonó entre los antiguos galpones del muelle de cemento, amenizando las lecturas de puesta en valor de los poetas locales. «La feria no se podía privar de hacer algo en Puerto Ruiz, cuna de grandes poetas y un sinfín de músicos y cantores populares que convirtieron este lugar en un epicentro de la literatura entrerriana», dijo Fleita Moreyra sobre esta extensión hacia la reconocida zona portuaria, cuya logística estuvo a cargo de la Biblioteca Rosendo Taborda, dependiente de la Administración de Puerto Ruiz. También hubo presentaciones de libros con el río como testigo y, por la tarde, una mesa de intercambio en producción editorial dentro de la Mastronardi, además de un seminario-taller sobre literatura gualeya. La noche cerró con el espectáculo teatral Las puertas de Emma en la Sala Liebre de Marzo y una Tras(la)noche literaria: lecturas, performance y recital acústico de 5 esquinas en la biblioteca.

La última jornada, el sábado 16 de abril, contó con las mesas «Los Fray Mocho de Gualeguay», «Poesía gualeya» y «Narrativa gualeya», presentaciones de libros, feria en la calle y un cierre musical a cargo de Hugo y Celestino Mena, con la conducción de Roberto Romani.

 

 

«Como balance nos queda la gratitud a todos los autores y editoriales que vinieron a Gualeguay, a todas las personas que formaron parte. Sin ese apoyo, reconocimiento y acompañamiento la feria hubiese sido imposible», expresó Luisina Viviani, presidenta de la Biblioteca Mastronardi. «Nos queda la felicidad de haber cumplido con un sueño, porque era utópico, pero se logró. Una persona sola no puede hacer nada, cuando se trabaja en equipo y cada quien entiende cuál es su mejor aporte y colabora con eso, las cosas salen realmente bien y eso fue lo que pasó este fin de semana», añadió. Para Viviani, se cumplió con la idea de sacar los libros a la calle, ya que la exposición al aire libre generó una dinámica distinta. «Se disfrutó, se asoció el goce a la lectura y se compartieron las artes que rodean a la literatura», resumió Luisina, que ya se entusiasma con la edición 2023. «El objetivo es que permanezca en el tiempo y que en Semana Santa la gente se acostumbre a que seamos sede de una feria. Estamos felices de haber sido ambiciosos y haber logrado poner la literatura a rodar en la calle para que las personas se la apropien y sean partícipes», finalizó.

 

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