Al odio fascista, furia feminista

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS STEFANÍA DE LA FUENTE

 

 

La convocatoria había circulado por redes sociales y medios de comunicación. A las 18 del 8 de marzo de 2025 las mujeres y disidencias de Paraná se encontraban una vez más para darle una respuesta contundente a aquella pregunta que surge de algunos sectores: ¿Dónde están las feministas?

Media hora antes del horario acordado las cuadras previas a la plaza 1° de Mayo, punto de partida de la movilización del 8M, se comenzaron a teñir de colores. En Argentina «llevar los colores» es hablar de pasión y de orgullo; los colores «se defienden» porque muestran una fuerza colectiva que reúne conocidos y desconocidos por igual. El violeta en las remeras y el verde en los pañuelos era el aviso de que aquellas personas iban a marchar.

 

 

En la esquina de calle Urquiza y Corrientes una ronda de tambores daba la bienvenida y dos mujeres tomaban el centro de la escena para exhibir sus consignas: «Vivas, libres y poderosas», «Nada de nosotras sin nosotras», dos frases que pueden condensar el reclamo del que está teñido este Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

A lo largo de la cuadra comenzaron los encuentros. La gente se fundía en abrazos; dos amigas terminaban de pintar sus consignas; un grupo de estudiantes desplegaba letras en el piso formando la palabra «hartas». Las organizaciones sociales cantaban sus reclamos; al lado de una pila de mochilas dos niños jugaban a la pelota y las niñas llegaban con sus carteles decorados en casa, que demostraban la preparación previa y permitían imaginar el escenario posible de una infancia sin temor.

 


Siempre presentes

Entre las banderas desplegadas estuvieron las imágenes de las que no están. Brenda Alvarenga tenía 33 años y había denunciado violencia de género por parte de su expareja, a quien le había interpuesto una medida de restricción que el hombre incumplió el 7 de junio de 2024 cuando ingresó a la vivienda de Brenda por la ventana, en el Barrio Paraná XVI. El único testigo fue un niño de 10 años.

El mismo día en que mataron a Brenda desapareció Susana Altamirano. Cinco días después, el 12 de junio de 2024, se supo que había sido víctima de femicidio en manos de Miguel Ángel Pellegrini, quien ya tenía antecedentes por intento de abuso sexual y privación ilegítima de la libertad en Viale.

Julieta Riera tenía 23 años cuando fue arrojada de un octavo piso, en abril de 2020 en el centro de Paraná. Por el femicidio fue juzgado Julián Christe, aunque luego obtuvo el beneficio de prisión domiciliaria y más tarde se dictó la suspensión del proceso para determinar su responsabilidad, dejando el caso nuevamente interrumpido. Familiares y amigues de Julieta se hicieron presentes y portaron carteles pidiendo justicia, cinco años después.


Estar acá no da lo mismo

«Ya lo ves, que estar acá no da lo mismo. Ya lo ves, que acá nos une el feminismo» cantaban las integrantes de la batucada que acompañó a las columnas que comenzaron el recorrido por calle Corrientes. Y claro que no da lo mismo volver a las calles, decirse presentes, cuando la invisibilización cobra fuerza oficial.

A través de un posteo en redes sociales, la cuenta de Casa Rosada publicó un video en donde afirma que el gobierno nacional ha conseguido disminuir los casos de femicidio y que las mujeres han sido las «más beneficiadas» con sus decisiones lejanas a lo que llaman «ideología de género». Sin embargo, están a la vista las consecuencias de la ofensiva directa contra las políticas de prevención y de acompañamiento en casos de violencia de género, abuso o trata de personas; así como los efectos reales del discurso de odio, que ha gestado crímenes contra la diversidad. En el contexto de un gobierno que ha declarado ante el mundo considerar que la homosexualidad es sinónimo de pedofilia, se han recrudecido los ataques lesboodiantes.

El observatorio de las violencias de género Ahora que sí nos ven, donde se relevan, analizan y posteriormente visibilizan estos casos, informó que entre el 1 de enero y el 27 de febrero de 2025 hubo cincuenta y dos femicidios, dejando un promedio de un femicidio cada veintisiete horas en lo que va del año. Además, relevaron sesenta y nueve intentos de femicidio y el dato de que el 19% de las víctimas había realizado al menos una denuncia previa y el 15% tenía medidas de protección.

Pero Javier Milei no fue el único blanco de los reclamos. El gobernador de la provincia, Rogelio Frigerio, también fue señalado entre los carteles y los cánticos que denunciaron la precarización y la pobreza a la que se ve sometida toda la población y que pega de lleno en las mujeres y diversidades, por ser constante territorio de recortes.

La concentración ya estaba frente a Casa de Gobierno, con su frente iluminado de violeta, cuando se dio comienzo a la lectura del documento final, redactado en conjunto por diferentes actores sociales de Paraná. En el texto se declaró: «Seguimos marchando porque con las políticas de hambre que Milei y Frigerio implementan, y los derechos que nos quieren quitar, somos las mujeres y disidencias les más perjudicades, ya que la feminización de la pobreza, las violencias, femicidios y travesticidios han aumentado un 33% en el último año. Todo esto acompañado del cierre y desmantelamiento de organismos claves como el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, el INADI, y el intento de dar de baja logros históricos, como la Ley de Identidad de Género, la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la ley de Cupo Laboral Trans y Cupo Laboral para personas con Discapacidad».

 

 

Con las viejas no

El reclamo de les jubilades fue uno de los puntos fundamentales de la movilización tras las noticias que llegan desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde semana tras semana las fuerzas del Estado reprimen la movilización de les viejes que piden lo básico para la vida: derecho y dignidad.

En otro fragmento del documento se señaló que «eliminar la moratoria previsional es un crimen social. Milei quiere condenar a miles de trabajadoras a una vejez de pobreza y mayor explotación Hoy, 9 de cada 10 trabajadoras dependen de esta moratoria para acceder a una jubilación. Exigimos la prórroga sin fecha de caducidad, que se componga el haber mínimo y se establezca como piso móvil la canasta jubilatoria».

Las históricas feministas, algunas reunidas en la agrupación La Re-Vuelta de las Viejas, vestidas con pecheras violetas, acompañaron la marcha en Paraná, cantaron, bailaron y saltaron junto a las más jóvenes que, en muchos casos, marchaban por primera vez.

A las ocho de la noche el sol ya se había escondido, el viento comenzaba a soplar y la gente no se movía de plaza Mansilla. Las consignas seguían en alto, las banderas firmes como la lucha y el enojo se había transformado en danza libre, en movimientos nacidos desde lo más profundo de los cuerpos que recibían la energía del encuentro, del lugar seguro y cargaban potencia para volver a construir la marea verde y violeta. ¿Dónde están las feministas, entonces? Ya lo dijeron, acá están.

 

 

Si te interesa lo que hacemos, podés suscribirte a la revista o convidarnos un matecito

Comparte:

te puede interesar

Scroll al inicio