En el jardín delantero de una distinguida casa de la calle San Jerónimo de Santa Fe una extraña criatura mira a los transeúntes con ojos de plástico, detrás de una reja que separa el espacio público del privado. Se trata de una singular especie de dinosaurio realizado con diferentes materiales que van desde fibra de vidrio hasta trozos de piña. El ejemplar es una mezcla de varios tipos de esos seres fascinantes que se extinguieron hace miles de año. En un arrebato de fascinación, quien pase por ahí podrá imaginar un oasis jurásico en pleno centro santafecino.
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