TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO*
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El momento es incierto, aunque la percepción más compartida es que «el tema cultural» quedará como furgón de cola en cuestión de apertura. En Paraná, quienes sostienen espacios independientes del Estado que son faro de las artes escénicas, de actividades musicales, audiovisuales o de encuentro y formación, plantean sus expectativas y posibles adaptaciones ante el panorama de los próximos meses.
La Fundación Centro Cultural La Hendija propuso tomar un protocolo sanitario elaborado en la provincia de Chubut. Armando Salzman aclaró que el mismo «está pensado fundamentalmente para que los talleristas puedan recuperar su ingreso, que ahora están en la lona y sin ningún apoyo del Estado; y también funciones de teatro para que directores, actores y técnicos puedan trabajar. Además, para que la gente realice una actividad que es bastante más sanadora que quedarse encerrada». La fundación, en este momento, se sostiene gracias a la Editorial La hendija que mantiene su venta electrónica y realiza preventas de futuros títulos, así como desde la Unidad de Vinculación Ecológica, de la cual participa. El asunto, piensa Salzman, depende de que las autoridades de Cultura y el Ejecutivo tengan voluntad para impulsarlo.
Valeria Folini, de la Escuela del Bardo –perteneciente a la Asociación Civil El Bardo- sabe que no hay certezas sobre posibilidades de reabrir y dar clases, pero destaca que en la provincia de Salta los artistas ya están exceptuados para estas actividades. «En relación a los espectáculos pensamos la sala de la escuela como un aula teatro, un espacio que puede tener actividad con público en una función pero en el contexto de una actividad pedagógica, no como sala de espectáculos convencionales. Ahí nosotros imaginamos que podemos tener más libertad porque podemos distanciar a la gente, pero todo esto son elucubraciones nuestras porque no estamos yendo ni a ensayar ni a hacer ningún tipo de actividad en la escuela. Lo que queremos, claramente, es volver a trabajar, ensayar y dar clases», señaló Folini.
Juan Carlos Gallego, de Arteatro, comentó que hay una red de teatreres en Paraná en la que están todos muy conectados tratando de buscar estrategias colectivas. «Debatimos mucho, hay posturas distintas, sabemos que el covid ahora no está circulando por nuestra provincia pero que tenemos que respetar las reglas y que es importante cuidar al otro», indicó a 170 Escalones. En Arteatro no tomaron ninguna medida más que cerrar: no dan clases on line ni venta anticipadas de entradas. «La sala se mantiene con alumnos de teatro que seguramente van a volver a las clases ni bien se restituya todo esto. Estamos esperando y siguiendo las medidas de seguridad pertinente. Estamos conversando con los compañeros para tener una estrategia conjunta. Es importante que sea una cuestión colectiva y no que cada uno haga lo que se le dé la gana de la forma que quiera», argumentó. Durante este tiempo, Gallego se dedicó a pintar, arreglar y pulir los pisos del espacio. Por otro lado, Arteatro solicitó un subsidio Plan Podestá al Instituto Nacional del Teatro.
«Teatro, música, es lo último que se va a ir habilitando en todo el país», subrayó Jesús Fercher. «En Arandú decidimos continuar con unos workshops que venimos haciendo hace tres años, de antropología teatral, entrenamiento físico y vocal del actor; lo hicimos de manera on line, anduvo muy bien con muchos participantes guiados por profesionales de capital federal. Continúa el mismo grupo los jueves entrenando una hora, y estamos armando un nuevo workshop para el 23 y 24 de mayo», detalló. De ese encuentro por videoconferencia se ocupará Ariana Caruso y está destinado a artistas escénicos. Mientras, aclaró, van estudiando otros protocolos del país pensando en armar algo. «Todo depende de cómo vaya procediendo el Estado en decisiones, definiciones, nuevas aperturas de la cuarentena. Algunos piensan en agosto, otros en el año que viene», deslizó en un amplio espectro de fechas tentativas.
Desde Tierra Bomba, Nico Chemez calculó que el asunto se estira hasta la primavera: «Tenemos la esperanza, la expectativa, de poder regresar en septiembre u octubre, seguramente con algún formato diferente, más reducido de lo que hicimos hasta el momento». Agregó que «mientras tanto seguimos abocándonos al proyecto, programando lo que queda del año dentro de este contexto mundial adverso, sin abandonar la idea de llevar hasta las últimas consecuencias el concepto de Tierra Bomba, con la convicción de que la cultura y el arte son fundamentales para la sociedad que imaginamos y en la que nos gustaría vivir». Para solventar algunos gastos que genera el espacio, ofrecen clases particulares y talleres virtuales.
«Nosotros dependemos sustancialmente del producto. Mientras no se libere de afuera y de Buenos Aires, que son los lugares que les interesan a las compañías que distribuyen las películas, va a ser muy difícil la vuelta», disparó Tony Álvarez, dueño del Cine Rex y Cine Círculo. «El peor problema de la vuelta es lo económico. En virtud de palear un poco la dificultad es que estamos haciendo -no por idea original nuestra, sino que lo hemos copiado de otros lugares- la venta de entradas (a futuro) con un precio reducido, la venta de pochoclo y, como hay un restaurancito pequeño en la parte de abajo del Círculo, delivery de comidas. Estamos rebuscándonos con esas cosas, tratando de sostenernos», contó. Mientras tanto, el Rex permanece cerrado por completo. «Esto cambia todos los días, no se sabe qué pasará. El problema es monetario, porque en el camino va a quedar mucha gente, que es un temón», auguró Álvarez.
Desde un espacio más modesto pero que también funciona como centro cultural, el Casal de Catalunya espera las autorizaciones para volver a las convocatorias. «En actividades de pocas personas se irán aplicando protocolos cumpliendo todas las recomendaciones vinculadas a higiene, seguridad y salud», remarcó Mercedes Porqueres, referente de la institución que representa a la colectividad mediterránea. «Por ejemplo, las clases de lengua y el taller de bolillos, que son adultos, se pueden separar por grupos. En cuanto a espectáculos o actividades culturales que reúnen mayor cantidad de público, esperaremos a la autorización de los gobiernos o hasta que la pandemia pase», añadió. Por lo pronto, desde el Casal están trabajando la forma de difundir la cultura catalana de manera virtual, como hicieron respecto a la tradicional celebración de Sant Jordi.
Las medidas preventivas también dejaron dos nuevos espacios en suspenso. En Casa Boulevard, el espacio que viene construyendo Silvina Fontelles desde hace unos años, funcionará la Sala Metamorfosis, de la Asociación Civil que nació en 2001 y que en mayo de 2019 dejó el tercer hábitat de su recorrido. «Estamos avanzados. Es un lugar con dos salas que va a quedar maravilloso», anticipó Cristina Witchi. «Falta poquito, la fachada y unas puertas especiales de la sala grande. Nuestros esfuerzos, en este momento, están concentrados en poder terminar para inaugurar cuando toda esta situación nos lo permita, porque amerita una buena fiesta con corte de calle. La pensábamos para junio y ahora será a fin de año, o en verano, no sé. Mientras tanto, seguiremos con todos los protocolos que marquen desde el Estado», dijo Witchi.
Sergio Otero y Elina Aguilar estaban acondicionando su hogar para convertirlo en usina creativa y espacio de formación. Hábitat Kudú, es el nombre que pensaron para esta casa-taller. «A raíz de la pandemia resignificamos el espacio. Los talleres estaban perfilados a las artes visuales, pensados de manera presencial», aclaró Otero. Uno de ellos, dedicado al diseño y desarrollo de proyectos culturales, se replanteó para ofrecerse de modo virtual y poder comenzar con la idea del espacio dedicado a la experimentación: Taller Matriz – herramientas para el diseño, desarrollo y gestión de tu proyecto cultural, estará coordinado por Gerardo Dayub, Norma Bernardini y Sergio Otero en junio próximo. «Pensamos generar una comunidad cultural en la que se compartan saberes de manera fluida y en un ámbito hogareño. Durante la cuarentena, seguimos preparando el espacio para recibir interesados cuando se nos permita y la gente ya pueda salir de sus casas. Vamos a tener en cuenta la higiene y no aglomerar personas, pero de todas formas la idea es trabajar de manera más íntima, más de entre casa, porque no es un espacio convencional de aprendizaje», aclaró.
Estas voces aquí reunidas representan solo a algunos de los múltiples espacios culturales de Paraná que trabajan de modo privado, independiente, muchas veces autogestivo y hasta comunitario. ¿Qué pasará con la gente cuando se reabran los centros culturales y salas de espectáculo? ¿Cómo volverán a ocupar los espectadores y las espectadoras aquellos lugares que proporcionan la experiencia social de compartir las diferentes ramas artísticas en cuerpo presente? ¿Cuántas personas quedarán dispuestas o en situación, después de la pandemia, de no tener que recortar sus gastos culturales del presupuesto y así contribuir, también, al funcionamiento de estas fuentes laborales?
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*Integrante del PID 3181 (FCEDU / UNER) «Escenas de la música urbana. Experiencias históricas y actuales del rock-pop en Paraná»
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