TEXTO Y FOTOGRAFÍAS JOHANNA PELTZER
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Los reclamos y las manifestaciones a favor del proyecto de ley para la protección de humedales tuvieron protagonismo este sábado en todo el país y Paraná no fue la excepción. Con una convocatoria diferente, la Plaza de las Colectividades se llenó de bicicletas con carteles que rezaban «ecocidio» y «#LeyDeHumedalesYA».
Cuando las nubes se corrieron y el sol de las cinco de la tarde empezó a calentar, caminando, en auto o sobre ruedas comenzaron a llegar los manifestantes. Lo particular fue el color y el folklore de la convocatoria. De por sí iba a ser diferente por las bicicletas y los barbijos, pero lo llamativo fueron las personas: no resaltaron partidos políticos, sino jóvenes y niños.
La participación de los más pequeños fue clave. En sillitas o en sus propios vehículos, cargaron letreros y concentraron. «A la marcha me trajo ella. Se enteró y me invitó a venir», dijo un abuelo que estaba con su nieta de unos nueve años. «Es fundamental cuidar nuestro medio ambiente y quiero inculcárselo desde chica», indicó un padre con su hija de cinco que, esbozando una sonrisa por detrás del tapaboca mal puesto, agregó: «Al cartel lo hice con la ayuda de mi mamá».
«Esto tiene que interpelarnos a todos, no a unos pocos. Pero dicen que cuando hay uno, hay un millón. Y si acá hay diez personas, significa que somos diez millones y eso es lo importante», señaló Clarisa, que con su colorido cartón de «No resistir es no pensar”» encabezó la salida junto a dos agentes del cuerpo de inspectores de la Municipalidad de Paraná que ayudaron a ordenar el tránsito.
Sin prisa pero sin pausa, los manifestantes pedalearon por las avenidas Laurencena, Uranga, hasta la intersección con Blas Parera. Cuando los tres accesos a la capital entrerriana fueron bloqueados para dar la vuelta, se sintieron los bocinazos. Como molestia, como apoyo, pero se sintieron y a cada estruendo se levantaban manos y había gritos.
Los convocados siguieron en dirección al Túnel Subfluvial y ni las ambulancias que pasaron con urgencia detuvieron la marcha. Al llegar a la entrada, comenzaron los discursos. Todos escucharon atentamente y aplaudieron, pero quién se llevó todo el reconocimiento fue Blas Zapata, personaje característico de nuestra ciudad que también participó.
«Que no ensucien mi suelo, un lote de cuatro mamones, porque aquí, aquí adentro hay diez facones si quieren. Que no se envenene los ríos, que no se contamine el aire, que no se maten los montes porque eso es matar a escondidas y así abochornan la historia», recitó mientras la gente se rompía las manos aplaudiendo.
Quién sabe si las personas que circulaban en auto y recibían los panfletos se interpelaban de lo que estaba pasando. «Recién cuando el humo llegó a la ciudad la gente se indignó. Ahora que terminaron las quemas, la convocatoria es menor y no está bien porque pasa a ser el problema de alguien más», reflexionó Laura.
En la Multisectorial por los Humedales de Paraná predomina la juventud, movilizados desde pequeños por el tema. «Mi padre y mi madre son biólogues y viene un poco por ahí. Además, mi abuela militó por lo del Paraná Medio así que lo llevo bastante presente en mi vida», destacó Ireí. «Con el artivismo se llega más y es una forma de reclamar a través del arte», subrayó Alicia. «Siento que somos poquitos todavía y debemos entender que la naturaleza es algo de todos», cerró Enzo.
La desconcentración se hizo tranquila. Con los panfletos y los carteles al hombro, cada uno por su lado y de regreso a su casa, con las expectativas de que los legisladores nacionales den dictamen y en el 2021 se pueda tener una ley que proteja la flora y la fauna de nuestro país.
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