TEXTO Y EDICIÓN DE AUDIO PABLO RUSSO*
.
Una efeméride musical es la excusa para viajar en el tiempo hasta la ciudad de Concordia. Más precisamente al barrio de la estación del ferrocarril, donde durante las noches del 8 y 9 de diciembre de 1995 tocó Patricio Rey y sus redonditos de ricota, en las únicas dos presentaciones de la mítica banda de rock argentino en territorio entrerriano, en una disco que se llamaba Costa Chaval, ante unas dos mil personas por noche.
Esos dos conciertos marcaban el cierre de la gira Lobo Suelto / Cordero Atado, disco doble editado en 1993. Fueron 16 presentaciones en cinco ciudades, que había arrancado en el estadio de Huracán el 19 y 20 de noviembre de 1993. El tour siguió por Rosario en diciembre y luego pararon hasta mayo, donde tocaron otra vez en Huracán (en coincidencia con un recital de Los Ramones en Velez). En agosto del 94 habían metido tres presentaciones en la disco Go! de Mar del Plata y en diciembre vuelven al Tomás Adolfo Ducó de Parque Patricios. En el 95 se metieron a grabar Luzbelito y recién suben al escenario en agosto, en L´etoile de San Carlos. Siguieron tres fechas en Mar del Plata, en octubre, y terminaron la gira en Concordia.
Con los toques en Costa Chaval, el Indio regresaba a su Entre Ríos natal después de casi 47 años. Un velo de misterio recubre todos los orígenes. Contribuye, claro está, a conformar parte de la leyenda. Esa misma en la que se apoyó en su ascenso la figura del Indio Solari y del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, desde los sótanos contraculturales de los años 70, hacia las convocatorias masivas en estadios de fútbol de fines de los 90 y los mega eventos de su etapa solista con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Se sabe que hay muy pocas referencias de Carlos Alberto Solari sobre sus primeros años de vida en Paraná. Se sabe también que nació en la capital entrerriana en 1949, mientras su padre se desempeñaba como jefe del correo.
Algo de toda esa historia se desempolvó en abril de 2014, cuando presentó Pajaritos, bravos muchachitos ante casi doscientas mil personas en el Hipódromo de Gualeguaychú. Por entonces, entre las noticias que rondaban al show, se destacaba que el gobierno provincial (impulsor del regreso de Solari al pago muchos años después del recital en Concordia), le entregaba al artista una copia enmarcada de la partida de nacimiento, como recuerdo de su origen. Fue a principios de 2019 que se publicó Recuerdos que mienten un poco, la biografía de 800 páginas en base a conversaciones con el escritor Marcelo Figueras. Entre los diversos temas que aborda el libro (cuyo título precisamente remite a «Perdiendo el tiempo», cuarto corte de Lobo suelto – Cordero atado volumen 2), el Indio comparte algunas reminiscencias de sus momentos de infancia. Es decir, cuando el Indio era un gurí.
¿Cuántos de aquellos recuerdos serán reales, transmitidos, reconstruidos, inventados? En el «Prefacio / advertencia», Solari aclara que el libro es apenas su versión respecto de la vida que le tocó en suerte. No se trata de una verdad unívoca, ya que «pocas materias son más plásticas, más maleables, que la memoria». Ella es lo que uno recuerda, pero al mismo tiempo es lo que uno cree que recuerda, y además lo que dice que recuerda, añade Solari.
Costa Chaval era un boliche que quedaba en unos galpones entre las calles Pedro del Castillo, Espino, Avenida Robinson y Colón. El lugar comenzó a funcionar mediados de los noventa y se sostuvo hasta los primeros años del siglo XXI. Allí hubo muchos recitales, además de peñas interfacultades y fiestas temáticas. Ese mismo año, además de los redondos, tocaron, entre otros, Los Pericos, Los Cadillacs, Memphis y La Zimbabwe.
Lo que quedaba del siglo fue transformando las presentaciones de los redonditos de ricota en espectáculos cada vez más masivos y a la vez marginales en cuanto a la composición variada de su público, integrado por la gran murga de los renegados del exacerbado neoliberalismo en sus horas finales. En agosto de 2001 se produjo, sin saberlo entonces, la última presentación de Patricio Rey en el Chateau Carreras (Córdoba). El recital anunciado para el 19 de diciembre de ese año, que ya tenía los afiches diseñados por Rocambole, nunca ocurrió. Otras emergencias marcaron la agenda de aquellos días de estallido popular.
El regreso del Indio a la provincia de Entre Ríos ocurrió con Los fundamentalistas del aire acondicionado, en 2014, en Gualeguaychú. Skay Beilinson, por su parte, tocó en el Club Echague de Paraná en 2017.
Para hacer memoria, en este podcast de 170 Escalones Radio conversamos con el periodista y editor de Cultura y Espectáculos de Página 12, Eduardo Fabregat. Además, apelamos a los recuerdos de aquellos que vivieron la previa en las afuera de Costa Chaval o quienes estuvieron en los vaivenes del pogo de «JiJiJi», que pocos años después se convertiría en el más grande del mundo. En esa búsqueda, nos encontramos con la curiosa presencia de un espectador de camisa que, claro está, usó esa prenda de vestir por última vez.
*Integrante del PID 3181 (FCEDU / UNER) “Escenas de la música urbana. Experiencias históricas y actuales del rock-pop en Paraná”
Que días inolvidables, cuando sé viajaba a todos lados, casi como una religión, creyendo en cambiar el mundo, desde ya no ocurrió, pero valió la pena x lo menos soñarlo.
Es verdad éramos tan felices en esas primeras misas, tocaban los redondos y no existía nada en el mundo que opacara esos dos dias