TEXTO FRANCO GIORDA
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Los nombres propios que designan el espacio público aportan capas importantes de sentido. Al respecto, entre otras cuestiones a observar, en la nomenclatura de las calles se hace patente la desigualdad de género. La poca cantidad de arterias con nombre de mujer es el signo de una injusticia estructural.
La docente y poeta María Mercado Doval ha publicado Mujeres en las calles. El nomenclador urbano desde una perspectiva de género para ocuparse del asunto. El trabajo fue editado a fines de 2020 por la Editorial Municipal y recopila las historias de vida de las mujeres que dan nombre y significación a los espacios comunes de la ciudad. La edición cuenta con un texto preliminar de la subsecretaria de Cultura de la Municipalidad de Paraná, Carina Netto. La ilustración de tapa es una obra del artista plástico Francisco Vázquez.
Lo interesante es que, justamente, la mayoría de las mujeres que aparecen en las calles no obedecieron los mandatos patriarcales (que las recluye al hogar) dado que conquistaron libertad y protagonismo en las esferas pública, científica, educativa, artística, política, entre otras. También están nombradas, a manera de homenaje, las víctimas de la violencia machista, como los casos de Priscila Hartman o Miriam Ibarra, asesinadas por su condición de mujer.
Inscrita en el urbanismo feminista, María Mercado se ha dedicado a investigar en profundidad la realidad local en relación al panorama que se observa en los carteles indicadores. De este modo definió cuántas calles hay con nombre de mujer y qué porcentaje representan en el nomenclador. Además, se propuso armar la biografía de cada una de las mencionadas para «lograr que el nombre de estas calles se vuelva familiar pero también saber quién era, por qué lleva una arteria su nombre, en qué se destacó, qué bien hizo por el B° para que se la honre de esa manera. Porque tener una calle no es solamente eso, es comenzar a aparecer en direcciones postales, en boletas de impuestos, en DNI, en padrones, en todo lo que hace a la vida social. No es lo mismo vivir en la Calle P de Bajada Grande que vivir en la calle Claudia Rosa, vaya enorme ejemplo», expresa la autora en la Introducción de la obra.
Al momento de cerrarse la edición del libro, el nomenclador de la ciudad contaba con 106 mujeres. Ese número representa el 6% del total de las calles. Entre la publicación de la obra y la presente nota, el Concejo Deliberante aprobó sendos proyectos para incorporar dos nombres más.
Uno es el de María Lourde Cura, una denodada proteccionista de los árboles de la ciudad. Su nombre fue promovido por vecinos del barrio Villa Uranga y la iniciativa fue autoría de los concejales Sergio Granetto, Sergio Elizar y Fernanda Facello (Frente Creer Entre Ríos). María Lourde fue presidenta de la Asociación Amigos del árbol durante largos años; en 1992 fue designada inspectora en el programa municipal Cuida Árboles-Inspectores Honorarios y en 2017, un año después de su muerte, se bautizó también con su nombre al Vivero Municipal. Es autora de los libros Paraná y sus monumentos vegetales (1999) y Los árboles en la Biblia (2009). Su conocimiento del arbolado urbano era notable y se destacó por su compromiso inquebrantable en la preservación de los espacios verdes y los ejemplares históricos. Siempre dio batalla contra la extracción, las podas innecesarias y la falta de atención. Es ineludible vincular su legado al actual debate suscitado en relación al ensanche de bulevar Racedo y la potencial tala de los frondosos árboles que se encuentran en la arteria.
El otro nuevo nombre en las calles de Paraná es el de Eloisa Paniagua, víctima de la represión estatal en el marco del Argentinazo en las jornadas del 19 y 20 diciembre de 2001. La calle del barrio Maccarone donde vivió con su familia hasta el momento que la asesinaron cuando tenía 13 años ahora lleva su nombre.
Otra víctima de aquellos días, Romina Iturain, también tiene su calle en cercanías del Parque Humberto Varisco. La joven que en aquel entonces tenía 15 años cayó muerta luego de que una bala de la policía apostada en la puerta del hipermercado Walmart la alcanzara cuando estaba tomando mate en la casa de su prima en cercanías del lugar.
Un dato revelador que aporta el libro de María Mercado es que hay una sola avenida en toda la ciudad nominada con nombre femenino; se trata de Francisca Arias de Larramendi. Este corredor es la continuación de Laprida, desde Anacleto Medina hasta la rotonda ubicada frente al río, en el barrio Bajada Grande, donde confluye con avenida Estrada. Promediando su recorrido puede visualizarse la figura en mármol de otra mujer: Gregoria Pérez de Denis. Se trata del único monumento de cuerpo entero de una mujer real que se encuentra en la ciudad.
María Mercado desglosa el nomenclador de Paraná del siguiente modo: Paranaenses (45), Entrerrianas (10), Argentinas (37) y Mundiales (14). Entre las mujeres de Paraná, se encuentran la historiadora Ofelia Sors; las escritoras Carmen Segovia García, Zulma Celia Geller Gruvman, Ana María Garasino y Eva Flora Laferriere de Riccardini; las vecinalistas Irma Herbel, Silvia Marzo o Delia Costa; las gremialistas Susana Acevedo y Marta Casaschi; las artistas Stella Berduc, Verónica Kuttel, Amanda Mayor o Gloria Montoya; las profesoras Cecilia Broguet Bressoud, Claudia Rosa, Celia Ortíz; la médica Marta Olagüe, la bioquímica María Susana Dubois, entre varias más. De cada una, hay una reseña biográfica y en algunos casos se suma el testimonio de amigos, amigas, familiares, compañeros y compañeras de trabajo o militancia.
Otra indicación de la autora es que las calles femeninas, salvo excepciones, no suelen encontrarse dentro de los bulevares. Entre las pocas calles céntricas, se menciona a Gregoria Matorras, madre de San Martín, que tiene la extensión de una cuadra; también está presente Remedios de Escalada, esposa del Libertador; de dos cuadras en la zona de la Terminal de Ómnibus. Estas referencias reunidas se conjugan en una trama significativa influenciada por el patriarcado.
El libro Mujeres en las calles es una manera de hacer consciente un estado de cosas y al mismo tiempo una invitación a reflexionar (e incluso accionar) en un contexto de desigualdad. Es una vía para conocer críticamente la historia y sentirse interpelado. Por un lado, dice: «Precisamos, como ciudad, narrar una historia colectiva en la que las mujeres estén presentes, así como identificar mujeres que nos puedan servir de referencia en la construcción de nuestras identidades». Por otro lado, sostiene que «contar las historias de las mujeres que dan nombre a las calles de Paraná no es únicamente hablar de ellas: es también hacerlo, en cierto modo, de las ausentes: de aquellas a las que una cultura presidida esencialmente por valores masculinos ha decidido mantener en una zona de sombras».
La propia Mercado se hace cargo del asunto y antes ingresar al desarrollo de la obra propone una lista de nombres que incluyen a Josefina Zubizarreta, Elida Guzmán, Marcelina Atencio, La loba, Iris Estela Longo o Rita Rausch con sus respectivas reseñas que justifican su futura incorporación al callejero paranaense.
EN PARALELO
En este marco, cabe también señalar que, con el objetivo de «incorporar principios de equidad y paridad de género a la nomenclatura de calles y espacios públicos» es que las concejalas Luisina Minni, Ana Ruberto, Fernanda Facello Gerez y Susana Farías elaboraron un proyecto de ordenanza que fue aprobado el 27 de noviembre de 2020 por el Concejo Deliberante. La iniciativa consiste en una modificatoria de la ordenanza N° 9076 que regula el funcionamiento de la Comisión asesora de nomenclatura de calles, lugares y paseos públicos. En este sentido, se resolvió que dicha comisión «deberá estar conformada como mínimo por un 50% por mujeres con el fin de garantizar la equidad de género».
El nuevo texto propone, a su vez, que los nombres de arterias, paseos, plazas, barrios, edificios, bienes públicos observen «perspectiva de género y estar directamente relacionados con el patrimonio institucional, cultural, científico, social, natural e histórico de la Ciudad; guardar relación con nombres de personas relevantes por sus logros profesionales, sociales o personales; o bien revestir una importancia indiscutida en el orden nacional o universal».
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