TEXTO Y FOTOGRAFÍAS JOHANNA PELTZER
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El ensanche de la arteria en disputa ha tenido fuertes vaivenes en tan sólo un mes. De marchas y bicicleteadas, a conferencias y medidas judiciales. Mientras tanto, los vecinos continúan en la contienda por mantener los árboles de la zona y la Municipalidad de Paraná apuesta por mejorar el tránsito e infraestructura de la ciudad.
Racedo, una vía con características diferentes en los tan sólo dos kilómetros que la componen. Desde mano única hasta bulevar con cantero, de casas de familia a comercios, centros culturales, ferrocarril, un escarabajo sobre el techo y ni hablar del tramo de adoquines que hace vibrar el chasis de cada vehículo que pasa.
Esta calle, precisamente el primer tramo que la compone, ha estado en boca de todos en las últimas semanas debido al proyecto de ensanche y repavimentación que quiere ejecutar la Municipalidad de Paraná. Si bien la obra comenzó a estar en agenda desde el pandémico 2020, este domingo se cumple un mes de la primera manifestación pública de los vecinos que se oponen.
Es que, los pobladores de la zona se niegan a que se talen los árboles que rodean la arteria desde avenida Ramírez hasta avenida de las Américas. «Innecesario» era la justificación, «información» el reclamo y «cloacas» el pedido de quienes se autoconvocaron desde entonces en una asamblea que analiza, discute y lleva adelante acciones de lucha.
La chispa que inició el fuego
Fue el miércoles 28 de octubre del año pasado cuando el intendente Adán Bahl compartió el proyecto con las vecinales Olegario Víctor Andrade, Sáenz Peña y Elpidio González. «Es una obra que estaba en los planes desde 1966 y no se hacía», dijo en ese momento el presidente municipal. Días más tarde, hizo la presentación oficial a los medios.
Según rezaba el comunicado, la obra busca «mejorar la fluidez en la circulación». Las calzadas serían dos de 8 metros de ancho continuando con el cantero central de 1,50 metros y habría nuevos cordones cuneta, badenes, desagües, luminarias, semaforización y señalización. Además, al tener que quitar los árboles añejos, se contempla un plan de forestación para «mitigar los impactos urbanos ambientales».
La apertura de sobres para la licitación se hizo el lunes 2 de noviembre: «Es el primer paso», destacó en ese momento Bahl, que casi dos meses después firmó el contrato con la empresa Paulina Castro de Demartín e Hijos S.R.L. El presupuesto es de 72.982.239,47 de pesos y un plazo de construcción de seis meses.
Una unión que hace la fuerza
La noticia del compromiso en papel alertó a los habitantes de la zona y, luego de las fiestas de fin de año, el jueves 7 de enero realizaron su primera manifestación. Se congregaron en las esquinas de Racedo y Rocamora con carteles y pancartas en contra de la quita de las especies verdes. «Pretenden asesinar nuestros arboles añosos que nos protegen y nos dan vida, oxígeno, sombra. Es uno de los pocos pulmones verdes que quedan en la ciudad», argumentó Silvina Grubert, una de las habitantes.
Información: ese fue el pedido de los pobladores, que aseguraban no conocer detalles del proyecto y reclamaban no haber sido consultados, a pesar de que autoridades se habían reunido con las vecinales de la zona. «Nuestros representantes nunca nos comentaron nada, nos enteramos por los medios», indicó Alejandro López, otro de los lugareños.
Ese fin de semana hubo más reuniones y el domingo, además de debate, hubo una intervención artística que convocó público en general. Según un conteo de los vecinos, hay alrededor de 100 árboles de distintas especies en dichas cuadras y a todos se les colocaron carteles de «en peligro», «este árbol no se va» y «últimos días con sombra», tal como lo relató aquella vez 170 Escalones.
Primeras instancias de diálogo
Al otro día hubo una reunión con la viceintendenta, Andrea Zoff, quien propuso suspender transitoriamente la obra para analizar los pasos a seguir. Diego Grubert, vecino, precisó en aquel entonces que era «un impasse». «Los funcionarios verán la viabilidad de dar de baja el proyecto y de reestructurar uno nuevo, porque no se pueden redireccionar los fondos que están destinados a esa obra», explicó.
De todos modos, el jueves 21 de enero el intendente ratificó el inicio de las tareas el lunes siguiente. Lo hizo en una conferencia de prensa junto a otras autoridades donde informaron y contestaron preguntas sobre los pormenores del caso previa reunión con representantes de los actores intervinientes.
«Hay una necesidad de ampliar arterías para mejorar la movilidad», manifestó esa mañana Bahl y quiso llevar tranquilidad a los vecinos: «por cada árbol que retiremos se van a plantar tres especies», dijo. Por su parte, el secretario de Medioambiente de la provincia, Martin Barbieri, también sumó su testimonio: «Apelamos al método de la compensación tres por uno, para mantener el balance vegetal y los pulmones necesarios», detalló.
Por la noche, la réplica fue en la esquina de calle Rocamora, donde los vecinos volvieron a realizar una asamblea y se mostraron «sorprendidos» por la decisión del presidente municipal. «Pensamos que íbamos a dialogar más. Entregamos un petitorio, somos 113 frentistas que firmamos además de un anexo donde hay 789 más. Hablan de la obra en líneas generales y no aclaran qué especies van a plantar», indicó una de las vecinas.
Llegó la acción de la justicia
El viernes 22 de enero, una medida cautelar frenó el comienzo de la obra. La decisión fue adoptada por el camarista Gervasio Labriola a partir de un amparo ambiental presentado por el ambientalista Daniel Verzeñassi. El magistrado dispuso «como medida precautelar la suspensión del inicio de la tala de árboles existentes en bulevar Racedo hasta tanto las medidas cautelares solicitadas sean resueltas». Por su parte, el Municipio comunicó la decisión de respetar el recurso.
Una semana más tarde, Alejandro Cánepa, vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, ratificó la suspensión de la tala de árboles hasta tanto «una sentencia judicial resuelva la cuestión de fondo». El magistrado coincidió con su colega Labriola, renovando la restricción impuesta al Municipio.
Esa misma tarde, vecinos y ambientalistas hicieron la primera bicicleteada como forma de protesta y visibilización. Niños, jóvenes y adultos de la zona y de otros puntos de la ciudad acompañaron el reclamo con carteles, pancartas y mucho color. «No nos vamos a rendir», se escuchó una voz en la largada.
Las miradas puestas en el miércoles
Con el momentáneo freno de las obras, actualmente reina la calma en el conflicto a pesar de que éste sábado hubo una nueva marcha sobre ruedas en la zona. «¿Será la calma que antecede la tormenta?», se preguntó una de las vecinas mientras acomodaba su bicicleta para salir.
Es que, el juez Hugo Rubén González Elías resolvió hacer lugar a un planteo de la Municipalidad de Paraná y generar una audiencia de conciliación ante la medida precautelar. De esta manera, resolvió producir el material necesario a partir de una constatación judicial in situ que será el lunes 8 a las 10 de la mañana.
Allí se convocarán a las partes para hacer un reconocimiento visual y filmado de la zona, que servirá como material de prueba para el día miércoles cuando se haga la audiencia pública. González Elías admitió además la solicitud del estudio de impacto ambiental y el acceso previo a la información.
Así las cosas, las partes se verán las caras nuevamente para recorrer la zona y llevarán sus propuestas al encuentro del día 10. Una dársena para contenedores, estacionamiento prohibido y arreglo de cloacas son algunas de las ofertas de los vecinos. Ensanche, obras pluviales y reforestación con especies autóctonas son algunas proposiciones del Municipio. «Vamos a ver qué pasa», esbozó uno de los afectados.
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