TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Hay cosas que no cambian con la pandemia del covid-19. Entre ellas, la necesidad de información, acompañamiento o auxilio por parte de mujeres que deciden interrumpir sus embarazos o que sufren situaciones de violencia. «Hemos tenido en este tiempo muchísimos llamados, no han bajado para nada: han sido más de cuatrocientos, de los cuales ciento cincuenta fueron de abortos asistidos y el resto para asesoramiento sobre violencias que han estado atravesando», dice Natalia Garay, unas de las dieciséis integrantes de Dora te escucha, organización local que forma parte de Socorristas en red – Feministas que abortamos. Esta grupalidad paranaense lanzó, recientemente, una campaña de financiamiento para poder sostener un espacio físico.
En las marchas y concentraciones son bien visibles. No solamente porque siempre reparten folletería, sino, sobre todo, por sus pelucas rosadas que, desde el Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata en 2015, le agregan un color más al verde dominante con algo de violeta y un poco de naranja. «Somos activistas feministas. Nos articulamos. Pasamos información segura siguiendo protocolos de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Acompañamos a mujeres y otras personas con capacidad de gestar que deciden abortar. Llamanos, no estás sola: 0343-154724949», comunica la descripción de la página de Facebook de Dora te escucha, que toma el nombre de Dora Coledesky, «pionera de lucha por el aborto legal en la argentina», indica Natalia.
La organización local es una de las 54 colectivas del país, con autonomía de funcionamiento, que integran la articulación de Socorristas en red en la que coinciden en la construcción de «acompañamientos cuidados, amorosos y afectados», según Natalia. «Nos tenemos entre nosotras», define la posición de este activismo voluntario y solidario que tiene el fin de «garantizar derechos y cuidar la vida de las personas con capacidades de abortar».
En Paraná, los inicios de esta militancia se remontan a 2013, cuando algunas integrantes de la Campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito tuvo una línea de teléfono, «Láser línea de aborto seguro Entre Ríos”», que se rotaban en la atención cada quincena para dar información. En marzo de 2014 hubo una convocatoria a todas las organizaciones feministas que integraban la campaña y estaban haciendo acompañamiento para trabajar en red. «La transición entre ser solamente una línea de escucha y pasar al socorrismo fue más o menos de medio año», cuenta Natalia. Fue entonces que pasaron de la escucha a poner el cuerpo completo.
El trabajo que realizan comienza siempre por prestar oído, luego viene el asesoramiento y después pactan un encuentro para un taller, que en este contexto de pandemia es cuidado y a distancia. «Damos toda la información sobre aborto seguro con medicación, información otorgada por la OMS, y acompañamos para que sea un proceso cuidado y amoroso articulando con ILE (Interrupción Legal del Embarazo) en el sistema de salud. También con el compromiso de que la persona pueda tener un aborto seguro y que luego pueda acceder a un método anticonceptivo que le garantice una sexualidad plena con condiciones de goce», explica Natalia.
Ante el abandono del Estado, las redes de información y acompañamiento son una respuesta a la intemperie generada, aseguran las Socorristas en red. Se saben posibles en esta época, como parte activa de la campaña por el derecho al aborto que signó, en los últimos años, nuevas agendas a la política. Surgen «ante las experiencias empíricas, más que evidentes, que muestran que cuando una persona decide abortar lo hará aun desoyendo leyes restrictivas y criminizadoras. Las más empobrecidas y vulnerabilizadas lo harán, incluso, poniendo en riesgo su vida o su salud», afirman. «No hacemos abortos, eso es más que claro, sí acompañamos a personas cuando deciden abortar para que sea seguro y no se terminen metiendo cualquier cosa. Y les acercamos información, nada de eso es ilegal», aclara Natalia. «Garantizar la ILE en el hospital es una conquista lograda por este activismo. La medicación, que es esencial para un aborto seguro y que el Estado argentino ahora lo haya considerado a partir del aval del protocolo es una gran conquista, al igual que la producción de medicación en laboratorios desde 2018. Eso nos llena de orgullo», agrega.
Para marzo de este año, Dora te escucha tenía planificada la inauguración de una sede, en zona céntrica, en la cual construir un espacio para hacer talleres y que también pudiesen ocupar otras agrupaciones feministas. «En nuestra casita iba a funcionar nuestro equipo de línea donde registramos datos de sistematización de los llamados. Venimos sosteniendo el alquiler, pero se nos hace difícil. Somos una organización sin fines de lucro y la crisis, que no es solamente sanitaria sino económica, nos ha atravesado fuerte. Por eso largamos esta propuesta para que la gente pueda aportar y con eso sostener los alquileres», explica Natalia sobre el pedido de apoyos económicos.
En el facebook de la organización está la publicación que explica esta campaña y a través de la cual se accede a los links para aportes, que van de 150 a 1500 pesos. También cuentan con un CBU específico para este fin. Otro modo posible de colaborar es adquirir, a 250 pesos, el libro Hoy elijo contarlo (publicado por La Revuelta, de Neuquén, en 2019), escrito por Edith Galarza y Mary Coller en forma de poesía, basado en historias de personas que han pasado por interrupciones de embarazos.
«En pandemia o no, las personas abortan igual y nosotras seguimos garantizando estos derechos, así como lo hacen muchos profesionales de la salud», remata Natalila.
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