TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO Y ECO URBANO
Inexorable, pasa el tiempo como el río: constante. Y en la medición de esa profundidad temporal, Eco Urbano llegó a sus treinta años de existencia. La fecha redonda ameritó un festejo con aquellas personas, instituciones y organizaciones que fueron tejiendo vínculos en la construcción compartida. El encuentro fue el jueves 4 de julio por la noche en la Sala Mayo. En la celebración hubo stands, música e instalaciones artísticas.
«En el andar de 30 años, fuimos aprendiendo de personas que con pasión defendieron nuestro territorio fluvial y nos acompañaron a soñar otras sociedades más justas, democráticas y solidarias con todas las formas de vida dentro», expresó la Fundación en sus redes, destacando a Luis «Cosita» Romero, Raúl Rocco, los Baqueanos del río, Cuidadoras y Cuidadores de la Casa Común, la gurisada y docentes que fueron parte de la historia, entre otros.
«La celebración la pensamos con organizaciones amigas con las que venimos laburando hace muchos años, con varias agendas, pero la que tenemos en común son los humedales y el río Paraná», le dijo Vanesa Zehnder a 170 Escalones, mientras circulaban las empanadas de pescados en la previa a las presentaciones musicales. «Nos fuimos enredando y confluyendo distintas organizaciones de Paraná y nos parece importante celebrar con los vínculos que fuimos cultivando. 30 años no es poco para una organización de la sociedad civil, sostenerse y remarla en contextos complicados como los que atravesamos ahora», agregó.
Entre los temas transversales de Eco Urbano, Zehnder destacó la energía y el aprendizaje puesto en los recuperadores de residuos, problema cada día más grave y complejo. «Siempre tuvimos un abordaje desde lo social y seguimos laburando mucho con los municipios, como los de Ramírez, Cerrito y San Benito», compartió. También se refirió al cambio climático y a lo más urgente según su punto de vista: la pobreza, la exclusión y la contaminación por agrotóxicos. «Hay temas regionales muy graves por el deterioro de los ecosistemas», opinó. A futuro, Zehnder destacó la presencia de jóvenes en la organización y el semillero que siempre representaron los Ecoclubes, con quienes articulan desde 1997.
Poco antes de las 20, con más de doscientos asistentes ubicados en sillas y de pie, Celina Federik interpretó Siesta, composición que Gari Di Pietro compuso para el programa de televisión de los inicios de Eco Urbano. Mientras, un audiovisual compilaba distintos momentos y proyectos de la organización. Luego hubo una ceremonia originaria y siguieron Lara del Río, Vocación Litoral (de la Unidad Vinculación Ecologista de la Fundación La Hendija) y Moreno Pereira.
«Nuestra agenda está atravesada por los ríos, es lo que define nuestro territorio, nuestra cultura, nuestra identidad. Así que el primer mojón importante de nuestra vida institucional y organizacional, cuando aún no éramos una fundación, fue el proyecto de represar el Paraná», recordó Horacio «el Indio» Enríquez en diálogo con esta publicación. «Eso nos cambió la vida, porque éramos un grupo que venía de la Licenciatura en Comunicación Social, estábamos estudiando y con la interpelación de un megaproyecto empezamos a dimensionar la aldea global del capitalismo», añadió sobre aquellos años de militancia intensa.
También rememoró los proyectos en torno a la cultura del agua y la problemática de los residuos sólidos. «Hay algo que no se nombra habitualmente pero hoy queremos reflejar: el paradigma relacional. Eco Urbano es Eco Urbano con AGMER, con los medios, con las empresas, también es un camino de diálogo y aprendizaje», indicó Enríquez.
Pensó el contexto actual como de crisis climática que impacta en la producción, en la salud, en la calidad de vida, y hasta en la identidad. «Está claro que vivimos en un mundo en una grave situación de sustentabilidad social, ambiental, laboral y económica», definió el Indio y recodó que hay que trabajar en lo social con las nuevas sensibilidades y relatos que traen las jóvenes generaciones; así como en la educación crítica «que les permita a los gurises, sin transferirles un estado de angustia y pánico, que logren ir entendiendo el tiempo que les toca vivir, que es de crisis climática, social, de valores».
Finalizada las presentaciones artísticas, la velada siguió en el salón principal entre charlas en las que reaparecía constante la pregunta a futuro: ¿Cómo cuidar la única tierra que nos da agua, alimentos y refugio? En el entramado de experiencias que habilitan la continuidad de las luchas y el cruce generacional de referentes de la cultura ambiental reunidos esa noche, probablemente se encuentre parte de la respuesta.
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