TEXTO FRANCO GIORDA
De un tiempo a esta parte han florecido en distintos rincones de la ciudad encuentros abiertos dedicados a la lectura de poesía. Reductos de variadas características dan acogida y resonancia a los versos que laten en la sensibilidad colectiva. Estas iniciativas son pobladas por quienes gustan decir un poema y prestar atención a lo que otros llevan sin necesariamente pertenecer a grupos, editoriales, cursos o certámenes. El programa es encontrarse a leer, a escucharse, en definitiva, a reconocerse mutuamente. No parece poca cosa en un tiempo donde la nota dominante es la fragmentación y el desprecio por la cultura.
Así es que, a la circulación de la poesía propiciada, desde hace larga data, por talleres, concursos, grupos, secciones especializadas, ediciones, redes, entre otros canales, se añaden estos ámbitos con características propias. El común denominador de estas iniciativas, que se mantienen activas con actividades regulares, pareciera ser el de la diversidad. Aunque en cada caso se puedan distinguir rasgos particulares, son muchos los estilos, formas y contenidos que conviven en las reuniones poéticas. El desacartonamiento (que por cierto se viene cultivando hace mucho en el género) es otra de las cualidades compartidas.
En esta nota, se han reunido algunos testimonios que representan solo una muestra de las diversas expresiones de este fenómeno.
Peña de Poesía
Uno de los espacios referentes de la escena descripta es La Peña de Poesía que cuenta seis ediciones y ha llegado a convocar a más de un centenar de asistentes en una velada. La sede de sus acciones ha sido Chavela Casa Espacio, tanto cuando funcionaba en Misiones 448 como en su formato itinerante. Sus inicios fueron en octubre de 2022. «Surgió como un modo de festejar un cumpleaños. Durante esa noche, ante la hermosa respuesta de la gente que participó y el clima que se generó espontáneamente, nos dimos cuenta que era algo que nos convocaba y que estaba bueno poder repetirlo», contó Nicolás Rigaudi, impulsor de la propuesta.
Desde que comenzó no ha parado de crecer. A modo de explicación del fenómeno, Nicolás dijo: «una de las cosas más lindas de la Peña de Poesía, y supongo que pasa lo mismo en los demás espacios y ciclos, es que se crean vínculos. Por eso, si bien la convocatoria y la difusión se hacen principalmente a través de las redes sociales, un componente muy importante creo es la invitación personal. Quienes alguna vez fueron a la Peña comentan del espacio a un amigo o amiga, y así se va armando. También mandamos una pequeña gacetilla a algunos medios, pero como aquellas primeras formas de poesía es de boca en boca».
En la Peña, lo compartido es de lo más variado: desde poemas propios y de otros autores y autoras hasta relatos, cuentos breves o letras de canciones. Rigaudi lo cuenta de esta manera: «otra de las cosas hermosas que tiene la Peña es la diversidad que se produce en cada encuentro, la convivencia de formas, estilos y hasta géneros muy disimiles. Por ejemplo, contamos con la participación de una fiel asistente que hace declamación poética, y hemos escuchado recitados gauchescos, poesía oral y hasta rap y trap».
Consultado sobre cuál es la característica saliente de la iniciativa, el entrevistado indicó: «Hace poco una amiga sostenía que lo que más le llamó la atención es el carácter democrático de la Peña, que todos y todas puedan pasar a leer. Todos son escuchados, con respeto y cuidado». Al respecto, también dijo: «nos gusta saber la Peña como un espacio que retoma una tradición muy antigua, que es la de contarse historias alrededor de un fuego. En cada edición solemos decir que las personas somos seres literarios, estamos hechos de historias. Por eso, es un espacio para escuchar esas historias que nos conforman».
La Cruzada Poética
Otra de las propuestas que nutren la escena de Paraná es La Cruzada Poética. Sus mentores, Beverly Hells y Oliver Kozlov, llevan adelante, desde hace más de un año, múltiples frentes dedicados a la poesía oral; ésta, a diferencia de la poesía escrita, tiene un carácter competitivo y requiere que el o la poeta realice cierto despliegue escénico para atractivo del público.
En diálogo con 170 Escalones, Beverly definió la iniciativa de este modo: «La Cruzada Poética es un proyecto de difusión de la poesía oral, y todas las actividades que realizamos se hacen con esa finalidad. Tenemos una perspectiva nacional; una ambición que está motivada por la distancia: Oliver vive en la ciudad de Corrientes y yo en Paraná».
Bajo la premisa de dar a conocer la mencionada práctica, el dúo ha encarado tanto tareas presenciales como virtuales. «En nuestras redes subimos trabajos de otros poetas orales y también realizamos talleres virtuales para enseñar lo que sabemos sobre escribir y leer poesía oral. Presencialmente, hacemos recitales en donde leemos nuestros propios trabajos. Los hemos presentado en distintas ciudades del país: de Resistencia a Santa Fe pasando por Rosario, La Plata, CABA. Y en algunos casos, aprovechamos estos viajes y realizamos, aparte, lo que llamamos el Ciclo Abierto de La Cruzada Poética; esto vendría a ser un micrófono abierto de poesía» dijo Beverly y luego aclaró: «puede leer cualquier ciudadano de a pie, con la salvedad de que los lugares son limitados y necesitan inscripción previa. A quien participa se le dan cuatro minutos para que lean textos propios (poemas, pero evitamos decir poemas porque se sabe que el ciudadano de a pie, al principio, siente que “poeta” es un título que hay que ganarse, y este ciclo está pensando especialmente para quienes recién comienzan a aventurarse en la poesía)». En Paraná, estos encuentros han sido realizados en el café cultural Gato Negro, ubicado en Tucumán 355.
Otra característica de la poesía oral, mencionada por Beverly, es la peculiar forma en la que el público es parte de los encuentros: «Más allá de que lean o no, todos los que asisten pueden ser participantes activos: en la tradición de la poesía oral contamos con el chasquido, que es la señal que tiene el público para hacerle saber a quien lee que le está gustando lo que escucha. Es una forma no invasiva de hacerle arenga al poeta en el escenario», explicó.
Desde La Cruzada Poética, además, realizan videos tanto de poetas leyendo de manera individual como de los ciclos completos. El material es publicado en redes y en Youtube. «Así, alguien que lee en Paraná puede ser escuchado también por gente de Corrientes, de Buenos Aires, de Santa Fe. De repente encontramos que dos poetas de distintas provincias se conocen gracias a esta red que armamos a partir, no sólo, de generar los espacios, sino también de difundirlos en audiovisuales», sostuvo Beverly.
Como destacan casi todos los involucrados en este tipo de espacios destinados a la poesía, la entrevistada sostuvo que «el ciclo es un gran instrumento para tejer comunidad. Suele pasar que viene gente a leer por primera vez, a veces acompañados por algún amigo, a veces solos, y al terminar se quedan charlando con otros que también leyeron, comentan acerca de los textos que escucharon y comienzan a seguirse en redes».
Perspectiva de participante
Boris Bellmann es poeta y suele asistir a diferentes propuestas donde la poesía se comparte. Consultado por este medio sobre las características de la movida en la capital entrerriana consideró que el denominador común de los distintos ámbitos es que «brindan a la poesía un espacio colectivo. La lectura, en general, suele ser un momento más individual, pero en estos lugares no solamente uno conoce gente y se vincula, sino que hay un intercambio con el público. A mí me pasa como poeta que, a veces, llevo cosas y las comparto un poco rastreando cuál es la reacción del público: si hablan mientras leo, si se quedan en silencio o si me comentan algo. Casi todas las veces que he leído se ha acercado alguien o me ha preguntado por los libros; o sea, hay un interés más allá de ir a leer lo propio. Eso me parece lo más copado, porque si no uno labura solo. Con la poesía, salvo alguna cuestión en las redes sociales, nunca sabés muy bien qué es lo que pasa. Leer ante extraños es una prueba interesante, es un desafío porque implica salir de la cueva de los escritores».
Considerando la actualidad de la lectura compartida, Boris sostuvo que «me parece que la poesía está en un buen momento. Estas convocatorias demuestran la necesidad de encontrarse para que las voces de los poetas se vayan conociendo y detectando. Si esto no fuera así me parece que el camino para que alguien llegue al libro de un autor local queda muy lejos. Así que me parece que está bueno para que funcione también la cuestión editorial».
Las Palmeras Salvajes
El contrapunto entre la poesía y la prosa también se vivencia en este tipo de encuentros. Así, la librería Las Palmeras Salvajes, que gestionan los hermanos Pablo y Diego Olguín, organiza los slams de no poesía. El espacio donde lo llevan adelante es el 693, en la esquina de Perón y Villaguay. Este sitio ha sabido cobijar desde 2019 a parte del underground paranaense a partir del fomento de artistas emergentes y emprendedores. En la actualidad, Pablo en Paraná y Diego desde Ecuador, iniciaron un proyecto literario, de venta libros y promoción de autores y autoras. «Trabajando en un bar frente al Pacífico, comencé a pedir los catálogos en las editoriales y con lo ahorrado rápidamente hicimos una buena primera compra que nos sirvió para poder empezar a trabajar» contó Diego.
También detalló que «no hemos cumplido el año aún desde la primera feria que organizamos, trabajando siempre juntos, yo desde afuera y él en lo presencial. En estos meses, hemos organizado varias ferias con otros emprendedores en nuestro espacio y también hemos salido de casa a otros lugares a presentar nuestro material».
Sobre los slams de no poesía, indicó que «nacen para poder tener otro contacto con la gente que nos conoce. Nos encanta prepararlas y han salido maravillosas. Los eventos apuntan a fomentar los espacios de lectura de textos, de cuentos, de novelas, de ciencia, una tesis, un ensayo, lecturas que no tienen tanto espacio. La poesía ha sabido siempre encontrar sus lugares para difundirse y apoyarse. Intentamos imitar el camino que han realizado».
La dinámica de estos encuentros es la siguiente: un escritor o escritora comienza leyendo y hablando de su obra, sus métodos de escritura, formatos y soportes elegidos. Por ejemplo, hasta el momento han participado Sofía Arnaudín y Luciano Mete, que tienen sendos trabajos editados en prosa y que están disponible en la librería del 693. Luego, siguen otros lectores, algunos más experimentados y otros más nóveles. «Ambos polos son perfectos para la fluidez del encuentro», considera Diego.
La periodicidad es mensual y la capacidad es de 25 personas. Con la entrada, se regala una copa de vino. También se ofrecen opciones de comida. Para despejar cualquier idea de enfrentamiento entre el verso y el párrafo, Diego aclara: «los y las poetas tienen las puertas y el micrófono abierto, claro que sí». La próxima reunión está confirmada para el 29 de agosto.
De este modo circula la palabra en sus diversas formas por canales autogestionados que sostienen poetas, entusiastas y libreros de Paraná.
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