A la caída del sol, dos kayakistas remontan el Paraná frente a las costas de Puerto Sánchez. En el horizonte se recorta la silueta de la vegetación de la Isla Puente y, más cercanos, emergen dos bancos de arena, señal de la bajante de las aguas. En el fondo a la izquierda, se divisa el bloque de cemento del edificio en construcción, camino a Bajada Grande, que rompe la escala costera. La bruma y el humo empañan la tarde y ponen un velo a la estrella.
Así como Sísifo subía la piedra a la montaña, hay almas que, en medio del absurdo, siguen remando contra la corriente en búsqueda de un sentido.
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