Un ave suelta las marcas de su paso en la arena y el barro, ese sedimento que la bajante del río Paraná deja al descubierto rodeando las islas frente a la capital entrerriana. Esas huellas no son las únicas que se observan en la superficie natural, sino que son múltiples los tipos y tamaños de rastros que quedan de las especies que habitan en el humedal.
.