TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
Clara Atelman de Fink, Clarita, dejó de existir físicamente en la madrugada de este jueves 9 de junio, a sus 93 años. Desde el sábado estaba internada por una neumonía no viral y problemas cardíacos. «Se fue apagando de a poco», dijo su sobrino Marcelo Atelman, quien anunció que su cuerpo será depositado hoy a las 17 en el Cementerio Israelita de Paraná.
Clarita fue una militante fundamental en Paraná por memoria, verdad y justicia desde que su hijo Claudio Fink fuera secuestrado por un grupo de tareas de la última dictadura cívico militar en la mañana del 12 de agosto de 1976. Su búsqueda incansable la llevó a formar parte, con su marido Efraín Fink, de las reuniones en la Iglesia del Carmén de Paraná y en la Liga por los Derechos del Hombre de Rosario. En los primeros años de la democracia participó de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires y, desde principios de los noventa, fue fundadora e integrante de la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos (AFADER). Cada vez que salía de su casa de calle Jujuy, lleva un prendedor con el rostro de Claudio.
«El mundo está revuelto. Por eso es importante recordar. Estamos en un caos, hay tanto odio… Pero también tengo esperanzas de que el país se componga», nos contaba una mañana de 2019 en que recibió a 170 Escalones en su casa para contarnos de sus días cotidianos poblados de remembranzas.
Compartimos aquí el link a la entrevista completa Madre Clarita.
.