Un siglo de radio
TEXTO AQUILES DÍAZ
FOTOGRAFÍAS NARRATIVA RADIAL / ILUSTRACIONES JULIETA BATTAUZ
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Los números redondos son, generalmente, sanas excusas para repensar prácticas y elementos cotidianos que atraviesan sin preguntar. Desde hace exactamente 100 años, la radio demuestra su potencia y su capacidad de adaptarse a las diferentes circunstancias de diversa índole. El radioteatro, uno de sus géneros más antiguos, no es la excepción.
Lo que se produce en la región, lo que se realiza en el resto del país, la emergencia de los podcasts, cómo se hace y qué es el radioteatro, la lógica comercial de las radios, el sacudón de la pandemia al sector de las artes y las reformulaciones del género, son algunas de las cuestiones que conviene desarrollar. Lejos de ser una pieza de museo, la ficción sonora permanece muy activa. Que corran el telón, estamos al aire.
Suban el volumen: la pandemia, una potenciadora
La emergencia sanitaria por el COVID-19 generó un momento de crisis en muchas áreas de la sociedad. Las artes, y en particular el teatro, no escaparon de esta situación. Este sector se ve golpeado, estancado, sumido en la incertidumbre. De todas maneras, para algunos grupos la coyuntura elevó la capacidad creadora y artística, que se facilitó por las características propias del género.
Oscar Bosetti, locutor, investigador, periodista y docente de la UBA y la UNER, entre otras, destaca que este es un recurso que «demuestra la plasticidad y adaptabilidad de la radio, que piensa en el sonido para resolver cuestiones. Hoy la ficción en TV está detenida, porque implica el contacto físico y temas presupuestarios. En cambio, se puede hacer radioteatro a través de un mensaje de audio de WhatsApp, que alguien decora, ensambla y sonoriza. Es una ventaja enorme».
Una experiencia de la zona
Eclíptica Teatral, un grupo de teatro santafesino, fue el primero en la región en producir radioteatro en este contexto. Una de sus integrantes fijas, Luna Saavedra Andreotti, cuenta que «teníamos actores amigos en España que nos contaban la gravedad de la pandemia. Antes de que se decretara la cuarentena, ya habíamos decidido hacer radioteatro».
Así fue como inauguraron el ciclo Radioteatro en cuarentena, que ya cuenta con tres obras publicadas: Los ricos tienen coronita, que fue la primera y es original para el género; Habitación 13, una obra de suspenso reversionada para este formato; y ¡Reina a la vista!, otra reescritura de una obra para niños y adolescentes. Actualmente, están convocando a actores y actrices para una nueva producción, Estrellas anónimas, un policial para mayores de 18 años.
Aunque en un principio pensaban que funcione en formato de podcast, ahora suenan en más de veinte radios de Buenos Aires, Chubut y Mendoza, además de Santa Fe y Entre Ríos. El grupo fue uno de los ganadores del Concurso Nacional de Actividades Performáticas en Entornos Virtuales, del Instituto Nacional de Teatro.
Una obra federal
En cuanto a la propuesta nacional, La Compañía es un radioteatro que se estrenará el 7 de septiembre. Se trata de una coproducción entre Radio Gráfica y la Cooperativa El Descubridor, que se ofrecerá gratuitamente a todas las radios comunitarias de Argentina. En la trama, un teatro itinerante recorre sonoramente el país y aborda problemáticas socioambientales. De este modo, exponen el problema de los tamberos, el fracking, el agua, los desmontes, los agrotóxicos y hasta la instalación de una planta nuclear. El grupo transita por Río Negro, Córdoba, La Pampa, Mendoza y Buenos Aires.
Los seis capítulos fueron escritos de manera conjunta por cinco dramaturgas: Raquel Albéniz, Brenda Howlin, Cecilia Legarralde, Selva Palomino y Patricia Zangaro, quien es coordinadora. Además, cuenta con actores de la talla de Arturo Bonín, Ingrid Pelicori, Alejo Ortiz y Julieta Vallina, entre otros, dirigidos por Carlos De Martino y con el asesoramiento de Maristella Svampa.
«La pandemia permitió reinventar el proyecto, que había sido armado en 2018 y nunca se concretó. El radioteatro es una plataforma posible, la capacidad de generar un ambiente e imágenes visuales es una maravilla, más que una dificultad», dice Zangaro, coautora y coordinadora de la obra. Además, agrega que «a veces estas situaciones tan críticas producen un fenómeno extraño para los artistas y potencian la creatividad».
Ficción Sonora
Marcelo Cotton es el director de la Asociación Civil Narrativa Radial, que busca estimular la creación y difusión de la ficción en el medio. Aunque no pudieron continuar su proyecto Telón de Aire, durante la pandemia inauguraron Microficciones desde casa, historias para atravesar el aislamiento. Se trata de 18 historias breves, de alrededor de tres minutos, que se pueden descargar y difundir libremente.
«Casi todas tratan de temáticas que nos suceden, surge la necesidad de hablar de lo que nos pasa y de agregarle humor, que es necesario en este momento. También queremos elevar la autoestima de los actores, seguir sintiéndonos útiles, jugar y tener un personaje desde casa, mostrar lo que hacemos», expresa Marcelo.
Los actores se graban con sus celulares, luego se editan y se publican los audios. «La ficción sirve para pensar las cosas desde otro lugar, con cierta distancia que permite mirarnos mejor. Podemos reírnos, reflexionar, hay otra perspectiva», puntualiza Cotton.
El podcast casero
El paranaense Alejandro Silva ideó, en 2015, Otra Vuelta de Tuerca, una serie de radioteatros de humor absurdo. El autor indica que «lo que más me gusta es reírme de la doble moral, que está a la vuelta de la esquina. Me reconforta un poco. Si a la realidad le das un pequeño giro, se transforma en un absurdo, por eso el nombre del programa».
En el radioteatro, que puede encontrarse en YouTube y Facebook o escucharsee por radio comunitaria Barriletes los viernes a las 18, Alejandro señala que «explotás más la imaginación, tanto la tuya al escribir como la del oyente, es la magia de la radio. Tiene ciertas limitaciones, pero generás comodines para superarlas».
Del teatro por radio al teatro para la radio
El radioteatro es uno de los géneros más antiguos de la radiofonía. Hasta 1932, la radio transmitía las obras cuando salían a escena, poniendo micrófonos en las salas. Sin embargo, se advirtió que no era comunicacionalmente efectivo. Fue allí cuando Francisco Mastandrea, autor de La caricia del lobo y Andrés González Pulido, autor del ciclo Chispazos de tradición, decidieron realizar ficción para la radio.
Oscar Bosetti afirma que el radioteatro, en sus inicios, se puede calificar como «criollo y argentino». Esto se debe a que, además de que es un género inventado en el país, sus primeras temáticas apelaban a lo gauchesco y a cuestiones propias de la cultura nacional y popular campestre.
Tuvo sus años de gloria desde 1932 hasta finales de los 50. En 1946, el 21% de la grilla radiofónica estaba ocupada por radioteatros. Se trató de la época de oro del medio, también llamada radioespectáculo. Sin embargo, cuando la televisión adquirió popularidad, a comienzos de la década del 60, se llevó consigo a los elencos radioteatrales para actuar en la pantalla chica, a los elencos humorísticos y a los conductores de programas. El público comenzó a encontrar la ficción en otra parte.
«Cuando los empresarios y los productores se dieron cuenta de esto, ubicaron a la ficción radial y al humor en los llamados magazines de la mañana y la tarde. Hasta hoy, se mantienen allí. El radioteatro sigue vigente, no como unitario o con programa propio, pero sí siendo componente de un programa mayor», explica Bosetti.
El antecedente universitario y entrerriano
Hay que imaginarse la siguiente situación. Es 2011, en pleno encuentro de la Red de Radios Universitarias de Latinoamérica y el Caribe (RRULAC), en el maravilloso campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Café por medio, Aldo Rotman, hoy director del Sistema Integrado de Radios de la UNER; Carlos Colombo, por la Universidad Nacional de Rosario (UNR); y Fernando Chamizzo, por la UNAM, comienzan a gestar una coproducción. «Tiene que ser ficción, algo que no sea común en la radio hoy», «yo tengo a la mejor guionista de México», «yo tengo al mejor guionista de Argentina».
Los escritores eran José Luis Cardozo y Nuria Gómez Bennet, y aunque Rotman admite que «ambos mentimos un poquito», sabían que tenían un gran equipo. El resultado se los confirmó: la radionovela, que salió al aire en 2014, fue galardonada en 2018 por Argentores con el premio a Mejor Radiodrama Adaptado en capítulos. Se escribió a cuatro manos, en un documento online, algo hoy común, novedoso en esos años no tan lejanos. Los escritores no se conocieron hasta terminar el guion, algo que actualmente, en medio de la pandemia y la virtualidad, parece pan de todos los días.
La obra, en la que participaron alrededor de 100 personas en sus 32 capítulos de media hora cada uno, trata acerca de la última dictadura cívico militar del país y la relación con México, que recibió miles de exiliados, los llamados «argenmex». Fue transmitida en las radios de cada universidad productora, pero tuvo tanta repercusión que fue puesta al aire en diversas radios de Argentina, Latinoamérica e inclusive España.
«La elección de hacer ficción fue porque la tarea de las radios universitarias es ir a los lugares que otras radios no pueden ir. Si entendemos a la comunicación como un derecho humano, es casi una obligación ir por esos formatos que han sido abandonados porque la ecuación económica los condena al olvido», asegura Rotman.
Entre los podcasts y las radios comerciales
El radioteatro condensa todas las capacidades expresivas que el sonido radiofónico utiliza para elaborar sus contenidos: el sonido, la palabra, la música y los efectos sonoros. Sin embargo, ¿cómo sobrevive este género al paso del tiempo y a las lógicas comerciales? Dos cuestiones se tornan fundamentales: la explosiva emergencia de los podcasts y el rol de la ficción en la grilla radial.
Para Marcelo Cotton «el modo amplio de hablar de este género es llamarlo ficción sonora, porque amplía la concepción. No se refiere a que necesariamente tenga que ser pasado por la radio, sobretodo en este momento en el que los podcasts están proliferando». Además, menciona que «el término radioteatro está asociado, por memoria histórica, a épocas pasadas. Tiene la connotación de cómo se hacían esos programas».
En cuanto a la idea y a la relación del formato viejo con las nuevas tecnologías y plataformas, Saavedra Andreotti destaca que desde Eclíptica Teatral «para los más grandes le decimos radioteatro y para los más jóvenes le llamamos podcast. Hay muchos podcasts que tienen narrativa o el formato de una obra, el radioteatro está más presente de lo que piensa la gente». También sostiene que modificaron el formato en función de cómo se escucha radio ahora: «Antes los radioteatros duraban 1 o 2 horas, tenían otros tiempos y ritmos. Las formas antiguas son interesantes, pero nosotros buscamos darle otra dinámica».
En relación a esto, Aldo Rotman puntualiza que «el podcast es un complemento donde podemos imaginar la expansión de la radio. Es una posibilidad, porque no tiene la urgencia que te impone la grilla. Pueden tomarse más tiempos, pensar los contenidos con más preparación, y eso hace que en muchas ocasiones el resultado sea superior».
Por otra parte, el radioteatro creció alejado de los espacios centrales de las radios, luego de que la televisión se consolidara. En muchos casos, producir ficción implica una cantidad de dinero que luego se ve apenas reflejada, con programas de poca duración en relación con el tiempo de trabajo requerido. La ecuación no es rentable.
Hoy, los fragmentos de ficción que se escuchan en los programas de la mañana se hacen un hueco entre la información sobre el clima, el tema musical y la salida al aire del o la cronista de exteriores. «Uno quisiera que la radio de hoy equilibre su grilla, que está muy cargada de ciertos contenidos, pero desabastecida de otros», expresa Bosetti.
Por su parte, Rotman, sostiene que «la radio ha tenido que resignar mucho, sobre todo en esta época de pandemia. Sigue mostrando su ductilidad, pero ha disminuido su calidad en función de la necesidad comunicativa. La radio perdió la capacidad sugestiva, hay un exceso de palabra y se desaprovecha el lenguaje radiofónico».
A su vez, Cotton coincide en que «hoy la creatividad no está en lugares interesantes de decisión. La estructura de la radio no está pensada desde este lugar, la parte artística de la radio se entiende solamente como crear separadores o artísticas de los programas». Y además señala que en la radio actual hay «periodistas y locutores. Existe una sobreabundancia de la noticia como formato periodístico, que sirve para lo urgente pero que encorseta. En su mayoría, los aspectos sociales y culturales son más profundos, si le sacás esa complejidad, eliminás la capacidad de pensar».
Lo importante es contar historias
En diferentes formatos y con distintas denominaciones; con diversa duración, climas y ritmos; a lo largo del día, en programas unitarios, capítulos o dentro de algún programa más grande; desde la radio a galena hasta el podcast, la ficción sonora sigue vigente. Amoldándose a las diferentes épocas, a los distintos medios de comunicación que crecen a su lado, el abanico de narraciones de ficción continúa siendo parte del universo radiofónico que cumple 100 años.
Selva Palomino, una de las autoras del radioteatro La Compañía, relata una anécdota que contaba su abuela, para ilustrar la rica y duradera historia del género, su ayer y su hoy: «La gente se juntaba en las casas que tenían radio a galena, a escuchar el primer radioteatro, Chispazos de Tradición. Era un hecho social de cada vecindario. Cuando se cortaba la transmisión, algo común en esa época, los vecinos salían a la calle avisando a los gritos ‘Se me cortó el chispazo, se me cortó el chispazo´. Hoy pienso: que no se corte ahora el chispazo del radioteatro».