TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
.
.
La puerta del salón siempre está abierta. No hay rejas en la Escuela Popular Charrúa Etriek, en el barrio Villa Pedro de Villaguay. El terrenito en el que se levantó ese sitio de usos múltiples de la comunidad también alberga la humilde construcción de pocos metros cuadrados en los que están el estudio de radio y los controles de la Radio Comunitaria La Redota.
La calle de tierra regada por la lluvia en la que un perro pasea a su antojo no parece corresponder a la zona céntrica de una ciudad; sin embargo, ese espacio sobre la calle 25 de mayo 959 está a cinco cuadras de la plaza central. El barrio es de clase media y media baja y comprende a los vecinos y vecinas que forman parte de la comunidad charrúa. «Es un barrio muy humano, todos nos conocemos, somos compañeres y trabajamos en conjunto», describe Laura Díaz, integrante de la escuela popular y del equipo de la radio.
La escuela popular es todo en ese lugar, asegura Laura. Además de ser un salón es un punto de encuentro para muchísimas actividades culturales, educativas, comunicacionales, comunitarias. Siempre hay encuentros con propuestas para el barrio y lo puede usar quien quiera. «Desde siempre hubo música, diferentes bandas han venido a ensayar, generar recitales, encuentros de rock y metálica, por ejemplo. Circula una variedad de gente que puede o no ser parte de la comunidad charrúa», dice Laura. También funcionan talleres de tejidos y danza; además de una secundaria semi presencial para que las personas cercanas en el territorio puedan terminar sus estudios. El terreno en el que se ubica este salón –así como la radio- son de la familia de Gastón, otro de los integrantes del grupo charrúa, que cedieron espacio para que esto funcione. Ni siquiera cerco de alambre hay para dividir, a lo sumo algunos árboles. Los gurises y gurisas no necesitan más que las ganas de juntarse para armar un fútbol o ponerse a bailar allí. Algunos de ellos, los más pequeños, tenían hasta hace poco su propio espacio radial: «La pandilla redotera».
Este principio comunitario tiene que ver con la identidad originaria: «Nos sentimos parte y nos identificamos como charrúas», afirma Laura. «Esto viene de la mano de Rosita Albariño –investigadora que reivindicó a los pueblos originarios de la provincia-. Lo que decimos es que no es solamente la identidad netamente de sangre, sino un sentido de pertenencia y de cultura: esto de que haya un salón abierto para toda la ciudadanía es algo que nos han dejado de su cultura. Más allá que por ahí los rasgos que te pide el común de la sociedad son la pluma en la cabeza y el taparrabo, nosotros seguimos fortaleciendo nuestra identidad en estas tradiciones de pensar las proyecciones en conjunto y no solo para algunos pocos». El principio charrúa es que todos son todo y se ayudan en todo. De hecho, etriek significa «verdad»; la traducción literal sería Escuela Popular Verdad Charrúa. «Se podría significar verdad charrúa como una intención de contar nuestra versión de las cosas», aclara Laura. Uno de los muros tiene escrita las palabras: oyendaun, etriek, tekojoja, que en castellano quiere decir: memoria, verdad, justicia. Sobre la puerta de ingreso está pintada una inscripción que llaman «el bailarín» que, según la leyenda, es una imagen que se forma de las chispas que desprenden los fogones de celebración.
¿Por qué, además de un espacio de encuentro, la necesidad de una radio? «Desde siempre nos gustó la comunicación popular, alternativa, el formato de radio abierta. Cuando tuvimos la posibilidad –a través de un regalo de un equipo de Radio Comuntiaria Sapukay, de Colón– nos prendió la chispa. Nos gusta estar detrás de un micrófono para informar y sentirnos libre desde ahí», es la contundente respuesta de Laura. La redota refiere a la masa popular que acompañó a José Gervasio Artigas en el éxodo. Es el nombre que le pusieron a esa emigración cuando en un grito emancipador gritaron redota, revirtiendo la palabra derrota. En la frecuencia modulada comunitaria 98.3 hoy se escucha «Mate charrúa», el informativo matutino diario; por la tarde apuestan a la distensión con «Cumbia libre», y circulan así mismo al aire micros feministas de una organización local que se propone dar a conocer voces de mujeres.
La Escuela Popular Charrúa Etriek y La Redota son un espacio abierto en tierra y aire como sentido de pertenencia. «Nunca va a estar con llaves. No hay rejas ni nada, es una decisión. Se respeta eso», subraya Laura.
.
.
muy buena nota sobre tan extraordinaria experiencia cultural y educativa, felicitaciones para Pablo y el equipo de 170 Escalones, y para los amigos/as y compañeros/as de La Redota y de la Comunidad Charrúa de Villaguay…..