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Fidel se toca unos tangos en su bandoneón, sentado en un banco de la peatonal San Martín de Paraná, mientras un perro de la calle intenta guiarlo o seguirlo en la melodía. El estuche del instrumento sirve para la recaudación de los transeúntes. Uno de ellos, que lleva boina y una mochila naranja, baila imaginariamente con una pareja invisible mientras pasa delante de la cola del cajero automático, aunque pide no salir en la imagen porque, según dijo, «mi mujer me tiene prohibido el tango».
Fidel, que dejó apoyada su bicicleta en el mismo banco que usa de escenario, es de Concepción del Uruguay y tiene 32 años de los cuales pasó sus últimos tres en esta ciudad.
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