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David toca el violoncelo en la peatonal San Martín durante dos horas casi todos los días. Tiene 31 años y llegó hace poco más de un año desde Perú. En Paraná, sufrió el robo de varias cosas, entre ellas de su instrumento, que afortunadamente pudo recuperar. Antes tocaba solo el celo, pero dice que no llegaba tanto a la gente, así que sumó un pedal loop en el que graba sonidos en el momento para acompañarse, y algunas pistas que ya usa de base, que suenan a través de un pequeño parlante Roland potenciado. Como es habitual en los músicos callejeros, el estuche del instrumento o un bolso en el que lleva sus cosas es «la gorra» donde los transeúntes dejan sus colaboraciones voluntarias.
La vida en el centro sigue su rumbo. Quienes hacen cola en el cajero amenizan la mañana con el sonido de las cuerdas.
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Escuchá cómo suena el violencelo de David
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