TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍAS MPBA
El artista entrerriano Julio Lavallén cedió 31 pinturas de su autoría al Museo Provincial de Bellas Artes, dependiente de la Secretaría de Cultura de Entre Ríos.
La colección, que recorre gran parte de la trayectoria de Lavallén, constituye la donación más importante de pinturas que un mismo artista haya realizado a favor del museo en toda su historia. Para celebrar este ingreso al acervo patrimonial, el viernes 8 de septiembre a las 20 se inaugurará una muestra -con acceso libre y gratuito- en las salas centrales de la institución (Buenos Aires 355), con la presencia del pintor entrerriano.
«Desde hace más de tres años venimos trabajando con Julio Lavallén la posibilidad de que nuestro Museo incorpore a su patrimonio un conjunto de piezas que representen su extensa y prolífica obra. Finalmente, luego de un exhaustivo trabajo de selección y análisis conjunto, y gracias al gran compromiso y generosidad del autor, se definieron un total de 31 pinturas de alto valor simbólico y económico que tenemos el inmenso honor de recibir y compartir con la comunidad», expresó Marcela Canalis, directora del museo. En cuanto a la cotización de las obras, Canalis señaló que alcanzan los 150 mil dólares.
Acompañar a González
«La donación comprende diferentes épocas, son piezas que van desde los años ochenta en adelante. Resulta que en el museo actualmente hay una pintura que se llama González, que recibió el premio de la provincia hace como 40 años. Entonces, rodeé a ese premio con una serie de pinturas que vinieron después»; le explicó Lavallén a 170 Escalones. «Algunas contemporáneas a González y otras posteriores, hasta el año 2013, pero todas centradas en lo humano, en el ser, en el individuo común», agregó. «De diferentes momentos de mi carrera, separé pinturas que me parecía que acompañaban bien a González; así se formó la donación», completó el artista.
Consultado sobre porqué le interesó que ese grupo de pinturas esté en el museo provincial, Lavallén resaltó que se trata de su pensamiento y que espera que sea confrontado en el transcurso de las diferentes épocas humanas. «En las futuras décadas, probablemente habrá gente que irá a interrogar a mi pintura y eso es una cosa que me interesa muchísimo; me encantaría ver qué ocurre, probablemente no lo pueda saber nunca. Son ese tipo de cosas que realmente producen cierta emoción de comunicarse con gente de otro momento, pero de una manera ordenada, con una serie determinada. Quizás eso sea una de las cosas por las que uno se decide a entregar una serie de obras. Realmente no siento nada que partan de mi taller, al contrario, es un gozo, una alegría que estén en un lugar donde otra gente lo disfrute». Añadió que «en mi taller, en mi depósito están guardadas y yo prácticamente no miro esas pinturas, porque me interesa mirar otras cosas. Eso ya está pintado, fue una cosa que pinté en una época, forma parte de un período o de unos pensamientos, de un proceso, de una inquietud que ahora es otra; entonces me encanta, me alegra que se vayan».
Que la obra siga su camino
«En general, aunque hay obras mías en museos de diferentes lados, no hay colecciones, hay obras aisladas», confesó Lavallén. Ese era el caso del museo Pedro E. Martínez, que ahora pasó de una pintura a un grupo armado y homogéneo. Las mayores concentraciones de sus obras son de coleccionistas privados, compartió el artista. «Gente que en el transcurso de estos años ha seguido mi trabajo, que incluso ya no son solamente coleccionistas, sino se convierten en una especie de amigos o gente con la que uno tiene una relación porque siente que esa persona está dispuesta y es como un seguidor y quiere tener las cosas más recientes», indicó.
«Julio Lavallén es uno de nuestros artistas con mayor proyección nacional e internacional por lo que incorporar parte de su producción al patrimonio de arte entrerriano nos permite nutrir el acervo con piezas insoslayables dentro de la escena del arte entrerriano y nacional de las últimas décadas, además de brindar un reconocimiento largamente merecido por el artista en su provincia», señaló Canalis.
En los últimos días de agosto ocurrió finalmente el traslado de las pinturas desde el taller al museo, cuyo equipo comenzó a trabajar en el montaje para la exposición. Respecto a la muestra, Lavallén aseguró que no la puede ni quiere imaginar: «simplemente quisiera entrar al museo y encontrar que está hermoso, y que está toda mi gente, mis amigos, mis cuadros ahí, ¿no? Empezando a habitar otro espacio, a quedarse a vivir ahí, desprendidos de mí». Hasta ahora, este autor no había tenido muchas oportunidades de exponer en su provincia natal, sobre todo series importantes. «Me alegro ahora de retomar la relación con mi público de esta manera», dijo y concluyó «para mí la donación es una forma también de permitir que mi trabajo siga su camino».
Sobre Julio Lavallén
Lavallén nació en Concordia en 1957. Desde su primera muestra individual, en 1974, centró su vida en la pintura y el dibujo. Más tarde se interesó en la escultura y la escenografía. En 1980 se radicó en Buenos Aires y expuso en diferentes galerías porteñas. En 1989 se trasladó a Madrid, donde vivió y trabajó durante diez años, hasta su regreso al país en 1999.
Entre 2002 y 2014 dirigió la Sociedad Manual en la ciudad de Concordia, donde se diseñaron y crearon a mano miles de objetos de hojalata referidos a la identidad local. Estuvo a cargo de talleres de arte en Buenos Aires y Madrid, apoyando y guiando a diferentes artistas en procesos de experimentación y formación. También realizó muestras y exposiciones en Madrid, París, Barcelona, Londres, New York, Roma, Buenos Aires, Montevideo y Punta del Este, entre otras ciudades. Su obra figura en importantes colecciones públicas y privadas en todo el mundo.
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