Un siglo de radio
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Por estos días, quien toque timbre en la vieja casona de Alameda de la Federación 126 será probablemente atendido o atendida por Silvina Ríos, directora de LT 14 Nacional General Urquiza.
Silvina es la primera autoridad mujer y trabajadora de la emisora en los 75 años de historia de esa radio. En 1990 vino desde Nogoyá a estudiar comunicación social en la UNER. Entonces tenía 19 años y si bien le gustaba la actuación y había soñado con irse a Buenos Aires, la tentó la carrera en auge y la cercanía con su ciudad natal. «No me recibí porque empecé a trabajar y me metí más en eso que en el estudio», aclara ella, sentada en el antiguo hall decorado con paneles acústicos y carteles de Radio Nacional promocionando «La radio de todos». La excusa con la que interrumpimos su rutina de reuniones y llamados es el centenario de la radiofonía mundial; el objetivo, conocer a una de las personas que mantienen vivo ese medio de comunicación en Paraná.
¿Cómo fueron tus inicios cuando llegaste a Paraná?
Soy de una camada que tiene bastante injerencia en la comunicación: Luz Alcain, Aixa Boeykens, Carlitos Matteoda y un montón de compañeros que cursamos juntos. Cuando llegué, fui a vivir a unos departamentos frente a la plaza 1 de Mayo que alquilaba una señora que tenía dos o tres chicas que vivían juntas. “¿Que vas a estudiar? ¿Comunicación? ¡Ah, son todos marxistas!”, me dijo. Es la visión que se tenía en esos años. Paraná era otra, no la de hoy; una ciudad mucho más tranquila. Empecé a estudiar y a trabajar alrededor del año 95. Mi primer empleo fue en prensa del Ministerio de Salud cuando estaba Jaime Martínez Garbino. Habré estado un año; después empecé en Canal Federal Satelital, una antena que había comprado un empresario de Nogoyá con gente de La Rioja y hacían un noticiero desde acá. Entré como camarógrafa, habían contratado dos periodistas de Córdoba, se grababa y editaba acá, se enviaba por satélite a Nogoyá y salía para todo el país. Cobraba bien, conocí gente del periodismo, de lo que miraba y me gustaba. Fue un tiempo corto, cerraron y se fueron, la familia que manejaba todo era de La Rioja, nunca más supe de ellos. Buscando trabajo me recomendaron ir a FM Litoral. Me convocaron para un lunes a las 7 de la mañana y ese día me sentaron en el micrófono y me dijeron “empezá”. Eso fue en el 97 más o menos. Me comía las uñas todas las noches porque al otro día tenía que ir a hacer radio. Era el auge de las FM, estaba a la altura de LT14, estaba Litoral y Capital. Entré haciendo informativo y me tocó compartir con un montón de gente. Hice móvil en esa radio y ahí conocí Paraná. Incluso hice un programa en el que llamaba la gente de 8 a 9 por teléfono para contar lo que pasaba en el barrio. Hice mucho periodismo político, producción, cubrir elecciones.
Esos fueron tus primeros años…
Sí, me ofrecieron pasarme a FM Ciudad en 2001. Mal, todo mal. Dejé lo que era mi trabajo en blanco y no hubo contrato, pago, nada. Estuve unos meses y terminé haciendo juicio. Después anduve buscando posibilidades en FM Contacto, APF, La Radio de Hernán Bignasco; entonces empezaba a las 6 de la mañana y terminaba a las 9 de la noche. Eran momentos difíciles, pagaban con federales. APF estaba en momentos críticos, se la manejó políticamente en una situación complicada del país y de la provincia. Despidieron masivamente y varios terminamos en Infover. Mientras, yo seguía haciendo algo de radio. Me llamaron de LT14 para acompañar a Carlos Matteoda en la conducción. Habrá sido año 2003, estaba Néstor Rodríguez como director. Me fui a prensa de Vicegobernación un tiempo, cuando estaba Pedro Guastavino de vice. Uno se vuelve a reconstruir a medida que va conociendo gente y buscando diferentes trabajos. Pude volver a LT14 a trabajar en la web. Ese fue mi regreso final, en 2003. En 2008 quedo en blanco. Seguí en la página, después en el informativo y participando de algunos programas.
Cuando viniste a estudiar y querías ser actriz ¿no tenías la radio en la cabeza?
No, vine por periodismo, comunicación, algo más amplio. Me gustaba la imagen, hice la especialización incluso. La radio fue una opción de trabajo y uno le va encontrando la magia a esa forma de comunicación.
De todos esos roles que tuviste en radio ¿Cuál te gusta más?
Me quedo con el móvil. Es lo mejor, es otra dinámica. No me gusta lo repetitivo y el móvil tiene eso de que no sabés que va a pasar en el día, con qué te vas a encontrar. Si bien hay lineamientos de conferencias y cosas de agenda, no sabés que va a pasar en el momento. Uno es periodista y no deja de serlo, así sean las 11 de la noche escuchás el sonido de una ambulancia y querés saber qué paso.
Con el móvil saciabas la curiosidad
Totalmente.
Hiciste móvil en Litoral y también en LT14
Sí, cuando Claudia Martínez se iba de vacaciones me pasaban al móvil un mes. También me ha tocado cubrir venidas de presidentes o actividades especiales. O, por ejemplo, el velatorio de Micaela García. Fue lo último que cubrí por la radio. Lo de Micaela no me tocaba ni iban a mandar a nadie, me ofrecí porque quería estar y me permitieron hacerlo. Me ha pasado que no he cubierto alguna elección y es como que me falta algo.
Además de lo de Micaela ¿Cuál recordás en especial?
El primero que me tocó cubrir en Litoral. Habrá sido la primera semana. Se incendiaba un local de cotillón en calle 25 de mayo. No teníamos móvil, el operador que salía del turno se ofreció a llevarme en moto. Ese fue el primero. Y acá, de todo tipo: fiestas, accidentes, suicidios; cosas que hoy nos repreguntamos cómo cubrir, en ese momento era amarillismo puro en el que uno quería contar lo que había pasado. Hoy tenemos un montón de cuidados, por suerte, los estudios están dando cuenta que hay cosas que no tienen que contarse como en ese momento.
Era más salvaje antes
Totalmente: mostrar todo, contar todo.
¿Hay “patria movilera” en Paraná?
Sí, existe. Hay un grupo de WhatsApp que están plenamente conectados todo el tiempo, demasiado. De televisión, radio, diarios… grupo que dejé hace dos meses cuando asumí porque no corresponde que esté ahí ahora, por ética.
¿En Nogoyá como era tu vida y tu familia?
Mi papá era camionero, se fundió con (José Alfredo) Martínez de Hoz, perdió todo. Mi vieja fue la que dio vuelta la situación, puso un negocio, vendía zapatos, ropa. Hay una parte comercial dentro de la familia.
La conversación se interrumpe con alguien que llega a pedir trabajo esa mañana de lunes. Luego continúa en la oficina que da a la calle, donde la nueva directora colocó algunas pocas pero potentes marcas identitarias: una muñequita tejida de una mujer con paraguas y un pañuelo blanco en la cabeza; una fotografía de La Poderosa en donde se ve a una persona pintándose de verde el signo de la mujer en el rostro; un dibujo de El Principito hecho por su hija Lola colgado en la pared; y una foto en blanco y negro de su padres, Lilian y Carlos, cerca de la computadora.
Estábamos hablando de tu familia y Nogoyá.
Con mis hermanos tengo una diferencia muy grande. Uno falleció, el otro me lleva 18 años. Más que nada compartí con mis sobrinos que tenían la misma edad que yo. Después que me vine a estudiar, en un tiempo hice radio en Nogoyá los sábados. Volvía el viernes a la noche a teatro y el sábado a la mañana hacía radio en un programa cultural de una señora.
¿Esa fue tu primera experiencia de radio?
Sí, claro. En una radio que era del mismo dueño del Canal Federal Satelital.
¿En tu casa se escuchaba radio?
Sí. Me acuerdo de Rivadavia. Mi papá se levantaba con Héctor Larrea, “En la mañana fresca y temprana como una rosa” (entona la cortina de Rapidísimo). Ese es el cantito que tengo grabado de la mañana antes de ir a la escuela. Mario Sánchez (Martínez) y esa gente. Y se escuchaba mucho LT39, la radio de Victoria, supongo que por la cercanía y porque mi vieja hacía publicidad ahí. Después, las FM que fueron naciendo en los ochenta.
¿Qué hacías hasta hace un par de meses?
Seguía haciendo informativos y hacía un programa de 15 a 18, desde mi casa porque estamos con la cuarentena. Armaba y producía. Un programa que surgió porque quien estaba a la siesta se fue. El último conductor fue Horacio Moglia, los que trabajamos a la tarde quedamos ahí produciendo.
¿Y qué pensás de este nuevo cargo?
Bien, tratando de hacer en este contexto que no es fácil, pero con el apoyo de los compañeros que han tomado también la posta. Apenas asumí los convoqué y les dije que esta es nuestra posibilidad de hacer una radio como queremos, de mostrar lo que somos capaces de hacer. Es toda gente profesional, con muchos años de radio. La mayoría se puso a trabajar, hacer cosas, cranear espacios. Los que hacen programas (en la radio) también brindaron su apoyo. Los directivos de Nacional están continuamente presentes, todas las semanas tenemos reuniones las cincuenta radios y los directivos, y a partir de ahí vamos trabajando en artísticas, programas, entrevistas federales. Contenta, con trabajo y avances.
Los dos hechos llamativos de tu nombramiento fueron que sos la primera mujer directora de esta emisora y también la primera trabajadora, que no venís de “afuera”.
En el pasado es como que tenía que venir de Buenos Aires la dirección. Cuando yo entré ya era gente de acá la que se nombraba. Otra cosa que destaco es que todos decían “¿Cuándo viene el director?”; nunca se pensó en directora. Son cuestiones que tenemos arraigadas del patriarcado mismo: la espera del director. Eso, sin dudas, es una cuestión política. Cuando me ofrecieron el cargo al principio me dio como miedito; después dije “¿por qué no?”, en realidad, yo milito en distintos sectores políticos y sindicales porque quiero hacer algunos cambios. Y si me dan la oportunidad, ¿por qué no los voy a hacer? Ahí empecé a pensarlo más seriamente. Yo voy a estar al frente de un lugar del que no me voy a ir; no es un cargo donde hago gestión y, después, gracias por todo; acá sigo laburando porque es mi trabajo. Es una doble responsabilidad en ese sentido, son mis compañeros, hay que pensar mucho ciertas cuestiones y decisiones.
Cuando termine tu gestión volvés al informativo.
Totalmente. También lo hablé con mis compañeras, muchas muy emocionadas porque era la primera vez que iban a poder estar representadas por una mujer. Eso también es doble responsabilidad, hace unos años atrás una mujer no podía estar al frente de un info por su género. Solamente hacían locución comercial en esta radio. Después de un tiempo la mujer pudo entrar en el departamento informativo. Otra cosa muy fuerte: una compañera de 30 años de trabajo que nunca tuvo recategorización, siendo que sus compañeros varones sí la tuvieron. Hay una desigualdad que queremos cambiar. Hoy tenemos una presidenta (Rosario Lufrano) de RTA (Radio y Televisión Argentina) que ha tomado ese desafío y ha creado una Dirección de Mujer y Género dentro de RTA y nos ha pedido a los directores y directoras que en la programación se manifieste esa igualdad. Ciertas decisiones tienen que ver con eso, con este cambio de época, que no es fácil, más en una radio como ésta que tiene 75 años de historia y muchos de sus oyentes tienen entre 70 y 80. Cuestan esos cambios, como decir que celebramos el Día de las Infancias y no del niño. Cuesta, pero es un desafío.
¿La audiencia de LT 14 es reticente a estas transformaciones?
Cuando se toca el tema del aborto, por ejemplo, la audiencia reacciona, muchos mal y otras dejando sus mensajes. Mujeres diciendo que a los 15 años no tuvieron la posibilidad y quizá les hubiera cambiado la vida. No hay que ocultar ni esconder esos debates, hay que razonarlos y ver la mejor forma de que se vayan incluyendo en la sociedad.
¿Cuánta autonomía tenés en las decisiones?
El nivel es bastante alto, en lo que hace a programación la defino yo con algunas consultas. En lo que hace a la parte económica, me manejo con un fondo. Hay un engranaje que funciona prácticamente solo, gente que trabaja en la parte administrativa que son los que saben. Pertenecemos todos a ese gran sistema de medios públicos.
Se cumplieron 75 años de LT14 y ahora un siglo de radio ¿Cómo ves el medio hoy y a futuro?
Estamos en un momento de transformación. Es una radio que se está reconstruyendo. En la parte tecnológica, las redes sociales han cambiado mucho nuestro trabajo. Vamos hacia ese camino, a una integración de la imagen y el audio. El video se nos está metiendo por todas partes.
¿Hay cámaras en LT14?
Hay, pero no están funcionando. Nos tenemos que ir aggiornando. Por ser un medio público muchos piensan que la radio se debe quedar en lo viejo. Y no, hay mucha gente trabajando con capacidad que nos vuelca hacia lo nuevo, tratando de capacitarnos todos para ese cambio, que no es solamente de la radio sino de todos los medios. Lleva un proceso. Además, somos 49 radios y cada una tiene su impronta, no es la misma ésta que la de Chaco o Tartagal.
¿Cómo inscribís tu militancia sindical y política en relación al trabajo?
Sindicalmente, no teníamos respuesta del sindicato existente, no era lo que queríamos. Yo participaba de las paritarias de LT14 en la FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa), en Buenos Aires, y nos propusieron formar otro sindicato. Fuimos charlando con otros periodistas y surgió la idea de fortalecernos desde ese lado. Ahí nació mi participación en SETPYC (Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación). La militancia política fue cuando murió Néstor (Kirchner). Si bien yo me venía sintiendo identificada con un montón de cosas de sus gobiernos, a partir de ahí vi a una Cristina muy golpeada que perdía a su marido y estaba al frente de la presidencia. Me sentí identificada como mujer, me parecía que tenía que estar. Me encontré con un grupo de militancia, gente muy joven, dentro de La Cámpora, y empecé a acompañar pero siempre desde afuera porque como periodista iba a la marchas a cubrir. Me enseñó un montón ese grupo de gente, de la militancia política, del acompañar, estar en territorio, hacer cosas por y para el otro. En un momento me puse a pensar ¿por qué los periodistas no podemos militar? A mí, en la a facultad, Guillermo Alfieri me decía que la objetividad no existe. Uno siempre tiene un visor por donde mira las situaciones que le toca cubrir o contar.
¿Es posible ser periodista y militante a la vez?
Creo que sí. Más allá de que uno va a dar su posición, a mí me ha tocado en la radio que me cuestionen los mismos oyentes y yo lo he dicho: me conocen, saben quién soy, cómo es mi visión y postura, pero eso no quiere decir que no respete la visión del otro.