21 de noviembre de 2024

Lo que habilita «Argentina, 1985»

ENTREVISTA EVANGELINA RAMALLO Y PABLO RUSSO

 

 

En Argentina, 1985 (Santiago Mitre, 2022), la película con más espectadores en sala desde 2019 al presente, el fiscal Julio César Strassera (interpretado por Ricardo Darín) y su ayudante Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) crean un grupo de investigación integrado por jóvenes inexpertos para llevar adelante el proceso judicial más importante de la historia argentina: condenar a los principales genocidas de la última dictadura cívico militar. Este juicio se produce en un clima de amenazas y hostigamientos, a menos de dos años de terminado el régimen que aplicó un plan sistemático de exterminio a través del terrorismo de Estado. La obra, se aclara en el comienzo, está inspirada en hechos reales.

Laura Paredes es la actriz que interpreta a Adriana Calvo, una ex detenida desaparecida cuyo testimonio está presentado, por su crudeza y dramatismo, como una de las razones de peso en las decisiones del jurado y de la opinión pública en relación al devenir judicial. En la vida real, Adriana Leila Calvo fue una física argentina, docente e investigadora universitaria (Banfield, 1947; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010). Desde el regreso a la democracia su militancia por Memoria, Verdad y Justicia fue constante y consecuente como una de las principales dirigentes de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD). En su declaración, relató cómo fue secuestrada estando embarazada y cómo parió a la menor de sus hijas, Teresa Laborde, en un Falcón.

Teresa, esa mujer que nació en el asiento trasero del vehículo de sus secuestradores, conversó con Jardín de Gente (Radio UNER Paraná) respecto a la película que -casi cuarenta años después- masificó la declaración de su madre.

 

 

¿Cómo fue para vos ir al cine a ver Argentina, 1985?

Fui a la avant premier en el Cinemark de Buenos Aires. Fui con mucho prejuicio porque la dirigía Santiago Mitre y la bancaba Amazon, y sabía que era desde el punto de vista de Strassera y Moreno Ocampo. Sin embargo, la vi y sentí como un alivio, me gustó, si bien peca de omisión de ciertos hechos históricos y nos puede gustar o no lo que pasó en ese juicio.

 

A pesar de tus reparos iniciales, pensás que hay corrección histórica…

Creo que es bastante correcta en cuanto a historia. Hay cosas que sucedieron que no están reflejadas en la película. Pero lo que sí refleja me pareció que era correcto. Entonces, además de sentir ese alivio, sentí mucha emoción. En un debate en el que estuve el otro día dijeron algo como que Los simuladores tuvieron que hacer alguna tramoya para que al testimonio de Adriana Calvo, mi mamá, lo vieran un millón de personas y tantos jóvenes; o sea, cómo hacer para que ese testimonio tan terrible llegue a tantos espectadores. Y me dio mucha emoción verla en el cine. También me divertí, porque es una película que tiene humor, y me sentí identificada en esos momentos de amenazas que una pasaba antes y durante el juicio. También había humor en mi casa y era una manera de pasar esas situaciones tan terribles.

 

¿Tuviste oportunidad de hablar previo o posterior al estreno con la actriz?

Mi hermana y yo nos enteramos por las redes y escuchando la radio y entramos a averiguar. Conseguimos el teléfono de Santiago Mitre y tuvimos una videollamada, porque era pandemia en ese momento. Ya la habían terminado de rodar, con lo cual no había mucho para influenciar, pero sí le hicimos algunas preguntas que nos dejaron un poco tranquilas. Por ejemplo, quién interpretaba a mi mamá. Sentí un alivio muy grande de que sea Laura Paredes, porque la conozco del teatro, en mi juventud estudié teatro y la había visto en las tablas y admiré mucho como trabajaba. Sí hablé con ella después del estreno.

 

 

¿Y que te pareció la interpretación de Adriana que hace Laura?

Bien, me pareció buenísimo que no la haya querido imitar. Si vas al testimonio real es muy crudo. Me pareció también que no imitarla era, simbólicamente, decir que Adriana Calvo no fue la única, sino que hubo cientos de mujeres que pasaron por una situación así. A algunas de esas personas las seguimos buscando porque fueron apropiadas y no sabemos dónde están. Me pareció buenísimo que ella encontrara su Adriana Calvo.

 

¿Qué opinás de lo que moviliza el cine?

El arte tiene esa cosa de develar una cierta verdad o nos hace pensar de una manera diferente que antes de enfrentarte con esa obra, que te da como el cachetazo, dicen algunos filósofos, y te caen esas fichas. No sé qué verdad quisieron contar Mitre y (Mariano) Llinás, pero lo que sí sé es que me abrieron la puerta para contar la mía. Y es muy importante el tema del debate a partir de esta película, porque te muestra un pedacito de lo que pasó, y lo que abre es la curiosidad de saber cómo fue todo lo demás. Es necesario el debate porque la están viendo muchos chicos y todo lo que omite -la lucha del pueblo en las calles y de los organismos de derechos humanos que presionaron a (Raúl) Alfonsín para se hiciera ese juicio (que era su promesa de campaña)- los jóvenes me llaman de escuelas secundarias, universidades y de un montón de lados para preguntar por esa parte de la historia que no está en la película y que es importantísimo que conozcan.

A partir de ese juicio estamos como estamos, y está bueno relacionarlo con el presente. Hay mucho para decir sobre toda la lucha de los organismos de derechos humanos y el pueblo en general, de los 80 y 90. Hay que pensar que después del alzamiento carapintada vinieron el Punto Final y la Obediencia Debida, porque se iban a juzgar a 300 militares más. Todos esos militares que no fueron juzgados siguieron en sus cargos ejerciendo poder, entonces tenemos el presente que tenemos. Y hasta el 2006 no se abrieron estas nuevas causas. Hay que decirle a la gente que los juicios siguen.

 

¿Estás de acuerdo con que una de las mayores virtudes de la película, además de su calidad técnica, es la de instalar el tema en agenda?

Sí, y el plantel de actores y actrices que tiene. Es taquillera, está hecha para que conmueva, para que llegue. Es un guion clásico con buenos, malos, víctimas y héroes. Se ve que sirvió porque la vio mucha gente en poco tiempo.

 

 

Argentina, 1985 será la Función de Apertura del 4° Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER), cuya proyección tendrá lugar este miércoles a noche a las 20:30 en la Sala Mayor del Centro Provincial de Convenciones, con entrada gratuita.

 

 

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