21 de noviembre de 2024

Los humedales se defienden

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO

 

 

La Multisectorial por los Humedales de Paraná realizó una manifestación en el espacio público bajo el lema «Sin humedales no hay primavera». Luego de concentrar en la plaza Mansilla, frente a la Casa de Gobierno de Entre Ríos, desde las 16 del jueves 21 de septiembre, marcharon por Alameda de la Federación rumbo al Parque Urquiza, bajaron por la Cuesta de Izaguirre y cerraron el acto con una lectura de documento y micrófono abierto frente al río Paraná, cerca del estacionamiento vecino a la playa del Rowing.

 

 

«En este contexto de recrudecimiento de los discursos negacionistas y antiderechos y en medio de la gran crisis ambiental, consideramos fundamental encontrarnos en las calles para reclamar por la salud de nuestros pueblos y territorios y para seguir exigiendo nuestra ley de humedales» invitaba el flyer de la multisectorial.

Más de cien personas integrantes de organizaciones sociales y partidos políticos formaron parte de la expresión política, encabezada por una cuerda de tambores, una persona con disfraz de carpincho y la colorida bandera que exigía «Ley de Humedales», seguida de otra que sostenía «Somos Humedal». Entre las organizaciones políticas participantes estuvieron el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), la Asamblea Arbolado Paraná, el Movimiento Socialista de los Trabajadores, Acción Anticapitalista y el Partido Comunista Argentino. Además de las banderas tradicionales, los carteles pintados a mano alzada decían «Todo fuego es político», «Basta de extractivismo», «El agua vale más que todo», «Exceso de agro negocio» o «Que arda el capitalismo no nuestros humedales».

En una gran ronda con las islas con rastros de quemas de fondo, se dio lectura al documento a varias voces.

 

 

Documento

El documento leído en el acto indicaba: «¿Qué necesitamos para vivir? Nuestras denuncias buscan cambiar la forma de relación con la naturaleza por una que sea saludable, entendiéndonos como parte de ella —y no como dueños—, priorizando la salud y el bienestar de todos los seres que habitamos la tierra. Para garantizar otra forma de habitar el planeta es necesario cambiar las estructuras de este sistema, partiendo de cuestionar nuestros hábitos de producción y consumo, teniendo en cuenta modelos como la agroecología, la soberanía alimentaria y el buen vivir. Comprendemos y percibimos que el camino es en comunidad y en armonía con la naturaleza, incluyendo todas las voces y las especies que habitan el territorio, y así, encaminarnos hacia una transformación colectiva».

Además, afirmaba que «El actual modelo depredador, patriarcal y de sometimiento sistemático de la naturaleza para una acumulación capitalista sin fin, está destruyendo las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra. El calentamiento global es sólo la expresión más visible de los procesos de destrucción sistemáticos que están reduciendo la diversidad genética, devastando bosques, sobre explotando los mares, contaminando las aguas, quemando islas intencionalmente para el avance de la frontera agrícola, ganadera, minera y los negocios inmobiliarios… La velocidad con la cual se están destruyendo las condiciones que hacen posible la vida en la pachamama no sólo no se ha frenado, sino que se ha acelerado, y es absolutamente incompatible con la preservación de la vida. Se necesitan respuestas efectivas y rápidas ante problemas cada vez más severos y catastróficos». Se recordaron también las conquistas del pueblo entrerriano, como el freno a la mega represa hidroeléctrica sobre el río Paraná, la declaración de la libertad de los ríos y sus ecosistemas asociados, legislación que es única en el mundo; el freno a la instalación de las pasteras en territorio entrerriano; la prohibición del fracking, y la constancia de la ronda de los martes en contra del envenenamiento con agrotóxicos, entre otros.

«Desde todas estas conquistas colectivas del pueblo, salimos una vez más y renovamos el compromiso por la vida y la salud de nuestros territorios, que es la nuestra. Por eso hoy decimos que sin humedales no hay primavera, sin naturaleza sana no hay futuros posibles y entendemos que somos la naturaleza que se defiende», concluía la proclama.

Luego de una ronda de pensamientos en voz alta a micrófono abierto, se terminó con el canto común: «Los humedales no se venden, se defienden. La tierra no se vende, se defiende, el río no se vende, se defiende, la vida no se vende, se defiende, el agua no se vende, se defiende, los derechos humanos no se venden, se defienden».

Con el comienzo del atardecer del primer día de primavera sobre este territorio de agua, se fue diluyendo la concentración entre pequeñas rondas de mate y conversaciones sobre la continuidad de las luchas y la defensa de los humedales.

 

 

 

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