21 de noviembre de 2024

Mal, un espacio para leer y escribir

TEXTO FRANCO GIORDA

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Hay una nueva propuesta comunicativa circulando en la web con textos que cuentan historias cotidianas y buscan romper con las formas de los canales tradicionales. Se trata de Mal, cuyos hacedores son Julián Bejarano, Manuel Podestá y Luciano Mete. «Con una mirada poética por fuera de las agendas periodísticas, proponemos un juego con el lenguaje para contar la ciudad, la provincia y el mundo», expresaron en su envío de presentación.

Consultados sobre cómo nació la idea de hacer Mal y qué los motivó a editar el sitio, Luciano dijo que «surgió de ser muy amigos y tirar ideas en un grupo de whatsapp, que es nuestra oficina común. De las ganas de hacer algo nuevo. Hay hechos, pero no un relato periodístico. Hay un texto sobre Patronato donde el autor, un hincha de siempre, no dice el resultado ni los goles, pero cuenta todo lo que vivió en el primer partido por Libertadores en el Grella. La relación con su padre, su hermano, ir a la cancha ese día. Personalmente creo que, salvo el que cuenta alguna historia onda la no ficción, el periodismo ya fue; internet, lo pacato y el negocio de la pauta se lo comieron y además quedó re viejo como lenguaje para contar la complejidad y la belleza de lo que pasa. Es un lenguaje muerto. Las 5W de la noticia las tenés antes y mejor en un flyer. O ya recontravistas en las redes». A eso agregó: «Entonces, ahí entra lo literario, donde tomamos algunas de sus herramientas, pero con formas más cercanas a las redes sociales. Por eso Mal es un medio hedonista, por la libertad en la elección de temas y por las formas que usa, sin agenda y con una mirada poética, usando un lenguaje popular que puede entender cualquiera. Amamos los perfiles de Leila Guerriero, vamos a compartir literatura que nos gusta mucho y no tiene espacio en otros lados, pero también amamos los posteos de alguien que escribe con pasión sobre algo que, obvio, conoce más que nosotros: su equipo de fútbol, una canción que lo conmueve, un momento suyo, lo que sea. Entonces ahí donde un periodista o un escritor van y hablan por él, nosotros lo invitamos a escribir desde su corazón. De todo esto surge».

La propuesta a que más personas escriban, además del staff permanente, también está hecha en su texto promocional en el que invitan a “escribir con nosotros”. En ese sentido, hasta el momento, se han publicado colaboraciones de textos literarios y vivenciales de Paula Galansky, Analía Giordanino, Negro Lebowski y Santiago Candioti. Al respecto, Julián dijo: «queremos que escriba gente que nunca escribió. Gente que está copada con algo, que sabe de algún tema que le interese a la comunidad. El periodismo que nos gusta es el que cuenta alguna historia. Nosotros no podemos escribir de todo. Entonces queremos encontrar ese tipo de gente que brinde registro en esos temas específicos. Antes los diarios estaban llenos de escritores. Ahora la web está llena de gente. Y queremos que la gente escriba, no sé si queremos tantos escritores, queremos que el lenguaje refleje el entusiasmo de las personas sobre alguna actividad, cosa o sobre la vida en general. Queremos hacer algo loco, raro. Algo nuevo. Más que un portal es una red social dentro de una página. Queremos fundar una comunidad con nuestros lectores. Que la gente vuelva a las webs como era al principio de Internet».

En relación a esta añoranza de esa internet de los inicios, tal vez, menos regulada, puede apreciarse una estética bloggera en la portada, en las imágenes elegidas, en los blancos del diseño, en los enlaces y en la distribución de las notas.

Sobre el nombre Mal y la imagen que identificativa del medio, Julián indicó que «el logo es un gatito porque los gatos generan mucha empatía en Internet. Como diseñador, me inspiré en las páginas de gatitos que tienen miles de seguidores en todo el mundo y además los gatos son las mascotas preferidas del público al que apuntamos». En relación, justamente, al público identificado, afirmó que es «gente que alquila y vive con gatitos, gente que es muy joven para ser vieja aún y es muy vieja a la vez para aparentar ser joven. Gente que usa medias altas y riñonera y gorras, fuma armados y consume irónicamente a Leo Mattioli, que mira series en la PC y desayuna palta y huevos. Endeudados, pero cool. Y que tiene un tattoo en la ceja porque es el vestigio de que alguna vez fue joven y punk y creyó en un mundo mejor, pero ahora tiene plata invertida en Mercado Pago o Naranja X, que le da intereses por día. Cuando el gato se mira al espejo, ve esa marca que le quedó de que alguna vez fue adolescente. Mal es una identidad, como dicen ahora los de marketing. Queremos escribir de lo que vivimos con un espíritu no tan careta, ya es demasiado careta y burócrata el mundo en el que tenemos que vivir, por lo menos déjennos el arte textual de una web para no ser eso que somos a diario».

Por su parte, Manuel agregó: «de una larga lista de, por lo menos, 50, 60, 70 nombres que fuimos tirando, Mal nos pareció explosivo. Cuando apareció en el chat del WhatsApp fue un momento de euforia para los tres. Nos dimos cuenta al instante que era ideal por su brevedad para ser recordado, por sus acepciones, porque es una palabra de uso diario, porque nos da libertad para producir sin estar atados a dogmas literarios o periodísticos».

Con respecto a los destinatarios, Manuel dijo: «nos imaginamos de todo un poco: jóvenes, adultos, personas mayores que usan cotidianamente computadoras, celulares y tablets, estudiantes universitarios, trabajadores, artistas, profesionales, militantes, productores y gestores culturales, lectores de todo tipo de literaturas. Intentamos incluir a la mayor cantidad de personas a partir del juego con el lenguaje escrito que es una de las premisas del sitio mal.ar. Nos imaginamos entrerrianos y entrerrianas y habitantes del litoral argentino, pero, por lo increíble que es internet, también nos imaginamos lectores de otras provincias y otros países que quizás conecten con nuestras ideas literarias, narrativas, poéticas, de todas las disciplinas del arte, políticas. También públicos inesperados, que por alguna razón llegan a la web, leen y descubren que les gusta la literatura, la narrativa, la poesía, lo lúdico del lenguaje y el entretenimiento y el conocimiento a partir de las historias escritas».

 

 

 

Solicitada una definición del medio atento a los contenidos, el enfoque y los potenciales lectores y lectoras, los tres impulsores de la iniciativa coincidieron: «decimos que es un Diario Íntimo Compartido, hecho en el siglo XXI, en Paraná, Entre Ríos».

El equipo ha elegido como modo de sustentación «el ingenio, la autogestión y un subsidio de Cultura Entre Ríos para hacer la web». También quienes lean pueden colaborar comprando cafecitos (se trata de una plataforma que busca unir a creadores de contenido, organizaciones civiles u otros proyectos con gente que quiere hacer aportes económicos a esas iniciativas).

La apertura de un nuevo medio, como Mal, amplía y enriquece el ámbito de lo público en la región a través de la circulación de ideas y expresiones que incentivan a pensar, gozar, polemizar, leer y escribir.

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