.
Alex DeLarge (el que lleva el palo sobre sus hombros) y sus drugos –Dim, Pete y Georgie– entran al túnel y atacan a un borracho. La escena, de La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), fue filmada en Inglaterra. Más precisamente, el conducto que se ve en esta imagen naranja está ubicado en Wandsworth, un municipio al suroeste del Gran Londres al borde del Támesis que, como todos saben, desemboca en 25 de Mayo y Cura Álvarez, asfalto del que brota el agua del arroyo La Santiagueña. Por esa zona cercana a la terminal de ómnibus también deambulan personas en situación de calle que, ante la ausencia de políticas públicas que les brinden cobijo, quedan a merced de los ataques posibles de esta violenta pandilla amante de la música de Ludwing van Beethoven.
En la película, las sombras juegan un rol importantes ya que por ellas descubrimos al grupo en el interior del corredor antes de verlo avanzar hacia el vagabundo. En el esténcil, este hombre pierde claridad, pero sigue estando ahí como recorte del fotograma, a la izquierda de la imagen, en diagonal debajo del primero de los cuatro que están de pie. La pared, que pertenece al domicilio de una empresa de mensajería y correos, es centro de experimentación y muestra permanente del artista anónimo que decidió estampar un ícono del distópico film que –por la censura oficial– en la Argentina recién pudo verse en 1985.
.
.
.
.
.
.
.