Un gato atigrado permanece sentado dentro de una casilla de gas. Por su posición al ras del piso y unos centímetros hacía adentro, pasa desapercibido para la mayoría de las personas que transitan calle Courreges, entre Perú y España. Su pequeña garita se ubica de la vereda del lado del centro.
Si bien a este felino se lo puede confundir con un celoso guardían de la llave de paso al alcance de su pata, la mirada parece atenta al manojo de pelusas mecida por el viento, que cuelgan de una tela cercana. Este ejemplar de la fauna urbana está estampado en blanco y negro.
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