TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
Un puente, un río. Paso de Alonso es un cruce ferroviario sobre el Gualeguay, en un recodo de su senda sinuosa en la que acumula arena formando un rincón privilegiado. Allí hay un balneario cercano a Gualeguay, ciudad del sur oeste entrerriano a orillas del río homónimo.
Por la Ruta 12, desde la urbe de los grandes poetas hacia Galarza (es decir, hacia el norte), la entrada por camino de tierra a la derecha está a tres kilómetros de la ciudad, y de ahí son unos cuatro kilómetros más bordeando campos hasta la costa. Este verano, el nivel de agua es bajo, por lo que cuenta con una orilla empinada en sus últimos metros. La vista hacia el borde de enfrente ofrece una barranca con vegetación, generando la ilusión de un monte nativo hacia el este que no es tal, ya que se trata apenas de una cortina verde en las márgenes.
«Hay una serie de lugares en el Departamento gualeyo que se llaman “paso”. La historia radica en que esas curvas que hace el río son de poca profundidad con unos bancos de arena muy grande, entonces adoptaron el nombre de los propietarios de los campos linderos. Por ejemplo, Paso Coronel por Milcíades Coronel, un estanciero; paso de León por un médico famoso que se llamaba León Gerike; y Paso de Alonso por Alonso Correa, el hijo de un militar de la época de Tomás de Rocamora, fundador de Gualeguay, que estuvo involucrado con la llegada de Giuseppe Garibaldi en 1837», le comenta el escritor y periodista Gastón Fleita Moreyra a 170 Escalones.
Además del curso de agua y el arenal, el lugar presenta como característica el antiguo e icónico cruce ferroviario, hoy deteriorado. Siguiendo la vía hacia Enrique Carbó, en menos de un kilómetro existe otro puente sobre un brazo del Gualeguay. La construcción de esa estructura data de 1884, para la que se utilizó acero fundido de origen holandés. En 1906 fue su inauguración formal. Desde hace un par de años, el Ferroclub Primer Entrerriano intenta infructuosamente rescatarla de su falta de mantenimiento. La zona fue un importante polo ferroviario que comenzó con el Ferrocarril Primer Entrerriano, línea pionera construida en la Mesopotamia argentina en 1866. Desde las privatizaciones menemistas de 1991 comenzó el deterioro profundo, como en el resto del país.
Más allá de este patrimonio arquitectónico provincial, Paso de Alonso tiene un camping que durante el 2022 permaneció abierto todo el año. Cuenta con quinchos, churrasqueras, mesas para picnic, cantina completa, baños con duchas, sector para carpas y dormis que se alquilan por día o por mes. Hay un espacio de agua delimitado con boyas y bañero desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Toda esa infraestructura sencilla puede inundarse si la crecida es importante. En el invierno, es un retiro elegido principalmente por pescadores, pero en el período estival las coloridas sombrillas y reposeras se expanden por el arenal, en el que también se posicionan las imprescindibles conservadoras que permiten extender la visita con las comodidades del caso.
A pesar del tono marrón del agua, se perciben pequeños peces que se arriman a curiosear a los humanos. Como todo río entrerriano, además de fauna acuática, una gran variedad de aves forma parte del paisaje visual y sonoro. ¿Hay pique? Variado, aclara el cantinero mientras calienta agua para un mate y enlista todo tipo de especies, las mismas que se encuentran en el Uruguay o el Paraná. «Pero son de pequeño tamaño», aclara. Un cartel indica la posibilidad de realizar cabalgatas, incluso se ven algunos equinos por los alrededores, pero según comparte el hombre a cargo del alquiler del predio, nunca nadie se interesó por la fallida propuesta.
«Llegué en pandemia, cuando estaba abandonado y con restos de un lugar que había sido un camping», dice Carlos, un paranaense que luego de varias mudanzas recaló en Gualeguay. «El verano pasado empezó a funcionar a medias y este diciembre ya quedó restaurado con agua, luz, baños, proveeduría y cocina: funciona a full», añade. Cuando se enteró que había dormís, se alquiló uno por todo el mes y se transformó en un habitante temporario del Paso.
El sitio es, así mismo, referencia de desafíos deportivos. Desde Paso de Alonso a Puerto Ruiz, son 32 kilómetros río abajo que suelen ser recorridos en distintas travesías y competencias. Una de ellas es a nado, grupal o individual, que se realiza desde 1967.
Por la tardecita suele renovarse el público y aparecen jóvenes en grupos para aprovechar la tranquilidad del lugar. Ocasionalmente, como en la última luna nueva, se arman fogones nocturnos musicalizados, en los que quienes participan van forjando sus rasgos identitarios al arraigar en este rincón del mundo, a la vera del Gualeguay.