TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍAS EL VENENO ESTÁ ADENTRO
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Unas quince personas caminan desde el Taller de Prácticas Performáticas que tuvo lugar en la Escuela Del Bardo hasta la terminal de ómnibus de Paraná, el sábado poco antes del mediodía. Van vestidas de negro con barbijos en el rostro. En el recorrido, algunos transeúntes quieren saber de qué se trata. «El veneno está adentro», es la única respuesta que consiguen de ellos. Suben al micro interurbano que va hacia Santa Fe, ocupan asientos junto a inmutables pasajeros comunes, y bajan en la entrada del túnel subfluvial. Allí los espera otro grupo, un poco más numeroso, que llegó desde el Casal de Catalunya donde participaron del Taller de Fotografía y Activismo Visual, para registrar el acontecimiento. Unos y otros estuvieron, además, en la Conferencia Taller Fotografía y Conflicto Social que se dictó el viernes anterior en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER. Entre todos conforman Hackear la calle, el laboratorio de activismo visual y performático organizado por la Cooperativa Antílope.
La intervención en el túnel dura aproximadamente media hora. Mientras quienes ponen el cuerpo muestran naranjas a los automovilistas repitiendo «el veneno está adentro», el resto toma fotografías del acontecimiento para luego volver al taller a seleccionar las imágenes de forma colectiva.
«Empezamos a trabajar esta idea a principio de año. Pensamos una actividad que pusiera en valor la importancia del registro en contextos de activismo, la mirada y la creación de nuevos relatos grupalmente», le dice Sergio Otero, integrante de Antílope, a 170 Escalones. A partir de la iniciativa decidieron invitar a Cora Gamarnik y vincular la propuesta con la Cátedra de Comunicación y Conocimiento de la Licenciatura en Comunicación de la FCEDU. «Era oportuno interpelar ciertos ámbitos académicos, institucionales, y construir herramientas por fuera, de modo colectivo, interpelando a la ciudadanía. Nos parecía importante desde Antílope cranear algo respecto al contexto que atravesamos», explica Otero. La invitación se trabajó también con el Foro Ecologista. La forma de brindar esas herramientas fue a partir de la serie de talleres que ocurrieron entre el viernes 21 y el sábado 22 de junio, y que conforman esta suerte de laboratorio de hackers. «Buscamos denunciar algo en cierto contexto, utilizando el espacio público y esta idea de hackear como de modificar algo que ya está pre establecido para un fin, darle otro; modificar cualquier sistema en pos de otro horizonte», explicita Simón Fischbach, de Antílope. «Ponemos el eje en lo que estamos comiendo y que está envenenado», añade.
«La idea es pensar qué pasa con la visibilidad hoy de los conflictos, con el uso de la imagen en las redes sociales, el uso de la imagen por parte del poder, y cómo se construyen imágenes para el contra poder. Abordamos cuestiones sobre la pedagogía de la imagen: cómo leer, trabajar, enseñar y analizarlas», indica Cora Gamarnik a esta publicación sobre su taller sobre Fotografía y Conflicto Social.
Paula Kindsvater y Ana Clara «Titi»Nicola estuvieron a cargo del Taller sobre Fotografía y Activismo Visual. «Nosotras nos hemos comprometido a hacer registros de marchas y eventos en Santa Fe y Paraná y liberar esos contenidos en Wikimedia Argentina. Tiene que ver con una apuesta a la producción de imágenes que no sean las hegemónicas de los grandes medios», señala Kindsvater. «Se relaciona con esta idea del activismo, de visibilizar cosas que en los grandes medios o en las sociedades están ocultas o narradas de una manera tendenciosa. Nuestra apuesta, justamente, es poder construir un relato diferente, hecho por nosotros mismos», agrega. El sábado a la mañana el desafío fue aprender el formato de cobertura colectiva fotográfica. «Trabajamos con cierto desorden lúdico y una serie de pasos que haríamos antes de ir a sacar la fotografía, para aprender a mirar de otra manera, pensar un recorte, en cómo un lenguaje básico de la fotografía nos ayuda a construir un relato», destalla Paula. Luego de la cobertura de la actividad performática en sí, regresaron al espacio del Casal de Catalunya para la selección y curación de las fotos. «Comprendemos a la fotografía como activismo visual. Así como hay activismo con el cuerpo, el nuestro es con la fotografía; también como documento. Además, está la intención de trabajar con nuestra mirada y nuestra sensibilidad previa a tocar el obturador de la cámara. Salir de esa idea de ir a capturarlo todo y pensar primero qué es lo que queremos decir y quiénes van a ser los sujetos de nuestra historia, y como podemos narrar desde distintos puntos de vista», sintetiza.
El Taller de Prácticas Performáticas comenzó el viernes a la tarde y terminó el sábado a la mañana antes de la intervención en el túnel, y fue guiado por Nadia Grandón. El viernes hubo un ensayo en las Cinco Esquinas y la puesta final fue este sábado al mediodía. «Me pareció sumamente interesante hacer un laboratorio de activismo visual y performático, sumamente necesario en estos tiempos», introduce Grandón. «Hackear la calle es ver las debilidades y formas del sistema y poder diseñar y lanzar otras. Tiene que ver con una búsqueda individual y colectiva de algunas prácticas en las que me he sumado y he trabajado desde mis grupalidades y militancias, con mis búsquedas estéticas, poéticas y también políticas. Me interesa poder transmitir experiencias y poder prender alguna llamita que tiene que ver con el activismo y volcarlas a la calle», argumenta. El taller planteó repensar el cuerpo en el aquí y el ahora, y la acción en la calle con el cuerpo, donde no hay representación sino presentación de esos cuerpos. «Creo que es un momento histórico para que todes aportemos desde nuestros distintos lugares, miradas y militancias a transformar la realidad que nos pesa, nos oprime, invisibiliza. Es el momento de tomar la calle. Algunes hemos encontrado a través de estas prácticas artísticas la manera de hacerlo visible, es una forma más de estar y pensar este mundo y de construir la manera que queremos que sea», concluye Nadia.
Las imágenes que quedan como memoria y documento de esta acción performática ya circulan por las redes sociales y son expuestas ese mismo sábado 22 de junio por la noche en el Casal de Catalunya (Nogoyá 123), desde las 19:30. El cierre es, como corresponde a todo proceso de aprendizaje y de lucha, con una celebración: Sami Cimi y Ro García (dj set) y una cantina de bebidas y comida libre de agrotóxicos.
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El veneno está adentro.
Adentro de lo que comés
de la tierra donde crece
de los arroyos que la surcan
del río y de los peces
de tu cuerpo y del mío.
El veneno está adentro
del poder que sostiene
que el alimento se cultiva con veneno.
// Cobertura colaborativa //
22 de junio de 2019
Paraná | Entre Ríos
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