TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍAS RAÚL RUGGIA
Mientras la ciudad vive su ajetreo habitual en la mañana del último miércoles de junio, un rincón de Paraná, en sus márgenes céntricas, se transforma en una sala de cine. El espacio cultural que funciona en Ituzaingó 80, frente a las viejas vías de tren que dividen simbólicamente con la zona sur, recibe a una veintena de adolescentes acompañados del docente a cargo, dispuestos a ocupar las gradas altas del lugar para recrear y formar parte de la tradición más que centenaria de mirar historias a través de un rectángulo, cual ventana abierta a la creación.
Se trata del inicio del Ciclo de formación de espectadores de cine, proyecto a cargo de Relámpago Verde, en Casa Boulevard/Sala Metamorfosis. Si bien esta actividad se basa en un trabajo regular que sostiene el grupo cinéfilo desde hace década y media, en esta oportunidad cuentan con el apoyo del programa Gestionar Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación, lo cual le da un marco espacial a la producción de cada encuentro.
El ciclo inició con Aunque parezca raro (2015), de Ariel Gaspoz, proyección a la que asistieron estudiantes de la escuela Siglo XXI en una actividad previamente pautada. Belisario Ruiz, uno de los guionistas de la producción cinematográfica (junto a Marcos Barberis) estuvo presente para dialogar con el público. La charla posterior giró en torno al modo en que se concibió la película y el intercambio de puntos de vista en relación a lo visionado en conjunto.
El ciclo continúa el primer miércoles de julio con asistencia de otros cursos de instituciones de nivel medio, principalmente integrados por adolescentes, jóvenes y adultos. La programación que trabaja Relámpago apunta a producciones regionales que, además, habiliten la asistencia a las funciones de integrantes de las películas, para enriquecer el intercambio con el público.
Según explicaron los organizadores (grupo formado por Martín Villalba, Franco Giorda y Jerónimo Ramos), en el trabajo desarrollado en su trayectoria cineclubista registraron, en general, poco acceso de adolescentes a las obras cinematográficas regionales e incluso pocas oportunidades de presenciar películas en una sala ni tampoco conocer centros culturales de la ciudad. «Todas estas cuestiones motivaron la ejecución de esta propuesta en marcha», apuntaron.
Esta grupalidad cultural concibe al cine como «la posibilidad de abrir nuevos mundos, de mirar reflexivamente y enriquecer la percepción, en compañía y diálogo con otras y otros». Según el diagnóstico de Relámpago, «en la actualidad histórica donde la tendencia es el consumo individual, la instancia estética propuesta puede concebirse como un hecho que propicia el encuentro, la conversación, el debate y estimula la sensibilidad y el pensamiento».
Además del visionado, el intercambio habilita la posibilidad de abordar cuestiones propias del lenguaje audiovisual, las representaciones de la región y sus habitantes, los temas tratados en las películas, así como rastrear las influencias de la plástica, la literatura, la fotografía, la música, la danza, el teatro o los procesos sociales, políticos, económicos que caracterizan a la elaboración de las producciones cinematográficas de la zona.
Las funciones planificadas ocurrirán en Casa Boulevard/Sala Metamorfosis, que se constituyó como partícipe y aliado estratégico del proyecto. «De cierta manera viene a cumplir uno de los objetivos que nos propusimos cuando abrimos el espacio: diversificar la oferta cultural y, por otro lado, poder llegar a nuevos públicos», le dijo a 170 Escalones Cristina Witschi. «Si bien el año pasado Relámpago ya había proyectado películas para escuelas, este proyecto permite hacerlo dentro de un programa en el que los jóvenes no solamente vean cine, sino que se encuentren con los actores y realizadores en una experiencia muy enriquecedora», añadió. «Consideramos que tanto el cine como el teatro y las artes en general son una herramienta educativa y de comunicación muy potente que nos ayuda a todos a entender la realidad y, por ende, contribuye a formarnos como ciudadanos críticos», fundamentó la gestora de larga trayectoria en artes escénicas.
«Nos proponemos continuar abriendo espacios a nuevas experiencias que generen redes que a su vez nos potencian. Nuevos circuitos, distintas voces, miradas, estéticas», indicó Witschi. «El año pasado nos pasó que muchos chicos cuando llegaban a la sala nunca habían entrado a un espacio cultural, y que esa primera vez que lo hacen sea en nuestro espacio la vedad que para nosotros es más que un objetivo cumplido. Queremos que se siga dando esta magia. Estamos felices y vamos por muchos proyectos más con todos aquellos grupos que quieran ser aliados estratégicos», cerró.
Para el mediodía del miércoles 28 de junio, el grupo de estudiantes que formó parte del primero de los diez encuentros ideados, volvió a la rutina escolar con la experiencia de haber ampliado la sensibilidad estética luego de participar de la vivencia pedagógica cinematográfica que posibilitó el trabajo autogestivo de esta tropa cultural.
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Muy buen proyecto!
Los jóvenes son “material” tan propicio a absorber estás excelentes ofertas culturales!
Supongo que esa nueva experiencia, esa oportunidad que se les brinda, se multiplicará en sus charlas y conexiones con sus congéneres.
Qué los films sean locales, regionales, y que puedan dialogar con “el otro lado de la cámara” me parece un logro notable.
Congratulations!!!