Un nuevo Contrafestejo que reaviva la resistencia

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS NATALIA MATURANA

 

 

Los redoblantes comenzaron a sonar a las 15:30 del sábado 11 de octubre en la plaza Alvear, palpitando la vigésima cuarta edición del Contrafestejo. Bajo el sol radiante la gente se reunió para conmemorar el último día de libertad de los pueblos del Abya Yala, con el objetivo de revitalizar la identidad, compartir y celebrar la cultura. El encuentro contó con una feria de emprendedores regionales, un colorido desfile de batucadas y comparsas y la presentación de bandas en vivo.

En la víspera del Día de la Diversidad Cultural, el 12 de octubre, el Contrafestejo reunió a distintas comunidades, organizaciones sociales, ambientales, culturales y público en general, en un contexto político y social complejo, donde continúa el colonialismo, avanza la ultraderecha junto con el individualismo y la indiferencia. En resumidas palabras: «contrafestejamos porque la existencia y la resistencia son colectivas. Para tejer redes de apoyo y cuidado…», decía un fragmento de la convocatoria.

Al pie del Monumento a la Madre, Nora Aracil, la fundadora de la Tribu Nuralain, dio inicio a la ceremonia de apertura. La gente en ronda se tomó de las manos alrededor de una fogata encendida y cinco tambores. Aracil destacó que esta ceremonia espiritual conocida como la «Templanza del tambor» se hace todos los años en los Contrafestejos. «Nosotros sabemos que el tambor de madera ancestral necesita fuego para poder hablar. Ese fuego no solo es técnico sino ritual. Siempre hubo circularidades y celebraciones espirituales a lo largo de estos 24 años», dijo. Además, añadió: «No le digamos fiesta, porque es una celebración. No hay nada para festejar, excepto el rasgo de nuestra humanidad. Nosotros trabajamos en eso hoy, en recordar que tenemos un lazo que nos une. No tenemos que olvidarnos de quiénes somos y de dónde venimos. Por eso también hicimos un micro-mini taller y una micro-mini danza que tiene que ver con la comunidad de Palestina, porque todas las comunidades se encuentran en el lazo, en el atarse espiritualmente unos a otros para sostenerse, no para someterse». 

Una hilera de puestos de artesanos regionales se había desplegado a lo largo de la vereda. En otro sector, bajo la sombra de un árbol, se encontraba la Escuelita Móvil Ambiental con un espacio de juego para todas las edades, en particular para las infancias. Allí dispusieron de materiales para el armado de un collage participativo que combinaba elementos recuperados de la naturaleza con pintura, recortes de revistas, entre otros elementos.

 

A partir de las 17, los tambores y redoblantes comenzaron a sonar cada vez más fuerte y, al cabo de unos minutos, la calle se convirtió en una celebración a pura emoción y color. Una tras otra, las comparsas y batucas —Puro Swing, Rejunte candombe, Bololó afrosamba, Bateria Imperial, La Barranca, Nn y Rejunte Transfeminista— desfilaron desde la intersección de las calles Nogoyá y San Martín hasta La Paz, donde se encontraba el escenario principal. Los participantes tocaban sus instrumentos con pasión, acompañados por bailarinas que se movían al ritmo de los tambores. A medida que avanzaban el corto tramo, se iban dibujando sonrisas en sus rostros que contagiaban el espíritu comparsero al público expectante.

De pronto, las nubes comenzaron a tapar el sol hasta cubrir el cielo por completo. Las primeras gotas no tardaron en llegar. La gente se dispersó, varios emprendedores se fueron, pero un grupo persistió bailando bajo la lluvia. El clima festivo continuó. Fue el Rejunte Transfeminista quien cerró el Desfile con una ronda de baile, al grito fervoroso de: «¡Alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina! ¡Se cuidan, se cuidan, se cuidan los machistas, América Latina va a ser toda feminista!”.

Entre sonrisas, pisadas fuertes, miradas, pasos de baile y gritos al cielo la gente se hermanaba. En ese encuentro colectivo brotaba un sentimiento de pertenencia que desdibujaba por completo las diferencias. Una lucha que abarca muchas otras. Esto despertó la euforia de los y las presentes para seguir danzando pese al clima, pese al contexto político de vulnerabilidad de los derechos humanos.

La lluvia cesó, pero se avecinaron fuertes ráfagas de viento. A partir de las 20, en el escenario principal tocaron bandas en vivo, entre ellas Cuna del pescador, Arapoty, Eve miranda, Arrabal, Salto pa tras y Sambese, mientras la gente siguió bailando y compartiendo.

 

 

 

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