TEXTO VÍCTOR LUDI
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En el marco del aislamiento por la pandemia de Covid, una de las disciplinas que creció fue el ajedrez. Las distintas plataformas online en las que se practica incrementaron considerablemente su tráfico. No solo quienes tenían el hábito de este juego aumentaron la asiduidad de su práctica sino también aquellas personas que nunca se habían sentado frente a un tablero se dispusieron a aprender a través de las pantallas. Un dato de color es que, en este mismo contexto, se estrenó la miniserie Gambito de dama (llamada así por el sistema que se utiliza en el ajedrez para jugar una apertura cerrada) que tuvo muy buenas repercusiones e incentivó a jugar a los seguidores de esta producción emitida por Netflix y protagonizada por la actriz argentina/británica Anya Taylor-Joy.
Este impulso permitió que, cuando se reactivaron las actividades presenciales, muchos se acercaran a las distintas escuelas. Este fenómeno se registró en todo el país y Paraná no fue la excepción.
Según los registros de diferentes espacios de la ciudad donde se practica la actividad son alrededor de 120 personas, de diferentes edades, las que de manera recreativa o con fines competitivos, se reúnen regularmente a jugar. Varios maestros consultados coincidieron en que, si bien hay buen nivel, hasta el momento no ha surgido un nombre que se perfile como una promesa local. De todos modos, fue mencionado Laureano Zanel, quien representa a Buenos Aires, como el ajedrecista paranaense más destacado de la actualidad.
Otra señal de que el ajedrez está transitando un buen momento es que el calendario de encuentros está cargado. Los dirigentes del ajedrez local deben ponerse de acuerdo con sus pares de otros puntos de la provincia y de Santa Fe para no superponer las competencias.
Por otra parte, en septiembre pasado, el siete veces campeón argentino, Diego Flores, visitó la capital entrerriana para desarrollar una clínica y, además, disputó partidas simultáneas frente a pequeños ajedrecistas locales. El encuentro fue organizado por la escuela de la Alianza Francesa.
Actualmente, Paraná cuenta con ocho escuelas de ajedrez: en la Alianza Francesa, a cargo de Francesco Pesuto, Gabriel Brizuela y Germán Yujnovsky; en la Asociación Vasca Urrundik, dirigida por Raúl Acosta; en el Club Español, donde enseña Joaquín Werner; en los clubes Bajada Grande y Talleres, ambos bajo la supervisión de Gabriela Clemente; en la escuela Ajedrez Vikingo de la Biblioteca Popular, de Rafael Sosa; y en la Escuela Don Bosco, a cargo de Jorge Luis Huergo. Además, el local de juegos y cómics Invictvs Paraná incorporó un espacio donde Pablo Alem es quien enseña el juego.
También, de manera recreativa, Daniel Kalala Tolosa organiza encuentros ajedrecísticos todos los viernes en la plaza Francisco Ramírez (ubicada entre las calles Francisco Soler, Almirante Guillermo Brown, Fray Mamerto Esquiú y Vicente López y Planes), en un espacio gratuito para personas de todas las edades, que lleva adelante con el objetivo de promover el juego. A este lugar asisten de manera regular unas 15 personas por semana. Al ser un sitio sumamente concurrido, en más de una ocasión suele transitar casualmente gente que se detiene a jugar una partida y, luego, continúa con su recorrido. Por otra parte, Clemente también está a cargo de distintos espacios para la práctica gratuita de esta disciplina en el Polideportivo del barrio AATRA y en el CIC Este de Paraná XIV.
Un desafío entre vecinos
Más allá de las escuelas y competencias, muchas personas practican el ajedrez de manera recreativa, como un pasatiempo. Un claro ejemplo lo protagonizan Andrés Zorzin y Kacho Vera. Ambos viven y tienen sus respectivos negocios sobre calle Feliciano, entre Boulevard Racedo y Dr. Antonio Medina.
Andrés atiende su gomería, mientras que, casa de por medio, se encuentra el kiosco de Kacho. Cuando ambos tienen un tiempo libre, instalan sobre la vereda dos sillas y una mesa, a la que le colocan un tablero y las respectivas piezas. Despuntan el vicio con largas partidas, que solo se ven interrumpidas con la llegada de clientes.
Es un ritual que repiten de manera religiosa hace aproximadamente tres años. «Si hace frío, nos abrigamos; si llueve moderadamente, nos ubicamos debajo del toldo del kiosco. Siempre jugamos para divertirnos, sin la intención de competir. Mucha gente que pasa nos mira porque le llama la atención e, incluso, ha habido personas que se detienen a jugar y se van», contó Andrés.
«Este es un tablero que me regaló mi abuela materna, Leonor –señaló Kacho-, cuando cumplí 12 años. Está bien preservado y es con el que jugamos. Es algo realmente atrapante, pese a que lo hacemos de manera totalmente recreativa. A ninguno de los dos nos interesa competir, sino que es una diversión para nosotros».
La llegada a Paraná
Los primeros registros de la llegada del deporte-ciencia a Paraná, al menos a nivel institucional, señalan al Club El Progreso como precursor y, luego, se sumaron el Círculo Paranaense y el Mate Pastor. Esto fue en las décadas de 1920 y 1930. Sin embargo, su apogeo se produjo durante la década de 1990, a partir de la iniciativa del ajedrecista y maestro Alejandro Iglesias, quien también fuera un destacado periodista deportivo de El Diario.
El impulso de éste fue tal que llegó a organizar un encuentro auspiciado por Clarín, el cual otorgaba un suculento premio de 10.000 dólares. Aquella vez participaron reconocidos maestros internacionales, que jugaron en la plaza 1° de Mayo.
Algunos de sus alumnos que trascendieron a nivel internacional fueron Juliana Leone y Maisa Nejansky. Además, fue determinante para que se lleven a cabo los encuentros Gurises del Ajedrez, que nucleaban a una importante cantidad de niños y niñas.
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