FOTOGRAFÍAS RAÚL PERRIERE
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Durante algunas jornadas veraniegas Raúl Perriere tomó fotos en Montevideo, Rocha, Punta Rubia y Santa Catalina, República Oriental del Uruguay. En su condición de viajero y fotógrafo buscó «acercarse a las cosas y llegar a las imágenes que uno siente». Esa indagación adquirió la forma de los detalles, los fragmentos y los matices que se corresponden con momentos de quietud contemplativa o deriva caminante. El dispositivo podía ser una cámara o un celular, según la ocasión.
«Creo que la elección, lo que uno decide fotografiar, es instintiva, pero detrás de ese latido está todo lo que te constituye: influjos, vivencias, lecturas, músicas, etcétera», dice Raúl.
El paso por la capital uruguaya fue fugaz, pero con la sensibilidad de la mirada aparecieron «flashes mentales de mi imaginario montevideano que irrumpían y amalgamaba lo que observaba. Así, entre otras cosas y de a ratos, iban desfilando por mi cabeza algunos de mis uruguayos predilectos: Isidore Ducasse (el Conde Lautreamont), Alfredo Zitarrosa, el pintor Joaquín Torres García, la banda punk Los Estómagos». En una calle apareció graffiteada una frase que lo remitió a dicha banda, «entonces, mientras me disponía a fotografiar, aparece un pibe en bici que se cruza oportunamente gesticulando; la foto no es la gran cosa, pero la situación inesperada fue un valioso aporte para llevarme un instante único e irrepetible. El hecho sucedió porque lo que leí me detuvo a realizar la foto. Al final busqué la canción y no era de ellos la letra, sino de Eskorbuto, otra banda punk seminal y leyenda de los 80, contemporánea a los uruguayos pero del País Vasco; igual vale».
Para dar cuenta del espíritu de la acción, Raúl apeló a una cita del fotógrafo chileno Sergio Larraín: «Sal del mundo conocido, penetra en lo que no has visto y déjate llevar por las ganas de moverte, y poco a poco encontrarás cosas y las imágenes vendrán a ti como apariciones. No te fuerces nunca a hacer fotos, porque la poesía se habrá perdido».
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Hermoso trabajo, Raúl querido. La que más me gusta es la de los perros. En la mayoría de las fotos hay una atmósfera como de silencio haciéndose caracol. Y cuanto más sencilla o despojada es la composición más fuerte es esa sensación.