Voces que dialogan entre tumbas  

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS NATALIA MATURANA

 

 

Que el hombre no sea indigno del Ángel
cuya espada lo guarda
desde que lo engendró aquel Amor
que mueve el sol y las estrellas
hasta el Último Día en que retumbe
el trueno en la trompeta…

(El Ángel, Jorge Luis Borges: 1979)

 

Pese al fuerte viento, el sol cálido abrazó a las personas reunidas en el Cementerio de la Santísima Trinidad, ubicado al final de calle Perú, el sábado 23 de agosto. A las 16:00, alguien murmuró que pronto iniciaría el Recorrido Histórico previsto con la temática «Ángeles y arcángeles». La actividad organizada por la Municipalidad de Paraná, con entrada libre y gratuita, busca (re)valorizar el patrimonio funerario de la ciudad y descubrir la historia, la arquitectura y el arte detrás de los panteones, estatuas y lápidas.  

Al cabo de unos minutos, la gente armó un semicírculo alrededor de una mediadora que, con un micrófono, dio inicio a la actividad presentando al museólogo, Javier Murchio, quien estuvo a cargo del recorrido. También participaron un par de estudiantes de la carrera de Turismo de la UNER, quienes realizaron preguntas a algunos visitantes para un posterior estudio de público.   

En su introducción, Murchio dijo que el cementerio es «un espacio que abordamos desde hace muchos años desde el Museo de la Ciudad con profundo respeto porque es el sitio de descanso eterno de nuestros difuntos y difuntas», y añadió: “entendemos, como profesionales de las Ciencias Sociales, que el conjunto de expresiones, manifestaciones históricas, artísticas, antropológicas, estéticas que se han sucedido dentro de estos muros, desde hace casi 200 años, representan una muestra irrefutable de nuestra identidad como paranaenses”.

 

 

El eje de los encuentros en el cementerio municipal va variando, ese día tocó arte aplicado al análisis de la estatuaria y de las placas que tienen una representación angélica, teniendo en cuenta lo que dicen las sagradas escrituras al respecto. «Lo cierto es que no sabemos qué sucede una vez que la muerte nos viene a buscar», sentenció el guía.

La primera parada fue un panteón que tenía, en la parte superior, la estatua de un ángel con cuerpo femenino y alas desplegadas, según explicó el museólogo, es una copia del famoso Ángel de la Resurrección, o también conocido como Ángel de Monteverde. Además, comentó que la palabra ángel viene del latín ángelus que significa «mensajero». «¿Mensajero de qué o de quién?» preguntó. Alguien respondió: «De Dios» y el guía agregó: “Muy bien, mensajero entre dos planos, un plano físico o terrenal y un plano celestial o divino. Ahora pregunto: ¿Todos los ángeles son iguales y cumplen este rol de ser mensajeros? No, porque hay diferentes tipos de ángeles”.

Parecía una clase al aire libre ya que el vaivén de preguntas y respuestas planteó una dinámica entretenida para los niños, jóvenes, adultos y ancianos presentes. Hubo quienes llevaron su mate humeante a cuestas, que circulaba de mano en mano.

«Lo que dice la Biblia en relación a la apariencia de los ángeles es que son seres incorpóreos, flotan en el aire porque no tienen cuerpo ni forma. Seres etéreos incorpóreos de luz. El arte, especialmente a partir del Renacimiento, genera ciertas convenciones para representar aquello que no puede explicar de otra manera», contó Javier. Es decir, el arte transforma a los ángeles en seres humanos representados en cuerpos de mujeres alados.

Luego, el recorrido continuó entre los pasadizos que trazaba el guía hacia el siguiente panteón. Frente a la lápida que contenía la figura de un ángel, Javier recuperó a la historiadora del arte y museóloga, Fátima Elías, quien habla de categorías angelicales; entre ellas, destaca los ángeles seductores, como el que se veía allí. «A finales del siglo XIX y principios del XX, empieza a desarrollarse y se instala con fuerza la industria de la belleza y de la moda que van estableciendo ciertos cánones que deben tener los cuerpos de las mujeres. Estas industrias promueven la imagen de una mujer joven, bella; pero con cierta belleza sensual y pública. Las figuras angélicas insinúan esa pureza y delicadeza», dijo. También destacó que aquel ángel dejaba caer flores de su mano, algo que caracterizó como ángel oferente, es decir, que ofrece flores a la memoria o al alma del difunto.

 

 

El sol comenzó a descender temprano entre las tumbas, mientras los pájaros cantaban y el viento soplaba cada vez más fuerte, pero la gente aún seguía atenta a los datos, observando los detalles de aquellos ángeles.

El ritual de llevar flores a los difuntos tiene una función práctica desde la Antigüedad, comentó el museólogo, que es el aroma para disimular el olor de la descomposición de los cuerpos. A partir del Renacimiento, cambió la práctica y se le atribuyó un valor a las flores que transmiten ciertos mensajes.   

Antes de continuar, el guía hizo una pausa para pedir encarecidamente al público que cuide el patrimonio, ya que manifestó su preocupación ante el vandalismo y los robos de placas que han sufrido varios panteones. Un legado que les queda a los vivos como parte constitutiva de la historia paranaense.

Siguiendo el recorrido, el grupo se detuvo en un pasillo angosto frente a otro panteón, aquí Javier señaló otro tipo de ángel, un ángel pleurante o ángel del dolor, que transmite una idea de congoja, de sensación de pérdida. Además, comentó que los arcángeles tienen una jerarquía celestial superior a los ángeles, entre los cuales podemos identificar con nombre propio solo a tres: Miguel, Rafael y Gabriel; los otros cuatro permanecen siendo un misterio para el cristianismo.

 

 

Por otro lado, mencionó a la figura popular del ángel caído: Lucifer, quien, según indica la Biblia, fue expulsado por el arcángel Miguel. Sin embargo, esta figura de Satanás, en sus orígenes bíblicos, comenzó siendo un ángel.

Desde otra perspectiva, el museólogo manifestó que el patrimonio cultural del cementerio posibilita conectar la historia de la ciudad de los vivos con la historia de la ciudad de los muertos, y por eso la importancia de cuidarlo. Para cerrar, Javier agradeció la escucha e invitó a seguir participando de estas actividades culturales. Los participantes agradecieron por medio de un aplauso.

Los recorridos por el cementerio invitan a (re)pensar la muerte desde otro lugar: por medio de la arquitectura, el arte y la historia detrás de los panteones del cementerio municipal.

 

 

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