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«Pasame el rodillo que le dejo bien blanquito el cachete izquierdo», parece decirle un municipal al otro. Y así, trepados a su cabeza, le van haciendo una lavada de cara al robot del Patito Sirirí una mañana de agosto. Mientras el resto de la cuadrilla trabaja restaurando el común de los juegos, a estos dos varones les tocó el alto honor de la puesta a punto de uno de los iconos más representativos de la ciudad y personaje destacado del imaginario infantil paranaense. Posiblemente, cuando llega el momento de la limpieza del Cristo de Río de Janeiro o de la Estatua de la Libertad de Nueva York estas sean transmitidas en vivo desde todos los ángulos. Al Mazinger local —que se lo reproduce en estampas, gorros e ilustraciones de diversos artistas— lo registra la cámara de 170 Escalones.
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Estos ignotos municipales, como muchos otros de diversas direcciones, que realizan importantes labores y servicios, todos los días de la semana, a lo ancho y largo del calendario, es muy bueno que se los visualice y reconozca.
Hoy, que nuestro municipio pasa por un triste momento, los uniformados de naranja, los trabajadores municipales con o sin uniforme, continúan con sus importantes labores cotidianas.
Genial la nota. Me hubiera encantado participar de la restauración o pintada del Robot de mi ciudad, que tanto queremos. Quizás se debería abrir el juego a todos los que quieran, niños, artistas o no, en fin, una idea que se me ocurrió después de leer la hermosa nota. Gracias Franco por compartirla.