Unidas por las ruedas

TEXTO JUAN ALMARÁ

FOTOGRAFÍAS QUAD SKATE SANTA FE

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La tarde pre-veraniega cae lentamente en Santa Fe. El Candioti Skate Park ubicado en el barrio homónimo está colmado. El aro de basquet vibra con fuerza frente a cada tiro de un partido que sucede en la cancha vecina, que también integra el complejo. Niñas y niños intentan hacer pie sobre patinetas que sobrepasan sus pequeñas dimensiones, frente a la atenta mirada de sus padres y las instrucciones del profesor. Pero el soundtrack referente del lugar es el ruido de los skates al deslizar y chocar sus ruedas contra el cemento. Las múltiples rampas son testigos y protagonistas a la vez, de los golpes de los principiantes y las acrobacias de los más expertos. A un costado, un grupo de chicas observan, se saludan, se calzan sus patines y esperan. Luego de charla, ocuparan la pista.

El roller skate es una práctica deportiva urbana que combina la destreza del patinaje artístico con la rudeza del skateboarding callejero. Al convertirse los patines en su elemento distintivo, en los últimos años el público femenino fue copando los espacios abiertos de encuentro y entrenamiento, que parecían destinados solo a los varones.

El Quad Skate Santa Fe está conformado por un grupo de chicas que buscan popularizar el deporte y sumar más adherentes a su movida. En su cuenta de Instagram (@rollersk8.sf) se definen como «un grupo de pibas unidas por las ruedas» Apuntan a generar una comunidad basada en el aprendizaje, el intercambio de experiencias y el amor por ese deporte.

 

 

Rompiendo esquemas

María del Mar tiene 22 años, estudia cine y trabaja como freelance en el ámbito audiovisual. Es una de las referentes del grupo, y al ser consultada sobre cómo surgió la iniciativa, comenta que «hago patín artístico y tenía muchas ganas de salir de la competencia y la estructura. Esto tiene que ver con el juego y la adrenalina. Y cuando lo descubrí dije: ‘tenemos que venir acá’. Hablé con dos chicas, Sasa y Tici, que hace un montón tenían ganas de armar el grupo, y en su momento no se dio. Como somos unas cebadas, lo creamos y a las pocas semanas ya teníamos un montón de integrantes».

La necesidad de romper con las reglas del deporte tradicional se repite en otro testimonio: «soy de Paraná y me vengo acá a patinar porque allá no activa nadie en esta onda, pega más el artístico», cuenta Mariux de 38, diseñadora web freelance, fotógrafa, y estudiante de la Tecnicatura Instrumentista Musical en Guitarra, de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Empezó artístico el año pasado, pero se pasó al rollerskate porque su objetivo era deslizarse sobre las rampas: «cuando invité a mis compañeras no se animaban a salir a la calle», afirma. Si bien en la costanera paranaense se ubica un skatepark inaugurado en el 2014, asegura que «me es más cómodo viajar a Santa Fe, que irme al de allá, que queda re lejos. Voy donde activa, esa es la onda».

La impronta feminista es clave a la hora de definir al movimiento. Mariux asegura que «en todo el mundo están surgiendo grupos de chicas buscando su lugar en los skateparks. La mayoría acá somos feministas y está bueno tener esa perspectiva».

Mar aporta que «en el grupo hoy somos 50. La idea de crearlo no fue solamente juntarnos a patinar y compartir toda la información, sino también ocupar estos espacios que, por lo menos acá en Santa Fe, siempre fueron apropiados por hombres. Y acompañarnos está bueno. No es solamente llegar sino poder sostenerlo, con todo lo que eso significa».

 

 

Un país sobre ruedas

En este proceso de búsqueda y crecimiento, el contacto con las redes de rollerskaters que surgen a lo largo y ancho del país es clave. El pasado 6, 7 y 8 de diciembre ocurrió el Primer Encuentro Nacional de Quad Skate en el Skate Park Parque Sarmiento, de la ciudad de Córdoba. Un grupo de chicas del Quad Skate Santa Fe, se organizó, juntó fondos y viajó.

Sobre la génesis de esta experiencia, Mar cuenta que «cuando arrancamos, empezamos a seguir a todas las páginas que tienen que ver con esto y las pibas de Córdoba y Buenos Aires son las que más activan. Estábamos en línea, comunicándonos siempre. Tres fines de semanas antes me fui a probar el skatepark con ellas porque es increíble. Allá me crucé con un par que me dijeron que estaban organizando el encuentro. Volví, les conté y cuando salió el comunicado insistí en que teníamos que ir, más allá del nivel que cada una tenga».

La posibilidad de encontrarse y difundir el conocimiento que circula entre los diferentes grupos es un impulso fundamental para encarar esas aventuras: «era importante ir a tomar info y después compartirla acá con quien no haya participado. Para nosotras fue increíble. Estábamos con unas caras de emocionadas al ver lo que saben y cómo nos ayudaban con todo», asevera Mar.

La repercusión del encuentro fue tal, que dejó a las rollerskaters locales con ganas de encarar muchos proyectos: «volvimos de Córdoba con tanta info que nos gustaría organizar un montón de cosas para el año que viene. Quedamos en contacto con chicas de todo el país y queremos armar algo acá, en Rosario o en algún espacio cerca, invitarlas a que participen y que Santa Fe sea reconocida. Acá, si preguntás, nadie sabe lo que hacemos. La idea es visibilizar que hay pibas patinando y que cualquiera puede venir. También queremos armar eventos como juegos con premios o alguna mini competencia; por lo menos que al principio sea zonal y después ampliarla», se entusiasma Mar.

«El rollerskate apunta al intercambio. Contribuir no solamente a través del feminismo sino también desde el amor y la comprensión entre las compañeras. Ayudarnos con los trucos, aconsejar: sostenernos entre nosotras. Es decir: ‘loca no estás sola, estamos acá, somos un montón y vamos a estar juntas sobre ruedas’, expresa Rachel, de 25 años, creadora de fanzines y estudiante del Profesorado de Educación Especial en Ciegos y/o Disminuidos Visuales.

 

 

Una convivencia complicada

Acompañarse y estar unidas es la base para enfrentar el machismo presente en toda la sociedad, al que no escapan los deportes urbanos. Mar asegura que «a muchas chicas les da vergüenza o les cuesta usar espacios donde hay hombres muy enojados por lo que estamos haciendo, entonces queremos acompañarnos». En esa línea, Mariux agrega que «está bueno tener un soporte cerca cuando estás aprendiendo. Sobre todo, al principio cuando no estás habituada a los skateparks, que son muy ocupados por varones. Tener un sostén y saber que contás con alguien para que te acompañe».

Martina practica skateboarding. Tiene 18, este año termina la secundaria y en el 2020 estudiará en la Facultad de Ingeniería Química de la UNL. Sobre su experiencia en el territorio, cuenta que «a mí se me quejaron porque uno como está arrancando, no sabe mucho. Se molestan si te cruzas, más cuando hay mucha gente. Por suerte tenemos un profesor que nos tiene paciencia». Desde su perspectiva, existe una distinción entre la forma en que se vive el deporte: «lo diferente entre los chicos del skate y las chicas del roller, es que ellos son muy competitivos, están viendo a quien le sale mejor y criticando. En cambio, las chicas están todo el tiempo ayudándose entre sí».

«Nuestro deporte tiene que ver con la estabilidad. Cuando hay tanta gente, están inquietos y a veces ponen en peligro a las pibas. Y quebrarse cuando uno recién empieza es muy fácil. Siempre estoy atenta a eso. Y más allá de que nos choquemos y crucemos, hay situaciones machistas que trato de parar cuando las escucho. Por suerte, hay un montón de pibes copados, pero otros no. Debe ser difícil ver cómo las chicas se organizan para ocupar un espacio que inconscientemente siempre les fue propio», reflexiona Mar.

 

 

Buscando y defendiendo lugares

Santa Fe cuenta con dos skateparks. Uno es el de barrio Candioti sur, inaugurado en el 2013, luego de ser la opción elegida por los vecinos en el marco del Presupuesto Participativo, que encaró la por entonces gestión municipal. El otro se ubica en el Parque del Sur, y se trata de un sector reservado para la práctica del skateboarding y el rollerskate, dentro de uno de los pulmones verdes de la ciudad. Los usuarios de ambos, nucleados en diferentes organizaciones de deportes extremos, denuncian regularmente sus falencias y reclaman su mantenimiento y mejora.

Sobre las condiciones del Candioti Park, Mar opina que «como recién arrancamos, por ahora nos resulta cómodo. Pero a medida que vamos avanzando nos damos cuenta que falta espacio y hay terminaciones que no están bien. Y ni hablar cuando fuimos a Córdoba y vimos el que tienen allá. Estuve hablando con uno de los chicos y me dijo que hay un proyecto en marcha para hacer otro. Estaría bueno seamos parte de eso. Mientras más gente demanda algo nuevo, más atención se le da».

Por su parte, Martina comenta que «el skatepark del Parque del Sur tiene más que nada cajones: lo usan quienes andan en bici o en skate. Al de acá le falta, pero igualmente se pueden hacer un montón de cosas. En la ciudad no hay muchos spots (las construcciones urbanas utilizadas para practicar el deporte), pero a lo que tenemos le podemos sacar provecho».

 

 

Siempre para adelante

Teniendo en cuenta que el año que se va se produjeron grandes avances en su movida, las integrantes del Quad Santa Fe ya planean objetivos para el 2020. Mar mira hacia el futuro y asevera que «todavía quedan muchas asambleas por hacer, en relación al grupo que ya es muy grande. Aún no nos vimos personalmente entre todas, porque al ser abierto a que cualquiera venga en cualquier momento, a veces nos cruzamos sin conocernos. La idea es juntarnos y darle importancia a que no solo somos pibas, sino disidencias. Queremos llamar la atención sobre eso, porque la idea es que se sientan cómodas y acompañadas. La mayoría andamos en patines, pero son bienvenidas las que hagan skate o bici, que no se animen a venir porque se sienten solas».

Mariux acota que “desde el grupo, queremos acompañar con ciertas luchas. Por ejemplo, si hay una marcha, sumarnos con los patines en esas reivindicaciones en las que nos interesa apoyar, como el feminismo y las disidencias” Para finalizar, agrega que «estoy reclutando chicas de Paraná, tengo muchas interesadas. Pero les falta organizarse. Creo que allá el deporte está empezando a conocerse, pero se van a tener que venir a Santa Fe, porque acá está la energía». Y para materializar sus palabras, se despiden y levantan ansiosas para seguir gastando sus ruedas en la ya nochecita santafesina.

 

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