TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Estuvieron ahí cada martes desde el 16 de enero de 2018, pero ahora fueron muchos más. Los integrantes de la Coordinadora Basta es Basta: por una vida sin agrotóxicos concretaron la marcha número cien alrededor de la casa de gobierno de la Provincia de Entre Ríos; esta vez acompañados de una nutrida manifestación que, según los habituales, triplicó la concurrencia.
Sin dudas este 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, fue una jornada singular en la Argentina, en el marco de fiesta popular por el cambio de gobierno nacional y el juramento de Alberto Fernández y Cristina Fernández. En la capital provincial, la Plaza Mansilla se aprontaba para la asunción del segundo mandato de Gustavo Bordet, acto del día siguiente, con un despliegue de sillas, pequeñas tribunas, escenario, iluminación del edificio público y armado de sonido. Hasta allí llegó la marcha desde la Plaza 1° de Mayo, bajando por la peatonal San Martín y doblando en Laprida. A diferencia de la ronda a la Casa Gris, este preludio fue una demostración ruidosa con cantos y redoblantes, que incluía una volanteada a los transeúntes del centro.
A la hora exacta (20:15 en verano), la gente se puso en movimiento en un recorrido de unos veinte minutos por Laprida, Córdoba, Alameda de la Federación y Santa Fe. Al frente iba la bandera del Foro Ecologista de Paraná que exige «¡Paren de fumigar!»; detrás, gente con letras formando la frase «Basta es basta», y carteles de «Fuera Monsanto de Entre Ríos, Argentina y América Latina», «Agrotóxicos matan», «Entre Ríos sí, entre venenos no», «Justicia climática» o «Suelos y alimentos sin venenos». Otros, más partidarios (de la Nueva Izquierda), reclamaban reforma agraria agroecológica, prohibir los agrotóxicos y bajar el decreto de Bordet (que permite fumigar cerca de las escuelas rurales). Además, las velas y el silencio fueron característicos durante el andar: llamitas encendidas en frascos que les daban visibilidad a la distancia a estos manifestantes que conversaban, aunque sin entonar consignas a viva voz. A lo largo de las dos cuadras que ocupaba la marcha, de punta a punta, gurises de diferentes edades nutrían el despliegue.
Personas desprevenidas de esta movida podrían pensar que se trata de una lucha exclusiva de un grupo ambientalista, acompañado por algunos militantes partidarios opositores; pero la composición del encuentro número cien hace tambalear esa idea. Allí estaban estudiantes secundarios; universitarios; docentes; trabajadores de gestión del Estado provincial; del Poder Judicial; delegados gremiales; integrantes de la Asamblea Vecinalista de Paraná; gestores culturales; abogados, arquitectos; habitantes de Oro Verde, Colonia Avellaneda y San Benito; reconocidos músicos como Carlos Negro Aguirre o Seba Macchi; el historiador Juan Vilar; y también productores de experiencias agropecuarias de la zona de Paraná y de la costa del Uruguay. Será que la conciencia, de igual forma, se esparce en el aire. Será que lo que al principio desvela a unos pocos pasa a ser, con el tiempo, preocupación de muchos: los agrotóxicos son venenos, y los venenos matan.
Hay más conocimiento en la sociedad, afirmó Daniel Verzeñassi a 170 Escalones, «lo pone en evidencia la feria de alimentos locales producidos sin venenos; la proliferación de dietéticas concurridas para intentar alejar enfermedades o sentir que tenemos cierta protección». Para el integrante del Foro Ecologista, no hay una buena práctica posible cuando hablamos de venenos. Este 10 de diciembre en el que se conformó el nuevo Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible a nivel nacional representa, en su opinión, una oportunidad: «abre expectativas, aunque no nos gusten muchas cosas que puedan pasar y aparecer en el horizonte en algunas áreas del gobierno que ha asumido hoy. Inclusive las áreas donde aparecen figuras que pueden darnos cierto resquemor, ahí mismo hay gente que está diciendo cosas como las que se escuchan en las rondas. Esto no pasaba en el gobierno anterior. Es decir, una cosa es estar enfrentados a un bloque monolítico de intereses y otra es estar enfrentando circunstancialmente a intereses que pueden identificarse pero que adentro y al lado tienen gente que está diciendo otra cosa. Esa es la enorme diferencia», dijo.
Como cada semana, se concluyó en ronda. Esta vez, en lugar del megáfono se usó el sonido que prestaron quienes estaban preparando el acto de asunción de Bordet. Daniela Verzeñassi leyó entonces un escrito de la Coordinadora para la ocasión: «Hoy, martes 10, no estamos celebrando. Estamos sí agradeciéndonos como sociedad haber podido sostener cien martes consecutivos de ronda por la defensa de la vida de nuestros territorios, lo que es decir también la nuestra. Rondas, intervenciones artísticas, foros de agroecologías, charlas, programas radiales, ferias por la agroecología, ordenanzas, amparos judiciales; múltiples acciones en toda la provincia que nos abrazan y encuentran para seguir resistiendo, existiendo y construyendo una Entre Ríos sin venenos. Basta es basta», expresó. «La transición ya comenzó –continuó–. El Estado provincial es quien debe transformar el modelo productivo con medidas concretas. Urgen políticas públicas que acompañen a los productores: reducción impositiva a los productores que comienzan la transición y distancias de resguardo para que estas producciones no sean alcanzadas por las derivas de agrotóxicos, son posibles y necesarias. Dos años después de haber escrito y hecho público nuestro petitorio, desde la coordinadora Basta es basta ratificamos la vigencia de cada uno de nuestros puntos e instamos a nuestro gobernador a rever la decisión de supeditar la cartera de ambiente al ministerio de producción. Hoy, claramente se jerarquiza el dinero por sobre la vida. Definitivamente no se comprende cual es el tema más urgente, no solo para los entrerrianos sino para el mundo. En la vida de nuestra madre tierra nos jugamos también la nuestra». La invadió la emoción en las palabras finales: «Ni un niño, ni una niña más con cabezas peladas. Ni una madre más perdiendo su embarazo. Ni un Ulises más en el Hospital Alemán. Ni una escuela más fumigada, ni una noticia más sobre un entrerriano menos. Seguimos de luto, señor gobernador, por tiempo indeterminado. Por las víctimas, por las familias, que también son las suyas señor gobernador, por la vida de nuestra provincia: Basta es basta».
A varias voces se repasó el documento que la coordinadora presentó hace dos años y se cerró cantando la consigna «Hay alternativa, agroecología. No queremos ser, pueblo fumigado». El problema está en agenda y la movilización en el espacio público se mantiene como un bastión en la lucha contra poderosos intereses. ¿Serán necesarias doscientas marchas?
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