TEXTO PABLO RUSSO
Un grupo de tres revistas temáticas, conformada por Taipei, La tierra quema y La vida útil, encararon recientemente un procedimiento de investigación cuantitativa para conformar una posible lista de las cien mejores películas del cine argentino. La información procesada se dio a conocer en el marco del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el pasado 11 de noviembre, haciendo pública varias sorpresas en los resultados de 546 votantes que eligieron 812 películas.
La primera de ellas fue que una mujer de provincias, Lucrecia Martel, encabeza el ranking de votaciones con La Ciénaga, además de que Zama quedó entre las primeras 20. En el top diez hay dos documentales (La hora de los hornos, de Fernando Pino Solanas y Octavio Getino en el puesto 6; y Juan, como si nada hubiese sucedido, de Carlos Echeverría, en el 7). Seis películas de Leonardo Favio están entre las primeras 20 y Los Traidores, del cineasta revolucionario desaparecido Raymundo Gleyzer, quedó número 13. La lista completa se puede ver acá, accediendo a los resultados generales o buscando la elección cinéfila de cada votante.
«Tomando como antecedente las encuestas llevadas a cabo por el Museo del Cine entre 1977 y 2000, esta edición propone un panorama actualizado que reúne a distintas generaciones y profesiones del universo cinematográfico argentino con el objetivo de invitar a la reflexión acerca de la historia y el estado del cine nacional», informan en la web de la encuesta. Ya nadie recuerda aquella encuesta, y la presente cuenta con la ventaja de la difusión virtual que entonces no existía.
A cada participante se le pidió una lista de sus diez películas argentinas preferidas, de cualquier año y duración (es decir, largos, cortos o mediometrajes), con el objetivo de alcanzar las cien mejores. La lista podía estar ordenada por preferencia, pero se aclaró que todas tendrían el mismo valor a la hora del conteo. Se ofreció la opción de acompañar la selección de películas con un texto justificativo. Debido a las coincidencias en cantidades de votos, se conformaron 62 puestos de ranking. Las 103 más mencionadas son las que llegan hasta el puesto 52 (correspondiente a las películas que tuvieron 11 votos).
«Desde que nos enteramos de la existencia de la encuesta organizada por el Museo del Cine en sus sucesivas ediciones y del gap que se generó desde su última edición en el año 2000, nos surgió la idea de hacer una nueva, dado que en estos 22 años sucedió tanto la mayor parte de la carrera de cineastas como Martel o Llinás como una serie de transformaciones en las formas en las que se produce, distribuye, exhibe y se piensa el cine que nos parecía importante plasmar en una nueva edición de la encuesta», le contó Iván Bustinduy, editor de Taipei, a 170 Escalones.
Para la organización del trabajo, se dividieron en comisiones entre las diferentes revistas, así como las invitaciones, el Excel, el diseño gráfico, la escritura y edición de textos de prensa. «Fue un laburo demoledor en términos de horas de dedicación, y no se podría haber llevado a cabo sin el trabajo diario de las diez personas que compusimos el equipo. El armado del ranking con sus posiciones sigue el modelo con el que se había armado la anterior edición de la encuesta. Si bien encaramos la encuesta de otra manera que la forma en que la hacía el Museo (en términos de votantes, por ejemplo) fue una decisión editorial respetar el formato en ese punto. El trabajo lo hicimos completamente a pulmón, sin ningún financiamiento externo», comentó Bustinduy.
Sobre los criterios para convocar votantes, decidieron ampliar la encuesta a gente del cine (directores, actores, técnicos, docentes, productores) y de la cultura en general, siempre que existiese un interés específico en el cine. «Hicimos un proceso de investigación de la realidad cinematográfica de cada provincia hablando con cada subdirector/a de las ENERC regionales, directores de las diferentes direcciones de cine y programadores de cada provincia, quienes nos enviaron contactos de interlocutores de cada provincia que investigamos uno a uno con el objetivo de no invitar a mansalva (no tenemos ni financiamiento ni fuerza de trabajo para invitar a todo el mundo) y de que sean personas lo más idóneas y conocedoras del cine argentino posible (para evitar que se vote siempre lo mismo). Yo me encargué de este punto y llegué a tener 100 conversaciones de WhatsApp paralelas con gente pasándome cosas y haciendo preguntas, fue un completo delirio. Hoy por hoy me siguen llevando flyers de eventos en Formosa, Santiago del Estero, Entre Ríos, Río Negro… », confesó Iván, formado como realizador y docente en la Universidad del Cine (FUC).
«En mi caso, me sorprendió mucho la presencia del cine experimental y, fundamentalmente, la escasez de películas del período clásico del cine argentino, lo cual muestra la absolutamente penosa situación que tiene nuestro cine, con una fuerte despreocupación de parte del Estado a la hora de evitar casi por todos los medios llevar a cabo la iniciativa de una Cinemateca que preserve, restaure y difunda el cine argentino. Todo depende de coleccionistas privados como (Fernando Martín) Peña, que viven para sostener de manera muy sacrificada y parcial algo que el Estado debería hacer y no hace», indicó sobre los guarismos de esta iniciativa.
De Taipei / Crítica de cine participaron Álvaro Bretal, Iván Bustinduy, Pablo Ceccarelli, Agustín Durruty y Milagros Porta; de La vida útil Martín Emilio Campos, Lautaro García Candela, Lucas Granero, Lucía Salas y Ramiro Sonzini; de La tierra quema, Mercedes Orden. «Si bien obviamente recién lanzamos esta edición, que queremos acompañar con una serie de presentaciones a realizar el año que viene a lo largo y a lo ancho del país, estimo que a la próxima habría que hacerla dentro de diez años. El único deseo es que para ese entonces tengamos una Cinemateca a la altura de nuestro cine», cerró Bustinduy.