Gira rural de Saltimbanquis

TEXTO FRANCO GIORDA

FOTOGRAFÍAS SALTIMBANQUIS

 

 

El colectivo artístico Saltimbanquis culminó recientemente la gira Teatro en el camino con la que visitó escuelas rurales de Hernández, Aldea Asunción, Cerrito, Antonio Tomás, Puerto Víboras y Rincón del Doll. La obra presentada fue La carrindanga, un espectáculo con perfil didáctico que hace referencia a la historia y a la identidad regional.

Según explicaron desde el grupo teatral, el recorrido fue pensado a partir de la gran demanda en el ámbito rural, detectada en experiencias previas, de bienes culturales debido a la distancia que existe con los centros urbanos donde se produce la mayor cantidad de obras. «En nuestro territorio provincial la realidad socioeconómica y cultural es muy dispar: mientras las grandes ciudades tienen un alto desarrollo de expresiones artísticas y expresivas, los pequeños pueblos, parajes de zonas rurales o incluso los barrios alejados del casco céntrico, carecen de estas posibilidades» dijeron al respecto los integrantes de la agrupación escénica.

 

 

En La carrindanga actúan Jimena González, Gabriela Viero, Clarisa Benetti y Carlos Vicentin, quien también lleva adelante la dirección de la puesta. Al respecto, 170 Escalones le propuso a Vicentín algunas preguntas que resultaron en el siguiente diálogo

 

¿Cómo surge la idea de hacer una gira por escuelas rurales?

Las giras son, más o menos, una constante que tenemos en Saltimbanquis. Hace varios años venimos recorriendo las escuelas rurales. Quizás no de esta manera, pero es algo que frecuentemente realizamos con diferentes puestas. Esta vez, el Instituto Nacional del Teatro seleccionó proyectos para subsidiar las giras y nosotros fuimos elegidos. Así que, a diferencia de las otras veces, esta tuvo una cobertura económica que nos dio más tranquilidad a la hora de poder hacer el recorrido.

 

¿De qué modo fueron seleccionadas las escuelas en las que se presentaron?

El subsidio plantea la posibilidad de trabajar con co-gestores que colaboran o se suman al proyecto. En este caso, nuestro co-gestor fue el Consejo General de Educación. Entonces, lo que charlamos con la Dirección de Educación Artística, coordinada por Marita Cortés, fue que las escuelas se agrupen por zonas para poder aprovechar la propuesta; de hecho, una idea de ellos que funcionó muy bien fue tomar una escuela grande de alguna localidad para que allí se convoquen las escuelas rurales. Así que desde la Dirección de Artística coordinaron con las distintas supervisiones para ver qué escuela convenía más que sea la anfitriona.

 

 

¿En qué consiste el espectáculo presentado?

La Carrindanga es una puesta que tiene un tinte pedagógico. Básicamente, tiene una estructura que se asemeja a la de los viejos saltimbanquis que visitaban los pueblos europeos allá en la Edad Media, pero ambientada en el Litoral. Entonces, son cuatro bloques en los que abordamos diferentes temáticas, contamos historias y hacemos distintas actividades. Por ejemplo, narramos un cuento que tiene que ver con la solidaridad y el compromiso comunitario. También rescatamos la identidad de Entre Ríos. Después aparece un uruguayo, Don Pepe; y ahí distendemos con actividades humorísticas, recreativas e interactivas. Luego, tenemos un sistema para identificar especies de animales y aves para cultivar la conciencia ambiental. Para finalizar, desarrollamos una leyenda de nuestros pueblos originarios sobre la yerba mate. Además, hay un par de temas musicales que van ayudando a que los relatos sean amenos a partir de una mistura de diferentes disciplinas.

 

¿Cómo son recibidas las obras? ¿Qué tipo de intercambio se genera entre el público y quienes llevan adelante el espectáculo?

La vida en el campo hace que muchas cuestiones que aparecen en la obra tengan una resonancia muy distinta a lo que sucede en la ciudad. Entonces, se abre una puerta a partir de la cual intercambiamos muchísimo. Más allá de la obra todo lo que se genera al visitar una escuela de este tipo es maravilloso. El intercambio que se da con los niños, las niñas, el equipo docente, las madres y los padres, es genial. Uno ahí, dimensiona la necesidad, el agradecimiento, el tipo de vínculo que se forma en ese ida y vuelta, donde se da un intercambio de realidades, contamos cómo hicimos la obra, cómo es este fenómeno del teatro, cómo es la cuestión de los instrumentos, de los títeres. Ellos nos cuentan sus realidades, lo que conocen. Nosotros aprendemos mucho. Nos muestran su escuela. Se percibe un orgullo muy grande por su espacio y por su comunidad. Se da un compartir entre las escuelas también que es muy valorable. Es conmovedora la forma de trabajar y la vocación de las maestras rurales. Por lo tanto, ese conjunto de experiencias que vivimos lo hace muy particular, valorable y muy enriquecedor. A veces cuesta encontrar palabras para describir, porque mientras voy hablando se me cruzan un montón de imágenes de experiencias que vivimos, de gurises que se acercan a charlar, a contar, a demostrar su habilidad, a tocar un instrumento, a preguntarnos cosas, a contarnos de sus vidas. Es hermoso. Son espacios sumamente necesarios. Con esto quiero decir que el post-función es una instancia de mucha riqueza. En las escuelas nos reciben de maravilla, hemos compartido tortas fritas, facturas. En una escuela cada niño y cada niña había elaborado empanadas de diferente tipo con sus familias, aprendiendo a cocinar para después compartir con el resto. Son instancias de aprendizaje y de compartir en diferentes ámbitos que lo hacen multiplicador, lo hacen muy rico. En las charlas posteriores aparece mucho de sus historias. Hemos encontrado un niño rapero, otro niño fotógrafo. Creo que ellos han conocido mucho y nosotros también hemos aprendido un montón en ese compartir el teatro. Hay experiencias que quedarán para siempre en nosotros. Lo que más se siente en este momento es una sensación de cierta nostalgia por haber terminado la gira y no poder seguir recorriendo estos establecimientos que a nosotros nos gusta muchísimo visitar. Se seguirá dando de otra manera seguramente, pero esta fue una experiencia inolvidable.

 

 

Las escuelas que formaron parte de la gira de Saltimbanquis son Cornelio Zelaya, José Manuel Estrada, Bartolomé Hidalgo, Francisco Ibáñez, Esteban de Lucca, Félix Frías, Francisco Ramírez, Libertad, Paula Albarracín, Asamblea del año XIII, Del algarrobo, María Montesori, Mariano Necochea, Portales de amor, Facundo Arce, Guillermo Hudson, Francisco Ramírez, José Hernández, Manuel Leiva, Juan Mantovani, Lomadas entrerrianas, Manuel José de Lavardén y El Chimborazo.

 

 

 

 

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