11 de diciembre de 2024

La bomba cultural

TEXTO FRANCO GIORDA*

FOTOGRAFÍAS TIERRA BOMBA

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Desde hace más de cuatro años, Nico, Martín y Emi sueñan despiertos. A partir de un trabajo perseverante, han logrado sostener durante este tiempo un espacio cultural independiente donde se desarrollan diferentes expresiones artísticas. Ese lugar en el mundo que han sabido construir se llama Tierra Bomba. La sede es una casona en Urquiza 1214 de aproximadamente un siglo de antigüedad. El ingreso es un típico zaguán que se destaca por sus paredes marmoladas y una puerta cancel. El edificio está organizado a partir de un gran patio central cubierto que funciona como núcleo aglutinador del público que asiste a las distintas propuestas. En el extremo norte de ese ambiente interior hay una mampara con un vitral cuyas cualidades estéticas lo convierten en el centro de atención. La luz que atraviesa el admirable diseño de los cristales coloridos es el telón de fondo del escenario donde se suben las bandas a tocar. El inmueble se complementa con otro patio a cielo abierto, ideal para las noches de verano. En ese contexto, que cuenta con una historia intensa y un poder sugestivo, los tres amigos organizan recitales y encuentros vinculados al cine, el stand up, el teatro, la plástica, la literatura. Este trío de entusiastas se refiere al notable recinto como “La casa”, a la que le otorgan un carácter de entidad con vida propia.

170 Escalones dialogó con ellos durante una de estas tardes de invierno en el corazón mismo del inmueble, donde habitualmente se llevan a cabo sus encuentros para planificar las iniciativas que les han permitido convocar tanto a artistas locales como a figuras de trayectoria internacional, siempre con una concurrencia que colma el lugar.

 

 

¿Cuál fue el origen de este espacio?

Nico: Cuando nos juntábamos entre amigos siempre tirábamos ideas y surgió la necesidad de ponerlas en un proyecto. Antes, todos teníamos banda. Entonces, esas ideas estaban relacionadas con la música, pero también con la proyección de videos, intervenciones artísticas y todo terminó para el lado del formato de peña. Primero lo pensamos como algo itinerante, pero al primer lugar que llegamos, muy de rebote, fue a la casa que nos terminó atrapando hasta hoy. No nos podemos ni queremos despegar.

 

¿Cómo llegaron a este lugar?

Nico: Era un instituto terciario y la directora era nuestra tía. Así que nos lo había prestado para un par de eventos familiares…

Martín: Después de uno de esos eventos se la pedimos para organizar algo nosotros.

Nico: La primera fecha fue un sábado. Entonces, el viernes desarmamos el instituto y al otro día armamos la peña.

 

¿Cuál fue ese primer evento que organizaron?

Nico: Fue en junio de 2015 con Factor Fun y Canciones de Luca y Sumo. Metimos proyecciones de una selección de videos que hicimos entre todos. A esa la pensamos para muy poca gente, pero de golpe explotó. La difusión fue muy casera: imprimíamos carteles en A4 y los pegábamos en las plazas…

Martín: Todo súper a pulmón. Yo iba a la Facultad en Santa Fe y pegaba allá.

Nico: El primer punto fueron las plazas y después las Facultades. O sea, los lugares de encuentros.

 

¿Cómo surge el nombre Tierra Bomba?

Martín: En un momento, yo fui a hacer un intercambio a Colombia. Estuve allá viviendo seis meses. Frente a Cartagena hay una islita que se llama Tierra Bomba y que es muy precaria. En frente, hay un lugar súper turístico que parece Miami y ahí vivían antes lo que ahora viven en Tierra Bomba. Es un sitio donde fueron los desplazados que hoy se cruzan todos los días a trabajar en cosas turísticas. Estando ahí, Nico me fue a visitar con otro amigo y seguimos hablando de esto que veníamos maquinando desde hacía rato…

Nico: Entra por dos lados. El nombre me encantó desde el principio. Conceptualmente, se fue amoldando. Es una belleza natural más que otra cosa. En frente hubo un boom inmobiliario e inversiones millonarias pero lo más lindo estaba en la isla.

Martín: Claro, en esa sencillez sin tanto lujo.

Nico: Coincide un poco con esto. A este lugar lo hicimos sin nada, sin un peso. Entramos con una idea a un lugar que nos prestaron para la primera peña, conseguimos bebidas a consignación, es decir, nos largamos a generar un ingreso para después poder devolver. Es un poco lo que seguimos manteniendo hasta ahora. Lo vemos por fuera de las leyes del mercado porque si no ya lo habríamos dejado. Se nutre de lo que genera. Encajó por ese lado y siguió esa esencia. Hasta ahora todo lo que hacemos económicamente no conviene. Por ejemplo, poner un sonido de primera, la difusión con publicidad, armar el festival con cinco bandas, teatro, etc. Si querés que salga algo de guita a esto no lo hacés.

Martín: Si queda algo se pone para la casa.

 

 

¿Las producciones son independientes?

Martín: Nunca hubo un sponsor. La plata no sale de otro lado que de la gente que viene. Tampoco producimos en función de una banda que convoque, sino que organizamos según lo que nos parece auténtico y que va con el mensaje que nos interesa mostrar.

Nico: El único filtro es el artístico.

 

¿Cómo fueron los primeros pasos para empezar a traer bandas de afuera?

Nico: Hoy es mucho más fácil por el material que tenemos. Vamos dejando registro visual de cada una de las noches. Hoy en día ya tenemos una mochila llena que nos permite mostrar el lugar a los invitados. También tenemos cierto historial porque vino Rocambole, Andrea Prodan y nombrás a un par de artistas de los que puede haber referencias. Al principio, teníamos que explicar mucho más.

Martín: La segunda fecha que organizamos fue con La Rosario Smowing. Era algo delirante porque era una banda que íbamos a ver nosotros, que nos encantaba pero que no iba a convocar por nombre. A la movida la íbamos a tener que hacer nosotros como para que se llene. Le explicamos y se coparon.

Nico: A veces suena medio delirante, pero lo tomamos, en cierta forma, como un juego. Un juego de adultos. Cada vez que nos juntamos sale la idea de que estamos viviendo un sueño lúcido: armar una peña entre amigos para traer bandas que nos gustan, conocer gente, poder mantenerlo en el tiempo por fuera de las normas del mercado, sin inversión. Es muy satisfactorio. Estamos cumpliendo un sueño y lo queremos tomar con esa responsabilidad.

Emi: Nosotros proponemos las condiciones: siempre pagamos un cachet, buen sonido, escenario adecuado, camarines cómodos. En general, eso no suele ocurrir.

Martín: Nuestra experiencia es que las bandas tienen que armar la fecha, salir a vender las entradas, conseguir el sonido…

 

¿Qué criterio tienen para elegir las bandas?

Nico: Es lo que nos gusta. No pensamos cuál convendría o cuál está convocando.

Emi: Lo pensamos como una celebración festiva.

 

¿Cómo definirían la línea estética de las bandas que traen?

Martín: A mí me gusta la música en general. Este es un lugar de la música del mundo.

Nico: Cada uno trae sus influencias o las bandas que está escuchando. Al día de hoy hemos metido en una canasta los gustos de los tres y termina siendo una sola cosa. Las plataformas como spotify nos permiten escuchar otros artistas que no conocíamos. Acá ha venido desde cumbia colombiana hasta funk, rock and roll, rockabilly, ska, blues…

 

¿Cuándo fue que se animaron a traer una banda extranjera?

Martín: Creo que fue Caribe Funk. Habíamos conocido su música en Colombia. En su momento, fue medio delirante mandarles un mail a esos locos. Ellos se coparon con la historia del lugar y nos hicimos amigos al toque.

 

¿Tratan que la fecha coincida con alguna gira, hablan con gente de otros lugares para que se genere la misma onda o los traen específicamente a Paraná?

Emi: En ese sentido, mirando en perspectiva, terminamos siendo el puente entre el público de acá y las bandas, sean de 50, 100, 500 o 5000 kilómetros. El escenario termina siendo el punto de encuentro. La casa es dónde pasan las cosas. En ese ida y vuelta es donde se encuentra la gente. Hoy una banda, al momento de salir de gira, tiene en cuenta a Paraná como punto de toque dentro interior: Córdoba, Rosario, Paraná…

Nico: Al principio nos pasaba que algunas bandas iban a Rosario y si les quedaba un hueco venían. Ahora nos piden venir.

Martín: También conocemos gente en Rosario con la que podemos hacer un gancho

 

¿Tienen roles en la organización?

Nico: Hacemos una puesta en común entre todos, pero para que no sea agotador es necesario que haya tareas que sean específicas de cada uno. Yo hago esto y me desentiendo de lo demás. Esto nos da un ritmo más relajado. Más de disfrute. Al principio, cualquier cosa era una alarma. Ahora no tenemos tantos sobresaltos. Igual, en cada noche hay adrenalina.

 

¿Cómo ven la evolución de la casa en estos cuatro años?

Martín: Hubo una apropiación de parte de la gente que es increíble. A mí me flashea que es una casa con valor patrimonial que se está manteniendo gracias a que estamos nosotros. Seguramente cuando nos vayamos esto tiene destino de edificio o de cualquier cosa. La gente la cuida de una manera increíble. Es como si fuera la casa de todos. Nunca hubo que retar a nadie. Más allá del pucho que es una lucha.

 

¿Cómo trabajan la propuesta en cuanto a las otras disciplinas artísticas que no son musicales?

Nico: Estamos haciendo un 5% de lo que nos gustaría. La experiencia de cine con Relámpago estuvo buenísima y está la idea de seguir. Lo mismo con el Stand up. También hemos iniciado un ciclo de escritores: vino (Hernán) Casciari. Tenemos la idea de hacerlo más seguido, pero siempre nos corre la vorágine. A la vez nos movemos dentro de ciertos parámetros de la economía que tenemos que cumplir sí o sí: pagar el alquiler, los impuestos, etc.

Martín: Nos interesa que cada producción esté buena y que no sea “abro porque tengo que abrir”.

Nico: Lo más fácil sería decirles a todos que vengan a tocar, pongan su sonido, que se hagan su flyer, armen su evento. Económicamente tal vez entre más plata así pero artísticamente no es lo que pretendemos. Más allá de que ninguno está realizado económicamente. Incluso nos vendría bárbaro que nos entre otra moneda, pero sería resignar algo mucho más grande que es la posibilidad de cumplir un sueño.

 

 

¿Qué es lo próximo?

Nico: Es el Festival de Invierno, el sábado 17 de agosto. Una jornada que arranca a las 6 de la tarde y termina a la madrugada. Va a haber exposiciones con Los artistas para el pueblo y Santiago Moreyra, teatro con La extraordinaria vida de Jorge Valente y después habrá cinco bandas: Combo Mutante; Maca Revolt; Sol Pereyra, que viene de Córdoba; DJ Karim, un loco de Argelia que vive en Argentina hace rato y que formó parte de la banda de Manu Chao; Los vándalos de Rosario, una banda legendaria de rock and roll; y Homero y sus alegres que hace una mezcla de cumbia con música del palo del rock.

Emi: Este es el segundo Festival de Invierno que organizamos. Es otro eslabón de las propuestas de la casa. En este caso, evoca a lo que invita el invierno: actividades puertas adentro, introspección, renacer para florecer en la primavera. Encontrarse durante 12 horas de 6 de la tarde a 6 de la mañana.

 

¿Tienen otras propuestas definidas además el Festival de Invierno?

Nico: El sábado siguiente al festival está Peña Bomba que viene una banda conformada por músicos de Brasil y Méjico: Francisco, el hombre que ha tocado en Lolapallooza y en otros escenarios grandes. Son un cañazo.

Martín: Es la segunda vez que vienen.

Nico: La primera vez fue con una banda uruguaya que se llama Cuatro pesos de propina.

Martín: Estaban armando la gira por Argentina y nos hablaron en primera instancia a nosotros. Van a hacer también Rosario y Córdoba. Este año ya estuvieron en Portugal y en Méjico. Es una banda que viaja todo el tiempo.

Nico: Nuestra concepción es no hacer una división tan tajante entre lo local y lo de afuera. Nos interesa resaltar la identidad de Paraná porque vivimos acá y nos encanta, pero nos gusta verlo como parte del mundo y como un lugar donde la gente pueda venir y flashearla lo mismo que nosotros. Ahora viene Francisco, el hombre con las mismas condiciones que les ofrecemos a las bandas de acá. Lo mismo cuando tocaron Lo’ Pibitos que venían de telonear a Bruno Mars en el Luna Park y tuvieron las mismas condiciones que tenemos para los artistas de acá.

Martín: Hablando de los formatos… tenemos otro que se llama Tropidélica que tiene que ver con la cumbia mezclada con todo. En ese marco, vino una banda que está radicada en Berlín.

Emi: Otro formato es La Bomba de Funk.

Nico: Lo que queremos es que el público viva lo mismo que nosotros, compartir la experiencia.

 

 

 

Este sábado 17 de agosto a partir de las 18 tendrá lugar la segunda edición del Festival de Invierno en Tierra Bomba. Los detalles del evento se pueden consultar en Facebook o Instagram

 

*Integrante del PID 3181 (FCEDU / UNER) “Escenas de la música urbana. Experiencias históricas y actuales del rock-pop en Paraná”

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Comentarios (1)
  1. Tucho dice:

    Gran lugar de noches unicas.Originalidad y creatividad. Dos elementos que escasean en la ciudad. No aflojen muchachos!

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