Matilda: música para desatormentarse

TEXTO FRANCO GIORDA

FOTOGRAFÍAS LUCRECIA RICCIARDI ROSENBAUM

 

 

El dúo electropop Matilda lanzó recientemente su séptimo disco Bailando en la tempestad. En su gira de presentación de la placa, la agrupación oriunda de Rosario, tocará en Paraná el próximo jueves 16 de noviembre a las 21 en La Vieja Usina (Gregoria Matorras de San Martín 861).

Las nuevas canciones de Matilda hablan del actual tiempo aciago, de lo extraña que se puede volver la vida y también del sentido que se le puede dar a la existencia en este mundo difícil. Así, en composiciones que abrevan en distintos géneros recorren temas como la alienación, la perplejidad, la melancolía, pero también la vitalidad de la rebeldía, el baile y la unión. Una de las posibles síntesis de esta propuesta se encuentra en el siguiente verso de «Una visión»: «en la tempestad otra respuesta podemos encontrar».

El material de difusión de la nueva producción propone, en este sentido, una serie de interrogantes en relación al actual contexto y a las piezas musicales que conforman el álbum: «¿Es posible auscultar la oscuridad y la incertidumbre de los tiempos que nos tocan vivir bajo la óptica del baile y la música pop? ¿Pueden las canciones catalizar el desasosiego y el hastío cotidiano en un baile liberador?». La respuesta, como ha ocurrido desde el inicio del dúo, se encuentra en la escucha (y en el baile) de la música compuesta por Juan Manuel Godoy e Ignacio Molinos.

 

 

No parece casual que Matilda tenga, justamente, su origen en medio de la crisis y el argentinazo de 2001. En este hito histórico y cultural se puede rastrear el impulso musical y poético de los rosarinos que ponen a bailar con temas existenciales, descripciones vibrantes y reflexiones críticas. Así es que, desde hace más de dos décadas, en los shows del dúo, los músicos y el público se fusionan en una experiencia estética que eleva los corazones sin despegar los pies de la tierra.

En particular, en Bailando en la tempestad Matilda transita el ítalo disco, el kraut rock y el retro lounge desde la propia identidad. El disco fue producido entre 2021 y 2023 y cuenta con la colaboración estelar de Lito Nebbia en la canción «Lejos del centro». También participaron músicos como Patricio Oneto, Natalio Rangone, Pauline Fondevile y La Negra «Sonido» Cerfoglio. El disco fue grabado en Mansión Mutante por Ignacio Molinos y en Estudio Oznerol por Lucas Lorenzo. La mezcla y el mastering estuvo a cargo de Carlos Altolaguirre en Estudios Penny Lane. La portada fue diseñada por Juan Manuel Godoy con la colaboración de Rodrigo Jávega.

A propósito de la producción y de la actualidad de Matilda, 170 Escalones dialogó con su vocalista Juan Manuel Godoy

 

¿Qué fue ocurriendo en los dos años de trabajo creativo?

El álbum arranca en plena pandemia. A distancia comenzamos a enviarnos ideas y demos. Además, luego ocurrió un hecho feliz, Nacho fué papá. Estos sucesos de alguna manera cambiaron un poco nuestro modo de trabajo. Ya no disponíamos de un tiempo ocioso tan extenso para trabajar como hacíamos antes en el estudio que Nacho tiene en su casa. Pero estuvo bueno porque nos dimos cuenta que podíamos seguir haciendo canciones con otro plan de trabajo; hizo que fuéramos más resolutivos y diéramos menos vueltas. También nos abrió a grabar y mezclar el álbum en estudios externos y trabajar en este proceso con otras personas, lo cual enriqueció el resultado final.

 

¿Cómo se dio la colaboración con Lito Nebbia?

En 2014 Nacho produjo artísticamente Mañana, homenaje a Los Gatos, un álbum donde diferentes grupos de la escena indie rosarina de ese entonces grabaron versiones del grupo fundador del rock nacional. Ahí quedó un contacto con Litto y Alexandra, su mujer. Cuando comenzamos a producir Lejos del centro, Nacho, como haciendo un chiste, dijo: «Estaría buenísimo que Litto cantara en esta canción». La idea se fue volviendo más seria y nos tiramos a la pileta. Le escribimos a Alexandra, porque Litto no usa celulares ni redes sociales, y ella nos hizo el lobby y lo convenció. El contacto fue a través de mails. Era una época donde todavía había restricciones de circulación por la pandemia, pero ni bien Litto pudo salir, lo grabó. Nos comentó risueño que el electropop era un género que nunca había abordado y que a sus fans les iba a parecer raro, pero quedó muy conforme con el resultado final, según le comentó a su productor Mario Sobrino.

 

 

¿Qué tiene de parecido y qué de distinto de las seis producciones anteriores?

Cada álbum que hacemos es una instantánea nuestra que refleja, por un lado, los aprendizajes en cuanto al oficio de hacer y producir canciones y, por otro, el de las inquietudes que nos movilizan como personas. Quizá veníamos de dos álbumes un poco más luminosos como El río y su continuidad e Imaginario Popular. Esos trabajos estaban atravesados por experiencias como la paternidad, la deconstrucción de los mandatos sociales, el amor por las canciones que habíamos escuchado de niños, entre otras temáticas. Bailando en la tempestad fue concebido en pandemia en un ambiente social y político enrarecido e incierto.

 

Matilda lleva más de 20 años de trayectoria independiente ¿a qué atribuís este sostenimiento en el tiempo?

Hay varios factores. El hecho de ser un dúo hace que todo sea más fácil a la hora de trabajar, de ensayar, de trasladarnos, de ponernos de acuerdo. Hubo un momento al principio de esta historia en donde nos propusimos que Matilda fuera para nosotros un espacio de felicidad. Creo también que hemos sabido valorar en cada momento los pequeños logros, sin desesperarnos por la notoriedad inmediata, entendiendo que el de la música podía ser un oficio como cualquier otro, que no era necesario emular el cliché del rock star. Siempre trabajamos con una ética de trabajo que prioriza lo afectivo por sobre cualquier otra cosa y eso a largo plazo fue generando una red afectiva con los demás que se va haciendo cada vez más fuerte y nos motiva a seguir haciendo esto.

 

¿Qué ves cuando mirás el recorrido que ha tenido el dúo hasta ahora?

De alguna manera veo el transcurrir de nuestras propias vidas. Cuando arrancamos a hacer esto yo tenía 23 años y Nacho 18, estamos en 45 y 40 ahora. Son muchas experiencias juntos, viajes, trabajo, momentos de creación conjunta y aprendizajes. Conocimos a nuestras compañeras de algún modo a través del grupo, hoy ambos somos papás, y nuestros hijos van a los recitales a vernos y nos encanta eso. Nos llena de orgullo que ellos puedan vivenciar eso que hacemos desde hace tanto y nos hace feliz. Creo que hemos sido coherentes a lo largo del tiempo, tanto en lo estético como en lo conceptual. Entendemos que lo más importante es el recorrido y las cosas y las personas con las que te encontrás en ese viaje. La idea es mantenernos haciendo esto, no tenemos una meta, un punto de llegada.

 

La discografía de Matilda se compone de siete álbumes, además de sencillos y remixes: Tres corazones rotos y un ordenador (2002), Formas de inventar nuestro destino (2005), Para ser movimiento (2008), Las acciones cotidianas (2012), El río y su continuidad (2016), Imaginario popular (2019), Bailando en la tempestad (2023).

Las entradas para el recital de Paraná que tendrá lugar el jueves 16 a las 21 se pueden adquirir acá.

 

 

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