7 de diciembre de 2024

Rastros hebreos en Entre Ríos

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO

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Doña Zulema toma mate en compañía, en la puerta del bar. Empieza a escucharse música desde adentro y un pizarrón en la esquina anuncia que ese viernes será noche de choris. El boulevard que une a la antigua estación de Gobernador Domínguez con la plaza central se va animando de a poco. La plaza, conocida como «la París entrerriana» por las calles que nacen desde allí en forma de cruz y en diagonales generando un diseño de tela de araña, queda frente al viejo hospital israelita Dr. Noé Yarcho (el primero de América del Sur) y a la sinagoga local. Villa Domínguez, en el centro de Entre Ríos, fue una de las aldeas de cabecera a la que alcanzó gran parte de la inmigración judía hacia fines del siglo XIX.

 

 

Para llegar a Domínguez hay que tomar la ruta 20 hacia el sur, desde la 130 a pocos kilómetros de Villaguay, y girar luego a la izquierda para entrar al pueblo por donde queda la aceitera. Cerca del bar de Tía Zule está la vieja construcción del Fondo Comunal; a su lado, el Hotel de los Inmigrantes que se erige como un precario galpón convertido en museo. Dentro hay rastros que sintetizan momentos fundantes, esperanzadores, intensos y movilizantes en la vida de los colonos. Algunas imágenes y antiguos carruajes dan testimonio de la cotidianidad de aquellos tiempos. Ese era el espacio en el que las familias debían esperar, una o dos semanas, hasta que se les asignaba un pedazo de tierra para trabajar, que deberían ir pagando en cuotas. Allí dormían, comían y socializaban por primera vez en suelo entrerriano. Domínguez fue fundada en 1890 como principal asentamiento de la Colonia Clara, la más extensa de la provincia, donde funcionó la cooperativa agrícola Fondo Comunal Sociedad Cooperativa Agrícola Ltd.

En diagonal al bar de Tía Zule se erige el establecimiento Los 2 Ases, también regenteado por una mujer: Beti. Extraño caso el de esa localidad con dos bares atendidos por mujeres, aunque entre ellas no se hablan por una antigua disputa. «Parece que una de ellas no quiso servirle un trago a la otra, pero eso fue hace como treinta años», explica Marisa, una bonaerense que se mudó al pueblo y transformó la última vivienda de Miguel Sajaroff, conocida como «la granjita», en una posada turística –El viejo manzano-, que limita con el trazado del pueblo y con algunas hectáreas de monte nativo.

 

 

Don Tula transita diariamente de ida y vuelta en su carro los cinco kilómetros desde Domínguez a San Gregorio, como cuidador del Cementerio de Sonnenfeld. Un perro lo acompaña en su rutina, primero a la par y luego de un trecho da un salto para sentarse a su lado. El camino que llega hasta la necrópolis se va transformando en una huella de campo con pastos en el medio, de los que escapan las perdices ante la presencia del humano. En el lugar están enterrados ilustres personajes como el doctor Noé Yarcho, que murió en 1912; el cooperativista Miguel Sajaroff; el escritor de las colonias Benito Bendersky; y León Sidi, funcionario de la Jewish Colonization Association  -que trajo a los inmigrantes de Rusia- a cargo de la Colonia Clara. Además, hay un sector de tumbas de niños muertos por la epidemia de Tifus de 1894, que se desató entre los inmigrantes del vapor Orione. Más allá del cementerio, San Gregorio es sede de la primera sinagoga en Entre Ríos, hoy abandonada y en proceso de expropiación por parte del Estado provincial.

No ha quedado mucho más que ruinas e historias de aquellos colonos pioneros. Viven unos pocos campesinos en San Gregorio y unas 1500 personas en Domínguez, de las cuales 23 son judíos. El resto ha ido emigrando ante la falta de trabajo. A pesar de esto, la localidad forma parte del circuito de colonias judías, al que cada año llegan turistas de todo el mundo tras los rastros hebreos en Entre Ríos.

 

 

El perímetro comprende también la ciudad de Villaguay, a 17 kilómetros de Domínguez, y los pueblos cercanos de Ingeniero Sajaroff, con su sinagoga transformada en museo, y Villa Clara, fundada en 1902. Cerca de Clara está Colonia Bélez, que había sido designada por la Jewish como campamento de entrenamiento en el que se instruía a los colonos en el manejo del arado, los bueyes y las tareas del campo. Clara tiene la estación de trenes en excelente estado convertida en Museo Histórico Regional, y conserva en funcionamiento la sinagoga Beith Iacob.

Un perro pasea por la estación de Domínguez mientras un caballo permanece atado cerca de las vías en Villa Clara. Zulema y Beti siguen despachando bebidas en sus lugares de encuentros, separados por el asfalto del boulevard Sajaroff de aquel pueblo por el que hasta hace unos años transitaba el Gran Capitan -formación ferroviaria de pasajeros que cubría la distancia entre Lacroze y Posadas-, y por el que aún ruedan vagones de carga con los cereales de hoy, tan lejos de los sueños cooperativos de los colonos del siglo pasado.

 

 

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Comentarios (3)
  1. Rosana Furrer dice:

    Hermoso relato. No dejen de ir al Museo de
    De Domínguez, allí, el sr. Osvaldo Quiroga, cuida con esmero objetos, fotos y documentos de la vida de la colonia . Toda una joya guardada con la delicadeza que merece.

  2. Maria Kossoy dice:

    Hermosos recuerdos de mi niñez en Basavilbaso. Mi papá vino de Rusia,mi mamá nació en Dominguez (su mamá austriaca,su papá ruso,murió en Basavilbaso) mi abuelo de parte de padre también murió en Basavilbaso . Mi madre de apellido materno Kafeisider y paterno Kardonsky mi padre David Kossoy. Cuando yo tenia 7 años y mis hermanos13,12 y 10 nos fuimos a vivir a Rosario , provincia de Santa Fe. Mi padre falleció a los 98 años y mi madre a los 93 y mi hermano mayor Simon Kossoy murió hace dos años ,a los 80 años. Yo tengo un hijo que ahora se va a vivir a Israel,con sus 4 hijos y tengo una hija que vive en Nueva York Mi esposo tiene 82 años ,se llama Marcos Karlin y yo Maria Kossoy tengo 75 años

  3. Gabriela jacob koselevich dice:

    Hola quisiera saber si alguien sabe de la familia koselevich en villa Dominguez

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