TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
Alberto Dietz pasa el verano a la sombra de un árbol en el cruce de Moreno y Corrientes. En una reposera plegable de tiras celestes, con su equipo de mate y una botella de agua, se dedica a vender sandías que exhibe en el carro estacionado en esa esquina. Si no llueve, ahí está desde las ocho de la mañana hasta que se le termina la mercadería, en una rutina que comenzó hace un par de años y que en tiempo estival le interrumpe su recorrido habitual repartiendo frutas y verduras a domicilio en la zona cercana al Macarone, barrio que habita.
De pantalones de jeans, camisa floreada, anteojos oscuros y sombrero celeste a tono con su reposera, Alberto, de 60 años, se entretiene un rato en la charla con 170 Escalones sobre los gajes de su oficio.
¿Cuánto hace que estás?
Arranqué en diciembre este año, cuando empezó la temporada de la sandía y el melón. El melón ya se fue, y le queda poco a la sandía.
¿De qué barrio sos?
Del Macarone, vine cuando era chico. Cuando me junté me fui a otro lado, pero ahora volví.
¿De dónde sos originalmente?
De Aldea Salto. Vinimos con mi vieja y mi viejo cuando yo tenía siete años. Vendíamos sandía en carro de cuatro ruedas tirado a caballo.
¿Tu familia era campesina?
Sí, como todo el pobrería del campo, nos vinimos a la ciudad a ganarnos la vida. Antes no había nada en el barrio, unos ranchitos así nomás.
¿Y la sandía de dónde viene?
De Corrientes, generalmente. Ahora trajimos de Concordia y Chajarí. Esta es de ahí.
¿Le comprás al camión que trae o al productor?
Uno de mis primos se encarga de eso. Compra en la chacra y contrata el transporte. Trae dos mil, dos mil quinientas sandías; pero somos varios, en distintos lugares: por Circunvalación, por la Escuela Hogar, por el Hipódromo. Cuando se va la temporada, se corta.
Y hay que dedicarse a otra cosa…
Sí, ahora viene la pera, la uva, la manzana nueva…
¿Te quedás en la esquina con la fruta?
No, tengo mi reparto de verduras, que ahora lo hace mi hermano. Siempre es familiar.
¿Cómo es el reparto?
Por las casas, con un carro y su balancita, su bolsita; se pesa y se le vende a la señora.
¿Van anunciando o caminan nomás?
Vamos caminando, ya tenemos la clientela, le golpeamos y te dicen si quieren algo o no.
¿Por dónde andás?
Todo por San Luis, Moreno, para allá arriba, las cortadas… Hace años que andamos con el reparto de verduras, como veinte.
¿Es a caballo el carro?
No, ahora no lo permiten más a caballo. Antes sí. Ahora hay que hacerse carritos así como este, tiramos nosotros, de a uno.
¿No se pone pesado?
Sí, pero bueno, hay que hacerlo. Acá a veces estoy desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la tarde con una galleta y unos mates, todos los días. Acá está lindo porque hay sombra, la fruta no se asolea.
¿Hacés lo mismo con la frutilla?
Tengo pensado venir en la temporada de frutilla, sí. La frutilla es como la sandía, hoy te ven y dicen “mirá, tiene”, y a los dos o tres días paran. Y las primeras vienen caras y desabridas y va mejorando.
¿Qué lleva la gente?
Esta temporada, más chicas que grandes. Por ahí corto y vendo una mitad o un cuarto. Pero todos los días traigo 30 o 40 y se terminan.
¿Si te quedás sin mercadería volves a buscar más?
No, ya está, ya está. Mañana volvemos. No hay que hacer mucha plata, porque sino no voy a saber qué hacer.
¿Tenés clientes fijos?
Sí, muchos. También he perdido algunos cuando la sandía vino mala. Es como un huevo de pascua, lo rompés y no sabés qué sorpresa te vas a llevar adentro. El correntino la trajo muy arenosa al principio, cuando está pasada se pone arenosa, y la gente la quiere jugosa y dulce. Yo le dije, pero no nos reconoció nada. Eran dos mil y pico de sandías. Es como toda fruta, por ahí ves una naranja hermosa y te sale seca, una uva enorme y no se puede comer porque parece un corcho. Ya no viene la fruta como antes.
¿Como llevás el calor?
Y… hace calor, te la tenés que bancar sentado en el silloncito. Hay que estar, esto no es joda, es sacrificado.
¿Qué pensás mientras tanto?
Pienso en el precio en el que va a venir la semana próxima, en el negocio, si conviene seguir trayendo… Por ahí la gente cree que porque uno está sentado ahí, dice “mirá qué fácil”, pero tenés que estar esperando y por ahí vienen y te piden media sandía. Por ejemplo, íbamos a traer un chasis de 1500 pero ya nos pidieron mucho y hay que venderla a 8 o 10 mil, ya es más difícil que salga.
¿Cuánto dura la sandía?
Desde que la cortás de la planta, 15 días, después se pone arenosa. La cortás y al otro día ya está acá. Yo, más de una semana no la tengo, gracias a Dios se vende. Trato de vender barato nomás para ganarme el día, me entendés, y no matar a la gente, sino no viene más. Si vos lo matás con una sandía, te la va a comprar, pero después no viene más. Si la vendés medio barata como para ganar el día, ya está. Con que gane 30 mil pesos agarro el carrito y me voy tranquilo para mi casa. Ya me alcanza.
¿Los vecinos te dicen algo por estar acá?
Todo bien con los vecinos. La Municipalidad sí anduvo, no quiere que pongamos fruta en la vereda, por eso el carro está en la calle. Está complicado con la municipalidad, no deja trabajar a la gente.
¿Qué se ve desde esta esquina?
Veo que se cagan a puteada y se quieren boxear, están todos relocos. Acá hacen falta semáforos. Un desastre, loco. Por ahí viene mi hermano a la tarde a tomar unos mates y hacerme compañía y nos cagamos de risa, está loca la gente.
¿Hasta cuando le vas a meter a este laburo?
Hasta que nos de el cuerpo, hermano. Así como voy, voy bien, ando todavía.
Hay gente mayor que recuerda que antes la sandía venía en barco y se compraba en el puerto.
Sí, sí. Viví esa época. Con mi viejo andábamos en el carro de cuatro ruedas, con dos caballos toscos. Íbamos al puerto a buscar sandía. Yo habré tenido 10 años. Y también nos íbamos hasta Oro Verde y de ahí para abajo, había un hombre que sembraba. Allí en la panadería hay un carro que tienen de adorno, igualito. Cargado con sandías volvíamos, y los pingos le metían.
¿Acá no se siembra más?
En Villa Urquiza. Traje en un viaje, pero no vino bien este año, media palidona. La mejor sandía que viene es de La Salada, Corrientes. La de Chajarí está buena. Yo no soy de comer, casi.
¿Qué fruta te gusta?
La pera. Y la manzana grande, cuando es nueva.
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