TEXTO FRANCO GIORDA
FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Una noche de septiembre de 2016, el astrónomo aficionado Víctor Buso apuntó como de costumbre su telescopio hacia lo profundo del espacio. En un infinito de posibilidades, su puntería fue extraordinaria. Desde el observatorio que construyó en la terraza de su casa en Rosario, este cerrajero de profesión había hecho foco en la explosión de una estrella. Él fue el único ser humano en captar las primeras imágenes de esa supernova, tal como se denomina a este tipo de suceso astronómico. Ante la presencia de esta manifestación en el cielo, dio los avisos pertinentes a la comunidad científica internacional.
Esa comunicación rebotó en Japón, desde donde notificaron de la novedad a los astrónomos profesionales Melina Bersten y Gastón Folatelli, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). «Me llegó un telegrama sobre la detección de una supernova temprana. Al principio, no le di mucha importancia pero cuando me enteré que se trataba de un astrónomo aficionado de Argentina, me despertó un interés particular», contó la mujer a 170 Escalones. A través de un colega, se conectaron con Buso para constatar el grado de importancia de la observación que había hecho. Al poco tiempo de iniciada la teleconferencia por Skype con el mecánico de las cerraduras, los profesionales se dieron cuenta que el amateur había hecho algo verdaderamente grande: tenía imágenes con una frecuencia de segundos desde los primeros momentos de la explosión. Esto nunca había ocurrido antes.
El 14 de febrero de este año, luego de una intensa evaluación llevada adelante por tres arbitrajes, fue publicado el artículo científico, autoría de los mencionados astrónomos, en Nature. «Es muy difícil publicar en esa revista. Más aún si la filiación es argentina. Una astrofísica mujer no publicaba desde 1970 y los varones son contados con los dedos», reveló Bersten y añadió que eligieron Nature porque «es un resultado impactante y es la revista más prestigiosa del mundo. Sirve para el reconocimiento de Victor y la consolidación de nuestro equipo de trabajo».
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CONEXIÓN LOCAL. Por su parte, Cecilia Segovia, profesora de francés de Paraná, participó (un poco por azar pero principalmente movida por el motor de la curiosidad) del proceso de divulgación de la noticia a nivel nacional,. La historia la cuenta ella misma: «Los investigadores son íntimos amigos de mi primo con quien yo estaba en Estados Unidos el día que se publicó la revista. Había ido a Nueva York a visitar a mi hijo que se encontraba de intercambio. Nos pidieron conseguir todas las publicaciones donde levantaron la noticia. Coincidió también que el consejero de mi hijo tiene una mini empresa de comunicación, por lo tanto es corresponsal de muchos medios de Estados Unidos. En consecuencia, nos volvimos con todos los diarios en versión papel donde estaba la novedad. Llegué muy movilizada y me dieron ganas de ir a mirar el cielo».
Al regresar de su viaje, le propuso a su compañera de curso Roxana Kauffman, con quien transita el tercer año de la Tecnicatura en Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), dedicar el trabajo final del Taller de Diseño y Gestión de Proyectos Culturales a la difusión del descubrimiento de la supernova en la capital entrerriana. «Las clases empezaron en marzo y nos dijeron que teníamos que llevar a cabo un proyecto. Sabía que este año los astrónomos iban a ocupar su tiempo en difundir el trabajo, entonces los llamé y pactamos para septiembre. Para la materia hicimos todas las entregas pero se nos vino el tiempo encima y tuvimos que adelantar algunas cuestiones como la parte de imágenes y marketing. Por suerte, una de nuestras compañeras es diseñadora y conociendo cómo venía la mano pudo interpretar lo que nosotros queríamos. Está bueno que esto surja en el seno de la carrera y entre los mismos compañeros», dijo.
La propuesta fue titulada Supernova, el nacimiento de una estrella. En este marco, desarrollaron argumentos para relacionar la especificidad de la gestión cultural con la divulgación científica. Entre otras cuestiones señalaron que «cada átomo de carbono, oxígeno, calcio, hierro que compone nuestro cuerpo, nuestros tejidos, nuestras células, nuestra sangre; cada átomo que compone cada objeto y cada cuerpo vivo o inerte aquí en la Tierra, se formó en el centro de alguna lejana estrella en el pasado» y agregaron «esa constatación no puede dejar indiferente a nadie. Conocer lo que hay y lo que pasa allá afuera es tan importante como saber lo que hay y lo que pasa aquí en la Tierra». A su vez, añadieron que «la importancia de la astronomía está en que, gracias a los avances científicos actuales, podemos atisbar luz al conocimiento de nuestro origen, no sólo del planeta, sino del propio ser humano».
Su propósito general es promover el acceso al conocimiento universal y favorecer el desarrollo de redes que unan a astrónomos aficionados, educadores, científicos y profesionales de la comunicación mediante actividades locales, regionales, nacionales e internacionales. Con igual ímpetu, buscan aportar a la paridad de género dentro del mundo científico.
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CONFLUENCIA. Bersten llegará a Paraná junto al también astrónomo Gastón Folatelli, convocados en el marco del proyecto de Segovia y Kauffman, para referirse a las características sobresalientes de la supernova SN2016gkg. En la charla darán cuenta de la historia que los unió con Víctor y de lo impactante del descubrimiento, dada su baja probabilidad. En este sentido, pondrán en contexto y destacarán el valor científico de lo realizado.
El moderador de la exposición será el presidente de la Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), Luis Trumper. La charla, destinada a todo público, será este viernes 28 a las 20 en el Instituto Audiovisual de Entre Ríos (IAER), Gegreoria Matorras 880, con entrada es libre y gratuita. Por la mañana, a las 10 habrá otro tipo de encuentro dedicado al mismo tema en Puerto Ciencia, Racedo 501, destinado a las escuelas.
La actividad tiene el respaldo de las Facultades de Ciencias de la Educación y de Ingeniería de la UNER, la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP, Puerto Ciencia, Conicet, AEA y el IAER.
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ANTECEDENTES. Melina Bersten es docente e investigadora del Conicet en el Instituto Astrofísico de La Plata. Se doctoró en Chile donde se ocupó de modelar objetos astrofísicos; en particular, las supernovas (que poseen características parecidas al Big Bang, es decir, al origen del universo). Según explicó, en Japón se interesaron por su trabajo y allí estuvo investigando durante cuatro años. Volvió a Argentina en 2014 y al poco tiempo se encontró con el descubrimiento de Buso. «Fue una gran coincidencia. No hay en Argentina expertos en supernovas como nosotros. De no haber estado acá, el hallazgo hubiese estado dirigido desde otro lado».
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