TEXTO FRANCO GIORDA
FOTOGRAFÍAS IREÍ BERDUC
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Las quemas sistemáticas de las islas del Paraná se han instalado como parte del paisaje contemporáneo y apocalíptico que se recorta en el horizonte fluvial. Este cuadro dantesco es la prueba de la destrucción del ecosistema que contiene la vida tanto de la humanidad como de las otras especies en esta parte del mundo. Así es como se impone un modelo de explotación agropecuaria e inmobiliaria que implica no solo un atentado al ambiente sino también mayor concentración y desigualdad. Como signo ineludible de esta barbarie, el humo y las cenizas llegan a las ciudades costeras interpelando a la población.
Enzo Culasso de la Multisectorial por los Humedales da cuenta, ante la consulta de 170 Escalones, de esta situación del siguiente modo: «El principal motivo (de las quemas) es la sequía extrema que atraviesa hace más de dos años la cuenca del Plata y nuestro río Paraná. Esto es uno de los signos más claros del cambio climático y consecuencia del modelo de producción agrícola que hace cambios en el uso del suelo con deforestaciones que nunca han parado de avanzar y terminaron por generar una ruptura en el ciclo hidrológico que afecta la formación de nubes».
A su vez, las quemas «generan material particulado en suspensión que repercute en la calidad del aire que, una vez inhalado, afecta directamente y de manera generalizada nuestra salud en diversas escalas; ante todo por la disminución del oxígeno en sangre», señaló el ambientalista.
El rechazo
Este escenario ha provocado que ciudadanos y ciudadanas se manifiesten cada vez con mayor contundencia. Por ejemplo, las protestas en Rosario, una de las ciudades más afectadas, son las que expresan más palmariamente el estado de alerta e indignación en el que se encuentra buena parte de la población. La ciudad del sur santafecino es la más perjudicada dado que el enlace vial con Victoria ha posibilitado que el ganado llegue por tierra. De todos modos, la mancha negra de los incendios se expande por la línea del río. Así, también en Paraná, la Multisectorial por los Humedales se originó en 2020, cuando las cenizas cubrieron la capital entrerriana.
Al principio, las acciones consistieron «en la difusión de información para que la comunidad tome conciencia de la importancia de estos ecosistemas para nuestra calidad de vida, acompañado de denuncias a los sectores que identificamos como responsables de lo que sucede; principalmente al Estado Nacional, Provincial, los Municipios y al sector productivo. Hemos realizado diversos pedidos de acceso a la información pública ambiental para conocer cuestiones como el Plan de manejo del fuego o el uso de las tierras públicas en el Delta, que son más de 300 mil hectáreas», afirmó Culasso. A su vez, participaron de la Marcha de los humedales hacia el Congreso de la Nación y también suelen realizar charlas en las escuelas para dialogar con las generaciones jóvenes, quienes tendrán que lidiar con esta grave cuestión en los próximos años.
«La Multisectorial Humedales es un espacio diverso donde hay lugar para la ciudadanía en general, sobre todo jóvenes. También participan asambleas, organizaciones civiles y, en menor medida, partidos políticos. Nos consideramos un espacio autoconvocado, asambleario y apartidario», describió Culasso.
Algunas de las manifestaciones llevadas adelante por este colectivo han sido referidas por este medio. Por ejemplo, una movilización en 2020 en la que se demandó por la aprobación de la Ley de Humedales o el Festival por el agua, motorizado por el músico Carlos Aguirre en la que la comunidad de artistas se convocó en torno a la causa de la preservación ambiental.
La última intervención pública fue la marcha desde la Casa de Gobierno hasta el túnel subfluvial el pasado sábado 22 de octubre, donde se realizaron cortes de tránsito de cinco minutos, de manera intermitente. Esta movida se produjo luego de que las llamas consumieran buena parte de la isla Santa Cándida ante los ojos de todos y todas. Cabe agregar que, en ocasión de este incendio, la Municipalidad de Paraná también denunció, en sede judicial de la vecina provincia, que esas quemas son un elemento nocivo para la salud y que con las mismas se cometieron delitos contra la seguridad pública, la seguridad del tránsito y de los medios de transporte y comunicación. «Hace dos años venimos denunciando estos hechos, que son ilícitos y generan daños irreparables, en medio de una sequía extrema que nos afecta a todos», dijo al respecto el intendente Adán Bahl.
Sobre la decisión de la Multisectorial de marchar al túnel, Culasso explicó que «es la expresión de un hartazgo» y agregó que «hubo una recepción muy positiva por parte de la ciudadanía que se sumó tocando bocina, manifestando conocer el porqué de la acción y repudiando las quemas que vienen afectando la salud de toda la población».
Por su parte, Nadia Burgos de la Red Ecosocialista del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), afirmó a 170 Escalones que «venimos de una acción muy importante, de una caravana y corte del túnel, que fue intermitente e informativo. Ahí sentimos un acompañamiento muy particular de quienes pasaron por el lugar. Creo que hay un camino de ascenso en la comprensión de las consecuencias que las quemas generan. Aunque no se viva masivamente en las calles, por ahora, la aprensión de la problemática es cada vez mayor porque la situación es cada vez más crítica».
Kaia Edling de la Asociación Civil Barriletes también participó de la marcha y dijo que la consigna sobre la necesidad de una Ley de humedales quedó muy clara. «Todos los vehículos que participaron llevaban banderas y carteles, lo mismo les ciclistas. Hubo batucada y volanteada. El clima era pacífico y de buena onda. Ni siquiera un solo automovilista expresó algo en contra de la manifestación. Todo lo contrario, tocaban bocinas de apoyo o aplaudían. Hasta la gente que viajaba en los micros de larga distancia agitaba los brazos en respaldo de la protesta», contó. Según opinó, la razón de este acompañamiento es que «es muy bochornoso que esté ocurriendo semejante locura».
Otra de las organizaciones presentes fue Eco Urbano. Vanesa Zendher, integrante de esta entidad ambientalista, señaló que «estuvimos acompañando a la Multisectorial por los humedales en la movilización y corte del túnel porque es urgente parar este ecocidio que, a pesar de las graves advertencias que vienen haciendo científicos e investigadores a nivel global y regional, no se detiene. Sigue siendo más importante el lobby de los agronegocios que todas las formas de vida de las y los que habitamos estos territorios». Finalmente, aseveró «en el corte se pudo visualizar y sentir el apoyo de las personas que circularon por el túnel; el reclamo de una ley de humedales ha sido tomado no sólo por las organizaciones ambientalistas sino por gran parte de la sociedad. La movilización de la comunidad se torna fundamental para que los legisladores se pongan a la altura de las circunstancias, en un contexto de crisis climática global».
La ley que no se trata
Son varios los proyectos legislativos presentados en vistas a frenar la destrucción. Sin embargo, la mayoría de los legisladores y legisladoras demoran su tratamiento, Culasso dijo: «hace más de 10 años que se vienen presentando proyectos y ya se ha perdido el estado parlamentario en tres ocasiones. En la actualidad, hay 12 proyectos ingresados, además del Proyecto de ley que cuenta con el amplio consenso de la ciudadanía, la academia y la ciencia. Esta iniciativa tardó cuatro meses en tener el giro a las comisiones respectivas y cuando se logró el acuerdo político para un plenario de esas comisiones, con vistas a lograr un dictamen unificado, vimos un recrudecimiento del lobby en contra de esta Ley que quizás es una de las leyes ambientales más resistidas de la historia argentina. Esto viene de la mano de la agroindustria principalmente y también de la minería y el sector inmobiliario».
A propósito de esta situación legislativa, Nadia Burgos expresó que «vivimos en una crisis constante y lamentablemente si no cambiamos de rumbo, el humo va a ser una cotidianeidad. En este marco, es criminal que no avance la Ley de Humedales. Quienes gobiernan y quienes legislan juegan con esos tiempos donde el humo se disipa porque, a decir verdad, hoy batallamos contra el humo de las islas y contra el humo de los discursos de los gobiernos. Por ejemplo, el Frente de Todos decía en campaña: “Sí a la Ley de Humedales”, pero hoy es parte del lobby que la cajonea. No podemos ser ingenuos o reduccionistas. El lobby viene del modelo productivo y económico en su conjunto. No es una parcialidad, es el agronegocio, la ganadería a gran escala, los negociados inmobiliarios y la mega minería. La ley de Humedales no sólo es un problema para el agronegocio y las desarrolladoras inmobiliarias en el Delta, lo es también para la megaminería de litio en el norte. O sea, lo es para los planes del FMI (Fondo Monetario Internacional) en el país. Por eso no nos da lo mismo cualquier ley, necesitamos una que permita desarrollar otro camino, uno al servicio de recuperar, reparar y preservar los humedales, como lo sostiene el proyecto consensuado por cientos de organizaciones. Es decir, un camino que marque la brújula para un cambio de modelo. Es hora que se escuchen las voces de las poblaciones y se defienda la biodiversidad y la vida porque sin humedales no hay presente ni futuro».
La ciudadanía en sus diversos modos de organizarse y participar ha comenzado a subir la escala de la resistencia frente la destrucción de los biodiversidad en pos de un modelo que beneficia a un sector concentrado y que es funcional a intereses que no son los de las mayorías que habitan este territorio. Así como, en su momento, las manifestaciones populares frenaron la instalación de una represa en el Paraná medio y se logró una norma provincial que prohíbe este tipo de obras, en la actualidad el desafío parece ser vislumbrar una salida que no atente contra el medioambiente y no afecte la salud y la integridad de quienes viven en el litoral.
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