13 de noviembre de 2024

Budasoff, entre la escritura y la edición

TEXTO FRANCO GIORDA

FOTOGRAFÍAS RAÚL PERRIERE – SUBSECRETARÍA DE CULTURA MUNICIPALIDAD DE PARANÁ

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Eliezer Budasoff se fue de Paraná hace ya varios años. Sin embargo, su presencia, de algún modo, se mantiene en la ciudad. La distancia con los destinos que ha recorrido no ha hecho mella en una audiencia que conoce sus producciones periodísticas, sigue sus ocupaciones vinculadas a la comunicación y está atenta a sus oficios terrestres. Tal cual una comunidad se mantiene pendiente del derrotero de un valor deportivo local a lo largo de una carrera internacional, el público, lector y escucha de esta comarca – que ha sabido albergar grandes periodistas en distintos momentos de la historia – lo asume como un referente propio que llegó a las grandes ligas.

Eliezer comenzó su recorrido en la revista Análisis, a los 19 años. Entre otras cosas, compuso para esa publicación contratapas memorables (que para muchas personas era lo primero a leerse del semanario) y que, con la perspectiva que da el tiempo, pueden considerarse piezas de colección. También ejerció en el Diario UNO y escribió para periódicos de organizaciones ambientalistas. En Paraná, a su vez, fue parte de la entrega radial Eva me ama y del programa televisivo Las nubes. A los 27, se mudó a Rosario. Allí estuvo trabajando en La Capital, mientras mantenía algunos de los laburos de Paraná, hasta que emprendió un viaje por América Latina durante un año y medio con el objetivo de itinerar y escribir crónicas. Más tarde, se fue a Perú para editar la revista Etiqueta Negra. Después de dos años y tres meses en esa prestigiosa publicación de alcance continental se convirtió en el director editorial del New York Times en español. Una vez que este medio dejó de publicarse, pasó a ser el responsable de la edición de proyectos especiales del diario El País en América. Este puesto lo ocupó hasta el pasado 3 de febrero. Actualmente, vive en Méjico y se dedica a la co conducción y edición del podcast El hilo.

En medio de esta deriva obtuvo el certamen Nuevas Plumas de Méjico en 2011 con El hombre que se convirtió en espejo; fue finalista en 2016 del premio Gabo de la Fundación creada por Gabriel García Márquez con la crónica El señor de las papas; y, finalmente, ganó ese galardón en 2021 como editor del texto La masacre de Tamaulipas: El sueño americano muere en México.

Hace pocos días estvo de visita en Paraná y participó, el viernes 10 de marzo, de la charla De la crónica al podcast que tuvo lugar en el auditorio Rodolfo Walsh de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, organizado por la Editorial Municipal y la mencionada unidad académica. En esta instancia fue presentado por la decana Aixa Boeykens y entrevistado por el director del sello oficial, Julián Stopello.

 

 

El encuentro fue propicio para anunciar la convocatoria Entre Ríos en crónicas que organizan las entidades mencionadas. La propuesta, según se expresó, busca ser un móvil y un incentivo para que periodistas, estudiantes de comunicación social, escritores, docentes o interesados en general puedan presentar textos que recuperen historias y protagonistas de la provincia. La crónica elegida será publicada en medios como Cicatriz, Barriletes, Charco, El Miércoles digital, 170 Escalones y su autor o autora recibirá la suma de 150 mil pesos. Además, habrá premio económico para el segundo (80 mil pesos) y el tercer puesto (50 mil pesos). Las bases se darán a conocer a la brevedad. Está estipulado que las obras serán recibidas a partir del 10 de abril hasta el 10 de julio.

 

Erudición periodística

En este marco, Eliezer contó sus experiencias en torno al periodismo narrativo y compartió criterios y herramientas de la escritura y la edición, tanto para gráfica como para el formato audible.

En cuanto al pasaje transitado en el ejercicio periodístico desde alcance regional hacia la trascendencia internacional dijo: «El salto se dio cuando gané el premio Nuevas Plumas con una historia de Entre Ríos. Una historia que me contaban mis compañeros de trabajo cuando arranqué en Análisis. Todos hablaban de Nahuel Maciel». Éste es el protagonista de la referida crónica El hombre que se convirtió en espejo, donde cuenta las andanzas de Maciel que incluyen entrevistas inventadas con personalidades de la talla de Gabriel García Márquez, Carl Sagan, Umberto Eco, Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti y que logró que sean publicadas, como reales en el suplemento de Cultura de El Cronista Comercial entre 1991 y 1992. Con gran audacia, en tiempos previos a internet, logró embaucar a los responsables de ese diario y al público.

En un fragmento de la crónica de Eliezer se lee: «el joven Nahuel Maciel presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires Elogio de la utopía, una recopilación de conversaciones con García Márquez que no eran reales, prologada por un texto del escritor uruguayo Eduardo Galeano que Galeano nunca escribió, con un prefacio a cada capítulo plagiado, palabra por palabra, de un libro del sacerdote argentino Mamerto Menapace, a cuyos textos sólo les había cambiado la palabra “Dios” por “Utopía”».

Con ese trabajo «logré que me publicaran en medios como Etiqueta Negra, Gatopardo, ADN La Nación, Rollings Stones con una historia local» contó Budasoff. Si bien a lo largo de la charla resaltó la necesidad de buscar las historias en el territorio de pertenencia, antes de comenzar a escribirla, temía que la historia que había elegido ya estuviese lo suficientemente contada o fuera demasiado conocida como para darle entidad de crónica. Sin embargo, «Leila Guerreiro dice que no hay una historia que ya haya sido contada. Todas las historias pueden volver a contarse. Esto hizo que mi trabajo se conociera fuera de las fronteras locales. En medios de periodismo narrativo de alcance continental», señaló frente al auditorio poblado tanto por viejos conocidos como por jóvenes que están dando los primeros pasos en la carrera de comunicación social.

 

 

En cuanto a los extremos de lo local y lo global, también dijo: «Para mí no ha cambiado nada entre escribir para el UNO y el New York Times. Cambió la exposición, pero el nivel de obsesión que yo le ponía a, por ejemplo, Punto y coma, el suplemento mensual que publicaba en el UNO, es el mismo. Siempre tuve la suerte de encontrar grietas que me permitiesen hacer eso. Cualquiera de las cosas que publicaba acá se podrían publicar en un gran medio y no habría un gran desbalance de calidad. Entonces, lo único fue encontrar el espacio que me pertenecía».

 

Otra perspectiva

La conversación entre Julián y Eliezer transitó desde el ejercicio de la escritura al de la edición. Sobre este último trabajo, Budasoff dijo: «editar implica trabajar, por ejemplo, nueve meses en un texto que no lleva tu firma. (En Etiqueta Negra) había textos que los investigábamos toda la redacción. Cada cambio se discutía con el autor, pero era una construcción colectiva. Ahí descubrí que me encantaba editar sin tener problemas de ego. Era una gran forma de ganarme la vida sin tener que producir todo el tiempo».

A su vez, esta inmersión en la edición «rompió mi relación con la escritura porque tenía mucha carga analítica sobre cada texto y sobre lo que tenía que ser. También con la lectura porque no podía leer casi nada que no tuviera que ver con el laburo. Después recuperé nuevamente el placer de la lectura».

 

 

Podcasts

Por otra parte, también se refirió a su actual ocupación vinculada a la producción de materiales sonoros. «Me sentí seducido por el formato de audio para hacer periodismo», sostuvo y agregó «el formato vive un boom. Se disparó durante la pandemia. Para hacer periodismo narrativo es una de las mejores formas posibles porque espontáneamente nos contamos historias. Tiene la intimidad de una voz hablándote al oído. Lo bueno es que podés escuchar y hacer otra cosa. Salir a caminar, lavar los platos o viajar. El audio ha reemplazado la avidez por las crónicas largas».

Con respecto a las diferencias con la gráfica señaló que «el testimonio en audio es imposible de traducir en papel. La potencia de escucharlo le agrega una dimensión más al periodismo narrativo».

Finalmente, identificó una diferencia entre los discursos escrito y oral. En el caso de las producciones sonoras es necesario acompañar al oyente y recordarle frecuentemente de qué se está hablando. Esto mismo no es pertinente para una nota gráfica dando que el tipo de vínculo y atención que se establece a través de la lectura es de otra naturaleza en la que no son pertinentes los repasos y llamados de atención.

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