TEXTO Y FOTOGRAFÍAS JOHANNA PELTZER

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Quienes habitan y conviven en el bulevar Racedo de la capital entrerriana se organizaron para frenar la obra de ensanche que pretende hacer el municipio. Bajo la consigna «Este árbol no se va», se reunieron para debatir, juntar firmas y «hacer guardia» por si aparecen máquinas.

La calurosa tarde de domingo encontró a los vecinos de bulevar Racedo autoconvocados y analizando la problemática que los tiene de protagonistas. Es que la Municipalidad de Paraná licitó y buscó poner en marcha la repavimentación y ensanche de la calle, que prevé la tala de los árboles que allí se encuentran.

Con una intervención artística en todas las especies de la cuadra y en el pavimento, habitantes y participantes de diferentes organizaciones ambientales y políticas que se sumaron al reclamo, hicieron una asamblea para debatir cómo detener la obra y qué propuesta acercarle al municipio. Además, iniciaron una junta de firmas para presentarle al intendente Adán Bahl.

El principal reclamo es no haber sido consultados por las autoridades: «Nosotros nos enteramos por los medios de la obra. Acá nunca vinieron a preguntar nada», aseguró Silvina Grubert, una de las cabezas de la asamblea. «Pretenden talar todos los árboles para solamente ampliar la calle, cuando tenemos otros problemas en el barrio que son las cloacas, no la circulación», agregó.

«Nosotros queremos que la ciudad crezca de la mano de la salud y el ambiente, conservando los espacios verdes que tenemos y multiplicándolos, no rompiéndolos. Si plantan árboles tenemos que esperar 100 años para que estén como ahora. No estamos en contra de la infraestructura, queremos infraestructura verde», indicó Diego Grubert, otro de los autoconvocados.

El conflicto inició días atrás cuando se anoticiaron de la obra y elevaron un petitorio. Sin embargo, al otro día aparecieron las maquinarias de la empresa que ganó la licitación. Tras un largo intercambio entre las partes, la Municipalidad de Paraná «prometió» suspender la construcción hasta que se llegue a un acuerdo.

Ahora, el barrio quedó adornado por la lucha: «Últimos días de sombra, nos cortan», «Árboles = oxígeno», «Amamos nuestro barrio», «No al cemento, sí al verde» y «Si yo vivo, tú vives» son algunas de las frases que rezaban los carteles colgados de las ramas. Además, sobre calle Rocamora el asfalto reflejó un «Basta de talas» con pintura.

Una de las vecinas de la cuadra, Paola Peltzer, bióloga, explicó muy bien por qué es tan importante mantener los árboles en la ciudad: “Racedo es uno de los pocos pulmones verdes que quedan en Paraná con diferentes especies nativas y exóticas. Nos dan oxígeno, disminuyen la temperatura, son el refugio de aves que hoy en día ya no saben dónde percharse, reducen la presión arterial y alivian las depresiones. Si reforestan, mínimo hay que esperar 15 años para que un árbol sea juvenil, después son muchísimos más. Hay otras alternativas para agilizar el tránsito, como disminuir la circulación por esta arteria y llevarla por otro lado que ya haya sido deforestado. Este lugar no se tiene que tocar», aseguró la investigadora del Conicet.

Por su parte, otro de los manifestantes, Alejandro López, expresó: «Para nosotros esta obra es nefasta. Nos afecta en lo psicosocial, en la salud, en lo energético pero lo ambiental es devastador: contabilizamos 155 árboles de diferentes especies en 500 metros, desde Ramírez hasta Avenida de las Américas, y todo eso se quiere sacar. Por eso estamos movilizados».

En el inicio de la semana, los vecinos aguardarán por una reunión con las autoridades de la Municipalidad para lograr llegar a un consenso y evitar la tala del «túnel verde de Racedo», tal como lo nombró uno de ellos debido a la forma en que los árboles que se tocan entre sí a la altura de las copas. Mientras tanto, están en estado de alerta, «haciendo guardia por si algún motor aparece».