TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍA MALALA HAIMOVICH
La obra Vida y Vuelta (de dos payasos) abrirá el ciclo Un domingo de teatro en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina, el 2 de febrero a las 21, con entrada libre y gratuita por orden de llegada hasta completar la sala.
La iniciativa es impulsada por la Secretaría de Cultura de la Provincia que se propone acercar obras entrerrianas y de la región, al mismo tiempo que generar nuevos públicos.
Vida y Vuelta… es la historia de dos personas que se encuentran y lo cuentan, poéticamente con una nariz roja. Manso y Patota son dos que andan juntos desde toda la vida, como tantos otros dos que andan también. Se pasan cerca, se van de viaje, se buscan la vida, se multiplican, envejecen juntos y se van de viaje de nuevo. Cada vuelta es tiempo vivido, expresa la sinopsis. «Para Tete (Caridad) y para mí una de las mejores síntesis que hemos logrado de nuestro trabajo en cuanto a las formas que usamos para construir la escena, a los recursos, al código», le dijo Paula Righelato a 170 Escalones. «Por ejemplo, no tenemos texto prácticamente, sino que es muy físico, con mucho cuerpo», agregó.
«Si bien nosotros somos actores y hacemos una diferencia cuando hablamos de payasos, el clown tiene que ver con cómo conectamos con el público, con esta cuarta pared, cuando te ponés la naríz. La obra es una partitura casi bailada, que cuenta nuestra vida desde niños hasta hijos», explicó Righelato. Para la creación, Paula y Ezequiel trabajaron con Julieta Daga, una maestra de clown de Córdoba. «En la obra usamos recursos del circo, como los zapatos viejos, los zancos, las acrobacias y sus chascarrillos habituales, que es lo que más nos divierte», confesó la actriz.
El trabajo en una asistencia técnica con Daga comenzó después del 2020. «Habíamos generado mucho material y le pedimos que nos dirigiera en una obra nueva. Planificamos ir a Córdoba y que ella viniera para acá. Fueron así los primeros nueve meses de trabajo. Después pensamos en alguien que trabaje con nosotros desde Paraná y que maneje nuestra misma palabra, entonces lo llamamos al Leo Bogado, que tiene una mirada muy clavada, muy justa sobre lo que queremos contar», detalló Paula.
Julián Dal Coletto, que se ocupó de la producción musical, estuvo en varios ensayos. «Con esa info sobre como estábamos construyendo se fue a hacer su parte creativa», compartió Righelato. «La escenografía y mirada estética es de Andrea Fontelles, Silvina Fontelles y Clorinda Mateos, que imaginaron todo ese mundo. La verdad es que la forma en que pintaron la obra te lleva a un tiempo capaz lejano. La obra tiene recursos que atrapan, como la calesita», anticipó. En este sentido, la pareja autoral entiende que se trata de una creación colectiva vinculada a una forma de hacer teatro con una identidad propia y genuina. Por eso la dirección es compartida entre Julieta Daga y Leandro Bogado; el diseño lumínico es de Oscar Beto Lescano; el dispositivo escénico de Leandro Bogado; la fotografía dea Malala Haimovich; la gráfica de Regina Righelato; y la producción de Mariela Alejandra Bogado. Todo con el sello de la Compañía Teastral (Paraná).
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